Viaje sexoso (3)

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En el momento justo en el cual Javier Busquets terminaba de vestirse Caks anunció su llegada a la sala por el citófono de la habitación mediante la voz de una chica.

Por suerte aquí hay mucamas que se encargan de eso, pensó, considerando que le parecía una falta de respeto para cualquier ser humano masculino que tuviese una madre como la que su colega tenía si el llegaba a saber que habían compartido habitación.

Decidió acudir allí de inmediato y grande fue su sorpresa cuando vió que Sonia estaba ya allí, prácticamente con los mismos atuendos con los cuales había dormido.

— ¡Mamá! —Exclamó Caks— ¿Qué haces vestida así delante de este personaje?

— Que te importa, gordito —Se acercó a él, dándole un beso en cada mejilla.

— ¡Por supuesto que me importa! ¿No ves que Javo Sczibor puede tener malos pensamientos sobre tí?

Javier Busquets no pudo evitar soltar una pequeña carcajada. ¿Motivos? Las aprehensiones de su colega. Si el tuviese una madre de esas características no podría hacer nada, pensó, creyendo que a esas alturas cualquier clase de percepción era una suerte de inevitabilidad.

— ¿De qué te ríes tú? —Le preguntó Caks.

— De nada —Respondió, sin dejar de reírse.

— ¿Acaso crees que puedes reírte de cualquier cosa? Si mi madre te extendió está invitación es por motivos de trabajo, no para que te estés riendo.

— Y aquí estoy pues, trabajando —Dijo, afirmandose el mentón con la palma de su mano—. El problema es que no sé que estoy haciendo aquí.

— ¡Estás pensando mal de mi madre! ¡Eso es lo que estás haciendo!

— No seas ridículo —Dijo Javo, de pronto poniéndose serio— ¡Parece que tanta grasa te está haciendo mal al cerebro!

Ambos comenzaron a mirarse de forma bastante tensa.

— ¿Que dijiste? —Preguntó Caks, en un tono amenazante y acercándose.

En eso Sonia intervino.

— ¡Basta! —Exclamó— ¡Yo soy la que pone órdenes aquí! ¿Acaso creen que no sé la estupidez que hicieron? Les hubiese resultado más que sea pero ni siquiera eso ¡Par de folladores inútiles!

Tanto Javier como Caks se miraron.

— Pasemos a la mesa, será mejor ¡Quiero que me lo cuenten todo!

Pese a que siempre estaba preparado para lo que sea, Caks no hallaba como salir del paso esa vez y le perturbaba enormemente la seguridad con la cual se desempeñaba Javier al respecto.

Y ahí estaban. La mucama les había servido un abundante desayuno en una mesa que parecía eterna. Sonia se instaló a la cabecera. Caks a la derecha y Javo a la izquierda. Ambos funcionarios habían quedado frente a frente.

— ¡Quiero saber lo que intentaron hacerle a mi hijo! —Dijo Sonia.

— Nadie le ha hecho nada.

— ¿Cómo que nadie ha hecho nada? Ayer tuve la oportunidad de hablar con esa pobre chica que estaba muy drogada ahí en ese refugio de personas con las cuales no sabemos que hacer... ¡Quiero que me lo expliquen todo!

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