Archivos residuales (3)

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Lena Smith estaba de lo más atareada en el restaurante que había decidido poner Andrew con las últimas regalías que habia recibido de su ex banda de rock y al ser novata no pensaba que se le iba a llenar tan prontamente.

— Si no estuviese tan en las afueras de la ciudad no me quejaría tanto —Le decía a Constanza Müller por teléfono, durante un rato en el cual una baja en la afluencia de público le permitía dedicarse a sus labores literarias—. El problema es que Andrew me hace trabajarlo prácticamente sola y más aún cuando estamos a punto de cerrar porque el chef se va muy temprano.

— ¿Por qué tu novio actuaría así? —Preguntó Constanza. No me imagino a Andrew haciéndote eso.

— Está todo bien con Andrew, no te preocupes. Todo es por una especie de plan maestro. Se supone que yo estaba de vacaciones. En cuanto comiencen las clases yo quedo libre del restaurante y pasa él a hacerse cargo. Andrew aprovechó este tiempo para construir su propio estudio de grabación ¿Qué te parece?

— Mal no te ha ido entonces, me alegro mucho —Dijo Constanza Müller—. Lo que es yo no he tenido tiempo para visitarte. Desde que encontré trabajo como fotógrafa en una agencia de publicidad que no he tenido tiempo para nada.

En eso un cliente le preguntaba dónde estaba el baño y ella le respondió con una seña; Al fondo a la derecha, tal cual como en las películas.

— ¿Vas a venir a cenar esta noche para darle la bienvenida a Fanny Silverstein? —Le preguntó Constanza Múller, aprovechando aquel silencio—.María José Juarez aún está de vacaciones con sus padres que en estos momentos están por el Mediterráneo, eso significaría que estaríamos las tres solas ¡Por favor ven, amiga! ¡Las extraño demasiado!

— Yo también las extraño —Dijo Lena Smith, casi con una lágrima en los ojos— ¡Haré todo lo posible!

Pese al cansancio, a Lena Smith le agradaba bastante el concepto de que todo fuese yendo bien. Eso la hacía replantearse a la idea de que se merecía un buen descanso, tanto del restaurante y la vida de casada, aunque aún no estaba casada.

— Hay que hacerse el tiempo —Dijo Lena Smith—. Como chicas independientes que somos, tenemos dificultades extras. Aún así nos va a ir bien en el Grand Slam, pero ante eso voy si o sí para verlas un rato antes de que comiencen las clases. Ustedes son mis hermanas.

— Me vas a hacer llorar, amiga —Dijo Constanza Müller.

En eso Lena Smith pensó en la competencia. Andrew había llegado recientemente, quien iba a ayudarla a cerrar como todas las noches. El comenzó a guardar las sillas al mismo tiempo que le pedía que colgara prontamente a través de un gesto.

— Se viene el Grand Slam, amiga ¿Crees que nos vaya bien?

Andrew acababa de bajar las cortinas del local y terminaba de colocar el último candado y aquellos gestos se hacían cada vez más reiterativos.

— Esperemos que sí —Dijo Lena Smith, resignada y lamentándose de que fuese demasiado tarde como para remodelar su equipo para la competencia—. Lo que es yo estoy rendida ya ¡Tendrá que ser para el próximo semestre! Lo que es yo mañana pretendo ponerme a tono con todo eso.

Casi sin darse cuenta Andrew la tenía tomada de la cintura. Sabia lo que él le iba a pedir a cambio de que ella pudiese ir tranquila a pasar la noche afuera.

— Te tengo que colgar, amiga ¿Te parece si nos reunimos algo antes y vamos a buscar a Fanny Silverstein al aeropuerto? Siento que tenemos muchas cosas de que hablar.

— Muy bien —Dijo Constanza Müller—. Voy a ver si alcanzó a preparar la cena antes de salir.

— No te compliques —Dijo Lena Smith—. Podríamos comer afuera o en el peor de los casos pedir una pizza.

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