Maga Pizarnik estaba en el salón haciendo la espera y antes de que llegara la mayoría de los alumnos ya estaban ahí Samantha Rhoades, Martín West e Ian Cauldfield, quien vestía ropa deportiva.
— No alcanzaste a ir a cambiarte de ropa por lo que veo —Dijo Martin West.
— La verdad es que me acabo de cambiar —Dijo Cauldfield, riéndose.
En eso llegaron las integrantes del grupo violeta, seguido por los integrantes del grupo verde.
— Buenos días, profesor —Dijo Lena Smith, mirando a Ian Cauldfield.
— Buenos días —Respondió— ¿Dónde están los demás?
— En el patio, supongo.
— ¿Y mis ganadores se ven por ahí? —Preguntó Pizarnik.
— La verdad es que no —Respondió, casi con rabia.
— Deben estar celebrando por ahí —Dijo Ian.
— Ojalá estuviesen celebrando con un cafecito —Sentenció West, irónicamente.
— ¿Qué está insinuando usted, profesor? —Preguntó Samantha.
— Nada que no se pueda insinuar —Dijo West.
— ¡Deben estar emborrachándose o drogándose! —Alegó Lena Smith.
En eso ingresaron los equipos azules y los equipo naranja. Solo faltaban los integrantes del equipo rojo.
— Muy bien —Dijo Samantha— ¿Comenzamos?
— ¡Vamos! —Exclamó Cauldfield, aplaudiendo sonoramente.
Maga Pizarnik cerró la puerta y Samantha Rhoades comenzó a hablar:
— Muy bien —Dijo—. Con el torneo de habilidades literarias tipo fuego se han terminado los torneos en equipo por este semestre. Quedan los torneos individuales de habilidades literarias tipo agua y tipo aire...
— Las reglas cambian un poco de aquí en adelante —Complementó Ian—. La exigencia a estas alturas es un valor añadido que no se debe considerar porque se da por hecho.
— Estos dos torneos son fundamentales para todas esas personas que no han logrado sumar puntos.
— Si no tienen puntos, y no logran sumar en el Grand Slam que da mil puntos, y si no están en el top ten, quedan automáticamente descalificados de la competencia.
Enzo Ferratti no pudo evitar poner su cabeza en el pupitre. No había sumado absolutamente nada, pese a que sentía que se había esforzado. Jack Adams levantó la mano.
— ¿Sí?
— Tengo puntos, pero no estoy en el top ten ¿Cuál es mi situación?
— Tiene que hacer un muy buen papel en el Grand Slam. Si logra quedar top ten, queda a salvo de todo —Le respondió Samantha.
— Y quedan estos torneos individuales también —Agregó Ian Cauldfield—. Son torneos muy específicos que miden habilidades muy opuestas. En teoría, si usted o cualquiera de acá hace un esfuerzo adicional, lo más probable es que logre sumar puntos.
Tras oír aquello, Jack Adams quedó algo más tranquilo. Le daba la sensación de que por esa vez el asunto dependía mucho más de si mismo.
— ¿Alguien más quiere preguntar otra cosa?
En eso golpearon la puerta y Samantha Rhoades fue a abrir; Rob Irwin, Mak Savicevic, Hakan Mastouri y Reno Cauldfield hacían ingreso a la sala.
— Adelante —Dijo la profesora—. Veo que con su actitud tan indolente no va a ser difícil que pierdan automáticamente el terreno ganado.
— Necesitábamos una pequeña pausa —Dijo Rob Irwin—. No va a volver a ocurrir.
— Por supuesto que no va a volver a ocurrir —Dijo Martín West—. Es evidente que los golpes de suerte no se pueden repetir tanto.
Mak Savicevic llegó a su asiento y descubrió que Martín West era a él a quien miraba con un gesto absolutamente irónico cuando le respondió a Rob. Tanta ironía le dieron ganas de vomitar, mezclada con la hierba y la cerveza recién ingerida. Se había prometido a si mismo que iba a hacer lo posible por no abrir la boca en ningún momento.
— Torneo individual de habilidades literarias tipo agua —Dijo Martin West— ¿Están preparados?
— No hay como saber si estamos preparados si no sabemos de qué trata —Dijo Rob Irwin.
Samantha Rhoades lo miró feo inmediatamente y Martín West calmo a la profesora con una sonrisa. Maga Pizarnik le hacía un gesto como para que se calmara e Ian Cauldfield miraba el aire.
— ¿Ocurre algo profesor? —Le preguntó Samantha.
— Nada de nada —Dijo Ian—. Por favor continúen.
Kate Miller y Tom Mc Carty se sonreían recíprocamente, bastante nerviosos.
— ¡Necesito vulnerabilidad maxima en este torneo! —Exclamó West con energía—. Sé que para algunos se va a hacer algo bastante difícil pero este torneo es así. Quien cuente su mayor secreto va a ganar ¡Así de simple!
— ¿Algún formato en especial? —Preguntó Jack Adams.
— Estilo libre —Dijo West—. Tienen tres días para hacerlo y no tengo nada más que decir por ahora.
En fila horizontal, West se fue al extremo izquierdo considerando la orientación de la pizarra. Ian Cauldfield tomó la palabra:
— Nos reunimos los cuatro hoy porque los torneos que quedan son individuales. Acá no hay margen de error, así es que quienes tienen que sumar puntos, por favor háganlo ahora.
— Finalizado el Grand Slam, quien no esté en el top ten, lamentablemente se va a repechaje si es que en esta etapa no obtuvo puntos de manera individual o en duplas —Continuó Samantha Rhoades.
— Por eso los torneos de fuego y agua, aunque den menos puntos, son importantes —Dijo Maga Pizarnik.
El rostro de Enzo Ferratti era tragedia máxima y Hakan Mastouri no pudo evitar hacerle el comentario a Mak Savicevic, quien comenzó a mirar al aludido con ironía.
— Pero no se preocupen aún —Dijo Ian Cauldfield—. Aún quedan torneos por disputar. Traten de sumar ahora para que no se estén jugando la vida en el Grand Slam.
— ¿Alguien quiere preguntar algo? —Dijo Samantha Rhoades.
El curso completo quedó en silencio y algunos murmuraban:
— Yo no tengo puntos ni en duplas ni individualmente —Dijo Rob Irwin— ¡Voy a tener que saber ganar sí o sí alguno de esos torneos!
— Vamos a ganar el Grand Slam —Dijo Mak Savicevic—. No te preocupes por tonteras.
— De todos modos necesito puntos para entrar al top ten. No tenía idea que era tan importante ganar de esos torneos pequeños.
Por otro extremo de la sala, Lana Ramsey y María José Juárez se miraban las caras.
— Cero puntos hasta ahora —Dijo una.
Enzo Ferratti levantó la mano.
— ¿Y en qué consiste ese repechaje?
— Es un torneo que disputan solo la gente que no ha obtenido puntos. Da el mínimo suficiente como para pasar a segundo semestre.
Enzo Ferratti volvió a lamentarse enormemente y se sintió mucho peor al ver que nadie lo consolaba y alzó la vista y los profesores, exepto Martín West, se despedían con una seña, sin hacer más que eso.
— Muy bien —Dijo el profesor— ¡Por fin estoy solo con ustedes! ¡Al fin vamos a poder mirarnos las caras! El agua apaga el fuego ¿Lo sabían?
Mak Savicevic estuvo a punto de abandonar la sala pero se contuvo a tiempo, considerando que ya estaba cansado de pelear con West. Comenzaban los desafíos individuales y por más que le costara, pretendía intentar dar una buena impresión.
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Publicidad Engañosa
Teen FictionMak Savicevic, un joven y prometedor escritor que además de odiosamente competitivo es independiente financieramente, decide matricularse en la academia de escritores con el fin de competir por el preciado trofeo nobel de literatura digital. Los pri...