— ¿Qué horas son? —Preguntó Rob Irwin, estirandose.
— Son más de las dos —Respondió Mak Savicevic, duchado y vestido desde hace un buen rato.
Hakan Mastourí aún roncaba y Reno Cauldfield había salido temprano con su tío, quien había alojado afuera.
— ¿Me acompañas? —Le preguntó Rob a Mak.
— ¿Dónde?
— No me preguntes dónde.
Salieron a la calle, típico clima Mediterráneo. Aún era día de semana para la gente de Sitges, por lo cual no había demasiada gente en las calles y Mak Savicevic pensaba en eso mientras Rob Irwin hacía ingreso a una tienda de licores. Recordó por primera vez en el día que le había enviado el informe a la competencia, casi al mismo tiempo que veía en el celular la llegada de un correo electrónico del profesor Ian Cauldfield, quien le comunicaba que debido a haberle enviado el informe tan anticipadamente (Que estaba muy bueno por lo demás) le diera unas vueltas más y que lo reenviara el sábado, ojalá antes del mediodía, a ver si se ponía en contacto con la profesora Pizarnick y se lo aprobarán de inmediato, para así concentrarse en otros aspectos de la campaña.
Mak Savicevic miró el cielo despejado y agradeció por el hecho de tener en que pensar, más allá de haber enviado información confidencial a la competencia. Brisa marina. Brisa etílica. Rob Irwin salía con dos latas de medio litro. Siguieron caminando hacia el oeste.
— Hermano —Dijo Rob—. Nos tomamos más de la mitad de las cervezas del maestro. Deberíamos reponerlas.
— Dos de esas cervezas deben equivaler a un six pack de las que compramos habitualmente —Dijo Mak Savicevic.
— Oh sí. Creo que deberíamos reponerlas ¿Dónde hay un supermercado por aquí?
— Creo que caminando en sentido contrario a la playa hay uno. Anoche en el taxi me fijé. Necesito cigarrillos.
— Vamos —Dijo Rob—. Y compramos más cervezas también.
Mak Savicevic puso una cara de preocupado que no pasó inadvertida para Rob Irwin.
— ¿Qué pasa hermano mío?
— Finanzas, Rob.
— ¿Andas sin plata?
— Un poco. Pasa que pensaba gastar mi fondo de emergencia, pero como ahorramos el dinero de los pasajes en avión pensé que el asunto estaba solucionado. Los trabajos del mes pasado aún no me los pagan y no se cuando me los van a pagar.
— Mal, hermano, pero tranquilo. Algo vamos a hacer.
— O sea igual cuento con mi fondo de emergencia, pero pensaba utilizarlo al final del viaje o mañana en la noche en el peor de los casos. De que tengo plata, tengo, pero preferiría guardarla.
Rob Irwin revisó sus bolsillos y no encontró nada de tabaco. A medida que avanzaban iba preguntando por cigarrillos en cada tienda que pasaban y nada. Rob Irwin pensaba en esos instantes que la ventaja de estar tan cerca del mar consistía al mismo tiempo en la desventaja de estar lejos del comercio. Así es la vida, pensó, nada nuevo bajo el sol.
— Yo anoche vendí un cuadro —Dijo Rob Irwin.
— ¿Y?
— Pensaba ocupar ese dinero en materiales, pero de todos modos lo ando trayendo. Con ese dinero compartíamos las cervezas del maestro.
— En cuanto me paguen te aporto en algo.
— Tranquilo, hermano. El dinero no iba a regresar a Castlebar, de una u otra forma.
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Publicidad Engañosa
Teen FictionMak Savicevic, un joven y prometedor escritor que además de odiosamente competitivo es independiente financieramente, decide matricularse en la academia de escritores con el fin de competir por el preciado trofeo nobel de literatura digital. Los pri...