El poder del aire (1)

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Sonia llegaba a Londres prácticamente con los ojos vendados.

Ahí estaba en aquel hotel de tercera categoría. Debido a sus negocios ilícitos producto de la guerra iba a ser bastante compleja su estadía en Europa, por lo cual la policía inteligente internacional decidió que lo mejor que se podía hacer ante aquella circunstancia era andar lo más bajo perfil posible.

Hasta ahí llegó Caks para asesorarla en lo que se venía. Iba acompañado de una chica algo baja con una figura muy bien dotada; senos erectos y una cintura que permitía resaltar sus piernas perfectas. Sus ojos eran azules y también era muy rubia. Pese a la desconfianza que le generaba todo aquello, trató de ser lo más amable con ella que pudo, al menos con la mirada.

— Hola —Dijo Sonia— ¿Cual va a ser tu nombre?

— Para esta misión se llama Lerna en homenaje a Lerka. Lerna, ella es Sonia.

— Hola Sonia —Le dijo— ¿Así es que vas a ser mi madre por esta ocasión?

— Así es —Respondió la aludida.

Sonia la vió mirar el suelo y aquello le provocó mucha más desconfianza.

— Es algo tímida —Dijo Caks—. Ojalá no pienses que te está despreciando.

— Eso me da igual —Dijo Sonia, con algo de impaciencia— ¿Cuando nos vamos a Castlebar?

— ¡Hay que tener mucha paciencia! Si todo resulta como corresponde, organizaremos la mudanza para mañana ¡Supongo que sabes que hay que manejar este asunto con mucha delicadeza!

— ¡A estas alturas me da más o menos igual! Lo único que deseo en estos momentos es estar en las instancias precisas para conocer a mi hijo.

— Hay que tener mucho cuidado ¡Lerna! —Exclamó— Necesito hablar contigo en privado ¿Será posible que me acompañes a mi habitación?

Lerna obedeció con un gesto y siguió a Caks inmediatamente, mientras Sonia se lamentaba un tanto, considerando que todo indicaba que la estadía en Barcelona de hace algunos meses atrás había sido algo mucho más fácil de digerir.

Decidió darse una ducha y ponerse cómoda con el fin de hacerle una videollamada a Javo Sczibor, con quien suponía que la comunicación iba a estar iba a estar mucho más expedita tomando en cuenta que en ese momento estaban en el mismo continente

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Pese a que había considerado que una de las actividades más estupidas del día había sido seguir a Mak Savicevic con su grupo de amigos solo para estar oyendo al borracho de Rob Irwin quien no dejaba en ningún momento de enrostrar su triunfo en el torneo de habilidades literarias tipo agua, Javier Busquets lograba llegar a casa, pensando en que el tiempo estaba muerto y que todo a su alrededor estaba muerto.

Solo esperaba culminar lo antes posible con aquel trámite. Analizaba firmemente sus opciones de migrar a Sudamérica y cuando pensó que podía haber sido muy útil haber contado con Jessica Córdoba para aquella expedición sintió una especie de extraña melancolía por algo que no iba a ocurrir nunca y aquello lo puso bastante triste, aunque en el fondo sabía que aquella tristeza no podía ser algo poco menos que artificial.

Estaba a punto de comenzar a masturbarse echado en la cama cuando sonó su teléfono de trabajo. Era nada más y nada menos que Sonia, la madre de Mak Savicevic.

— ¡Javo Sczibor! —Exclamó— ¡El hombre que no cumple sus promesas.

La observó ahí con el cabello mojado. Apenas estaba envuelta en una toalla y algunas gotitas de agua se deslizaban desde sus hombros hacia abajo.

— ¿Por qué dices que no cumplo mis promesas? —Le preguntó, comenzando a tocarse suavemente por lo que era su ropa interior.

— ¡Porque me prometiste que mi primera noche iba a ser en Castlebar! ¡Deberías venirte aquí inmediatamente!

Ahí estaba Javier Busquets, con su verga a medio endurecer. Pensó en algún momento en llamar a Angie Ireland para deshacerse de aquello que no había tardado en comenzar a acumularse desde su última vez con Jessica.

— ¿Y por qué no te puedes venir aquí? —Preguntó— ¿Qué es lo que lo impide?

— Supongo que Caks y sus estupidas medidas de seguridad ¡Dice que no es conveniente viajar a estas horas!

— ¡Qué lástima! —Exclamó Javier Busquets, imaginándose que depositaba su verga entremedio de aquellos pechos— ¡Justamente ahora tenia algo para tí!

— ¿Algo como qué?

Con la mano que tenía libre, Javier Busquets mostró su verga de un modo a propósito que esta demostrara visualmente que era algo más larga que su rostro.

— ¡Guau! —Exclamó Sonia— ¿Cuanto crees que te mide?

— Creo que alrededor de un pie completo —Respondió Javier, obrando con algo más de velocidad.

Seguía ahí Javier, dándose placer a si mismo. Suponiendo que lo que sentía era angustia por el asunto de la ruptura, hacía lo posible por solucionarlo, tomando en cuenta que distraerse de ese modo efectivamente lo hacía considerar cosas extras en las cuales pensar.

— ¡No doy más! —Dijo Sonia.

— ¿Por qué?

— ¡Necesito sentarme encima de esa cosa! ¿A qué hora sale el proximo vuelo desde aquí a Castlebar?

— No tengo idea —Respondió Javier.

— ¡Quiero llegar allí antes de mañana! —Exclamó Sonia— ¡Voy a hacer lo posible ahora ya!

Acto seguido Sonia culminó con la comunicación y Javo decidió incorporarse. Sabia que la madre de Mak tenía mucho dinero y que prácticamente podía hacer cualquier cosa y que tal vez iba a viajar allí. Decidió llamar inmediatamente a Caks con el fin de ver qué procedia.

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Lerna seguía ahí posando en lencería mientras Caks atendía una llamada de la central de la policía inteligente.

No mucha gente sabía muy bien sobre los destinos del trono y Caks tenia que hacer gestiones para encubrir aquello. Por suerte su madre ya tenia casi nulo contacto con esa gente y estaba a punto de iniciar las gestiones para follarse a Lerna considerando que lo de la sesión de fotos era solo una excusa cuando lo interrumpieron abruptamente.

— ¡Mamá! —Exclamó.

— ¿Qué hace esta chica desnuda aquí? ¿Acaso pretendías follarte a tu hermanita?

— ¡Para nada! —Exclamó Caks.

— ¡Quiero irme inmediatamente a Castlebar! Hablé con Javo Sczibor y el nos va a recibir.

— ¿Cómo así?

— Eso pues ¡Necesito irme de esta capital infecta! ¡Necesito irme a un lugar más tranquilo!

— Mamá ¡Va a ser solo un mes! ¿Qué te pasa?

— Como sea ¡Quiero ir por mi hijo!

Casi asumiendo que iba a ser imposible contrariar a su madre sean por los motivos que fuesen, Caks comenzaba a resignarse, puesto que la Policía inteligente internacional siempre iba a tener un jet privado disponible prácticamente en todas las capitales importantes del planeta.

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