Verdades artificiales (11)

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Mientras hacían la sobremesa, Rob Irwin les iba explicando cómo podían hacerlo para adjudicarse el Grand Slam.

— La creatividad es el 20 por ciento —Decía—. El resto es trabajo duro. Yo soy la creatividad y ustedes son el trabajo duro.

Javier Busquets aplaudía y tanto Lana Ramsey como María José Juárez lo secundaban, mientras que Jessica Córdoba lo observaba todo con cierto escepticismo.

— ¡Muy bien! —Arengaba Javier Busquets—. ¡Hay que hacer lo que sea por salvarse! ¡Recuerden que si no sumamos puntos va a estar muy difícil continuar para la segunda parte del año!

En eso sonó su teléfono. Era una impostergable llamada de Caks y tuvo que salir al estacionamiento a responder.

— ¿Sí?

— ¿Cómo van las cosas? ¿Supiste si mamá desistió de ese estúpido viaje a Sudamérica? ¿Lograste convencerla de que lo mejor que puede hacer es guardarse?

— Aún no —Respondió Javier—. La verdad es que en estos momentos yo estoy trabajando en otro frente del caso.

— ¿Cómo así?

— En otro frente del caso pues. Hay que desestabilizar al objetivo.

— No te entiendo nada.

— ¿No era que querías arruinar la reputación de tu hermano pequeño? Pues en eso estoy ahora.

— Sigo sin entender.

— Estoy muy bien evaluado dentro de la institución, confía en mí. Estoy armando un montaje de aquellos y este tiene que funcionar sí o sí ¡Estamos de suerte, cabrón! Di en el clavo preciso.

— Después me explicarás —Respondió Caks—. Por ahora me interesa mi madre. Deberías hacerle una visita y convencerla.

— Está bien —Respondió Javier—. Saliendo de aquí me pondré en contacto con ella.

Tras colgar, Javier Busquets aprovechó la instancia para comunicarse con Jessica Córdoba vía telefónica.

— ¿Sí?

— ¿Cómo están las cosas allí adentro?

— Este borracho no ha parado de dar la lata —Dijo ella— ¿En serio no pudiste conseguir a alguien más agradable?

— Este tipo es el cerebro de su equipo, sin él el winner no es nada y para eso te llamaba.

— No te entiendo.

— ¡Necesitamos que lo trates con mucho cariño! ¿Que tal si lo invitas a salir para después de esta comida?

— ¡Olvídalo, Javier Busquets!

— ¡Eres mi asistente personal y tienes que hacer todo lo que yo te diga!

Acto seguido Javier Busquets colgó y se dirigió a la caja del restaurant, con el fin de cancelar la cuenta sin que nadie lo viera. Luego se dirigió a la mesa:

— Tengo que irme —Dijo, en el momento justo que el mesero llevaba una última botella de vino que había pedido Rob Irwin—. Todo esto ya está pagado y pues bueno, me interesa que este equipo vaya forjando una nueva mentalidad ¡Nos vemos mañana en clases!

Acto seguido Javier Busquets se dio la media vuelta y desapareció, con el fin de comunicarse inmediatamente con Sonia.

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Iban por aquel café tras una comida que dejó con bastante apetito a Mak Savicevic, quien seguía hablando con Reno casi en voz baja. Ian Cauldfield ya no toleró más la situación.

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