Finales anticipados (8)

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Habían decidido que lo mejor que podían hacer era conversar sobre el asunto a puertas cerradas con un almuerzo y eso fue lo que hicieron, hablando largo y tendido sobre el tema.

— Esas chicas no me gustan —Dijo Lena Smith—. Nunca me gustaron, en realidad. No sé si se han dado cuenta de las actitudes de esa María Jugovic.

— Te entiendo perfectamente —Comentó Constanza Müller.

— Yo pensé que era solo idea mía que esa chica era desagradable —Dijo Fanny Silverstein—. Lo único que lamento es que no hayas hablado sobre el tema a tiempo, ya que sí o sí pudimos haber hecho algo.

— Ya es un poco tarde para eso —Dijo Lena Smith—. Yo creo que lo mejor que podemos hacer es inscribir a las chicas. De cara a la segunda mitad de la temporada habría que pensar en reestructurar el el equipo, no sé que opinan.

— Lo que tú digas —Dijo Fanny Silverstein—. Mal que mal eres tú la capitana del equipo.

Para tranquilidad de Lena Smith Constanza Müller sonreía. Había tenido miedo de que ella estuviese enojada por haber estado tomando decisiones a sus espaldas. Se sentía bien ahí en su ex casa, pero tenía una imperiosa necesidad de estar sola un rato.

— Hora de irme a casa, chicas —Dijo—. Lo primero que quiero hacer es dormir unos tres días seguidos.

— ¿Y no te gustaría quedarte aquí? —Preguntó Constanza— Con Fanny pensábamos salir a bebernos unas copas.

— ¿Podríamos dejar eso para mañana, chicas? Ocurre que tengo un impulso gigante por estar en mi casa y no tengo idea por qué.

— No seas así —Insistió Fanny—. Quédate, Lena. Te vas mañana temprano.

— Es que necesito estar en mi casa. Es una sensación inexplicable.

— ¿Presientes que van a entrar ladrones? —Preguntó Constanza Müller.

— ¡Por favor quédate, amiga! —Insistió Fanny Silverstein — ¡No tienes idea lo mucho que te extrañamos con Constanza!

— Así es.

— Además de que tengo muchas ganas de salir a bailar ¡Por favor amiga, quédate esta noche!

Lena Smith se sentía bastante agradecida de tener unas amigas así que se preocuparan tanto por ella.

— Me convencieron —Respondió, con una sonrisa—. De todos modos iré sí o sí a mi casa a buscar ropa interior y esas cosas. Yo creo que dentro de un par de horas podría estar aquí ¿Les parece?

— Me parece una excelente idea —Dijo Constanza Müller.

Lena Smith pidió un radiotaxi y durante el camino sintió la fuerte tentación de llamar por teléfono a Reno Cauldfield. De un tiempo a otra parte tenía un deseo constante de estar a solas con él. Decidió que lo mejor que podía hacer era dejar aquel llamado para cuando abandonara aquel coche y así podría fumarse un cigarrillo al lado de la piscina antes de subir y así lo hizo.

— Hola Reno —Le dijo—. Quería despedirme de tí en la academia pero no te encontré en ninguna parte ¿Cómo estás?

— Muy bien ¿Y tú?

— Muy bien también. Lamento un montón que no hayas podido formar parte de nuestro equipo. Estoy demasiado segura de que tenías muchas ganas de trabajar con nosotras.

— La verdad es que tenía muchísimas ganas de que llegaran pronto las vacaciones —Respondió Reno, riéndose.

Lena Smith miró la hora. Quedaba aún para juntarse con sus amigas pero tenía ganas de ver a su compañero, aunque fuese un rato.

— Muy bien —Dijo Lena Smith—. Y ahora cuéntame ¿Que piensas hacer en tu primera noche de vacaciones?

— Pues iré a dejar a un amigo al aeropuerto —Respondió—. No hay nada más triste que irse solo al aeropuerto cuando también te ves en la obligación de viajar solo ¿No te parece?

— Opino lo mismo que tú. En realidad eres un chico bastante considerado, Reno Cauldfield ¡Felicidades!

Le divertía enormemente ser irónica con Reno Cauldfield, puesto que le daba risa el hecho de como él llegaba a ponerse así de serio.

— ¿Cómo están las cosas con tu equipo? ¿Lograste estar más tranquilo?

— Algo poco —Respondió Reno—. La verdad es que no me gustaría hablar de eso.

En ese instante apareció el conserje, quien le hizo una seña a Lena Smith.

— ¿Sí? —Preguntó, tapando el micrófono.

— La buscan allá arriba —Dijo

— ¿Quien?

Sin responder, el conserje desapareció.

— Te llamo más tarde —Le dijo Lena Smith—. Estoy llegando a mi casa.

— Está bien —Respondió Reno—. Que tengas una muy buena tarde.

Acto seguido, Lena Smith apagó el cigarrillo y lo botó a la basura y luego subió apresuradamente las escaleras, ya que no vió al conserje por ninguna parte.

Y ahí la estaban esperando. Era nada más y nada menos que su novio Andrew.

— ¡Amor! —Exclamó él— ¡Aquí estás!

Lena Smith quedó absolutamente paralizada.

— ¿Y? —Preguntó Andrew— ¿No me vas a dar un beso y un abrazo?

Casi sin pensar en lo que hacía y en lo que sentía, Lena Smith se arrojó en dirección hacia ese regazo. Aquello era como la calma definitiva, la sensación de que todo iba a estar bien.

— ¿Y la gira? —Preguntó Lerna— ¿Qué pasó?

— Tuve una discusión con Tommy en la prueba de sonido instantes después de la última vez que hablé contigo y decidí venirme ¡La verdad es que ya no daba más!

— ¿Y qué es lo que piensas hacer?

— Tengo varias ideas —Dijo Andrew—. Lo único que sé es que ya no quiero que estés sola nunca más.

Lena Smith no pudo evitar echar su cabeza en el hombro de su novio, quien le acariciaba el pelo. Aquello era si o sí la tranquilidad definitiva, ya que uno de los motivos por los cuales escogió Irlanda para estudiar literatura fue precisamente el afán de estar más cerca de su novio, quien había logrado hacer carrera musical en Inglaterra.

Una vez que entraron Lena Smith fue por un par de botellas de cerveza que le habían sobrado de la visita hecha por Reno Cauldfield.

— Necesito un espacio para instalar mi estudio de grabación —Dijo Andrew—. Con el pasar del tiempo me fui transformando en productor y pues bueno, tengo mucho trabajo. Además tengo un par de amigos aquí, con los cuales siempre he querido hacer música ¿Qué te parece preciosa? Ya no me iré más de tu lado ¡Vamos a estar juntos siempre!

En ese instante Lena Smith lo olvidó todo, incluso a Reno y a sus Amigas. Pretendía comunicarse con ellos más tarde mientras ponía su cabeza inmediatamente en las piernas de su novio, quien le acariciaba suavemente el cabello. No recordaba haber extrañado tanto oír a Andrew hablar de sus proyectos, cuestión que odiaba con toda su alma cada vez que se instalaba por ahí a comunicarse con él a larga distancia.

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