El poder del fuego (8)

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Iban haciendo aquel juego de rol que había propuesto Reno Cauldfield para conseguir el resultado final de la historia y estaban bastante divertidos en ello. Incluso Rob Irwin no daba crédito al hecho de que todo aquello estuviese funcionando.

— Deberíamos hacer una pausa —Dijo Mak.

— ¿Que sucede? —Preguntó Hakan Mastouri.

— Me dió hambre. Eso es todo.

Mak Savicevic a cada rato se revisaba el bolsillo para ver la hora en su celular y no lo encontraba nunca, puesto que no estaba acostumbrado a andar sin teléfono. Tampoco estaba acostumbrado a no estar tan pendiente de la agencia de artículos escritos por encargo para la cual trabajaba.

— ¿Todo bien hermano? —Le preguntó Rob.

— Todo bien —Se sincero Mak—. Pasa que no estoy acostumbrado a andar sin teléfono.

— Es una sensación maravillosa, hermano mío. Deberías disfrutarlo y apreciar más la naturaleza de vez en cuando.

Hakan Mastouri llevó al patio cuatro cervezas más.

— ¡Salud hermanos! —Exclamó— La idea de Reno fue maravillosa.

— Solo falta darle orden y una estructura a la historia —Dijo Mak—. Yo creo que cada uno armó su personaje.

— Así es —Dijo Hakan—. Solo que el personaje de Rob Irwin es como más atractivo para que sea el protagonista.

— Yo opino lo mismo —Dijo Reno Cauldfield.

Con ello se iba al diablo la idea original de Mak Savicevic, quien insistía con hacer un relato de fantasía basado en los conocimientos de Reno.

Los demás lo miraban a él, así como para que diera el veredicto definitivo.

— ¿Que opinas tú, Rob?

— La verdad es que no esperaba encontrarme en esta circunstancia, hermano mío.

— Tendrías que partir escribiendo tú, entonces.

— Yo opino que deberíamos irnos por el lado experimental.

— ¿Cómo así? —Preguntó Reno.

— Basándonos en el juego de Rol y en lo que cada uno sabemos de nuestros personajes, opino que deberíamos aislarnos así y escribir cada uno un relato, ojalá en menos de un par de horas. Tal vez descubramos coherencia y hagamos el relato definitivo ¿Les parece hermanos míos?

— Me parece una muy buena idea —Sentenció Mak Savicevic— ¿Partimos ahora?

— Yo voy a partir ahora —Dijo Hakan— Me siento inspiradísimo.

— Yo tengo casi todo listo —Dijo Reno.

— Creo que hace falta un licor más fuerte —Dijo Mastouri.

— Mi madre no compra aquí una gota de alcohol —Dijo Rob—. Debería ir a una tienda de licores ¿Me acompañas, bosnio transgresor?

— Te acompaño —Dijo Mak.

— Nosotros comenzaremos a escribir por mientras —Dijo Hakan— ¡Vamos Reno!

Acto seguido, Mak Savicevic y Rob Irwin se dirigieron hacia la calle. La noche estaba agradable y el cielo estaba despejado.

— ¿Todo bien, hermano? —Preguntó Rob.

— Es como la quinta vez en el día que me preguntas eso —Respondió Mak Savicevic, riéndose—. Si, Rob, está todo bien.

— ¿Cómo van las cosas con la morenita?

— ¿Con cuál morenita?

— Con esa chica que se sienta ahí adelante, la que es amiga de ese sudafricano homosexual. No te hagas el estúpido, bosnio transgresor.

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