Archivos residuales (7)

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La profesora Samantha Rhoades había citado a una especie de clase voluntaria en donde los aspirantes al trofeo Nobel de literatura digital podrían ir y hacer sus preguntas y aclarar sus dudas antes de que comenzara oficialmente el Grand Slam.

Previo acuerdo, solamente llegaron Camila Suarez y Catalina Marchessi a la hora convenida.

— ¿Por qué no habrá venido el resto? —Preguntó Samantha— ¿Estaran muy confiados acaso?

— Jean Manuelle tiene un empleo por las noches —Lo excusó inmediatamente Catalina Marchessi.

— Por lo que tengo entendido es que hay varios también que estan en sus países de origen pasando tiempo con sus familias.

Samantha Rhoades sonrió amablemente.

— En fin —Dijo la profesora—. No pienso haberme levantado temprano en vano ¡Preguntenme absolutamente todo lo que quieran!

Catalina Marchessi acudió por sus preocupaciones con respecto al integrante que faltaba para su equipo, mientras que Camila Suarez llegó hasta allí simplemente porque el doctor le había recomendado salir de casa a estirar las piernas.

— Más que hacer preguntas, necesitamos soluciones –Dijo Catalina.

— ¿Cómo así? —Preguntó la profesora.

— Nos falta un integrante. Jean Manuelle en estos momentos está descansando porque trabaja de noche y pues bueno, nos falta alguien para completar el equipo de cuatro.

— Hay varios grupos a los cuales le faltan integrantes. Eso se va a resolver sí o sí, así es que no se preocupen.

La profesora sonreía como con determinación y Camila Suarez decidió tomar la palabra.

— ¿Sí?

— Quisiera saber de Sara Mc Brigde ¿Por qué ella no ha venido demasiado a clases?

Samantha Rhoades tomó aire antes de responder:

— Esa chica tiene demasiados problemas.

— ¿Qué tipo de problemas?

— Estructurales, digamos. Tal vez esa chica nunca debió estar aquí.

— ¿Como así?

Tras beber un sorbo de agua, la profesora les comenzó a explicar.

— Esa chica nació en la miseria, tan así que sufrió de un embarazo adolescente producto de la escasa educación que hubo en su entorno. Su padre es un maldito borracho drogadicto y su madre está cada vez más en las mismas. Si no ha podido venir a clases es porque no tiene quien le cuide a su hijo.

Catalina Marchessi quedó profundamente conmovida y Camila Suarez lo notó en el acto.

— ¿Y hay algo que se pueda hacer?

— Eso es lo peor, no sé si hay algo que se pueda hacer —Respondió la profesora—. De partida, su ingreso a esta academia siempre me generó dudas, pese a que fui yo misma quien recibió su postulación.

— ¿Por qué dice que siempre le generó dudas? —Le preguntó Catalina.

— Pues porque digamos que esa chica postuló aquí con su diario de vida. No sé si leyeron esa historia de un embarazo adolescente sin esperanzas.

— ¿Es una historia real entonces? —Preguntó Camila Suárez.

— Así es.

— Y pertenece a Sara por lo que veo —Agregó Catalina Marchessi.

Acto seguido la profesora le explicó aún más pormenores de la vida de aquella chica.

— Y así ganó un concurso en la escuela —Dijo Samantha Rhoades—. Su abuela ha hecho lo imposible por ayudarla pero en fin... Sara es casi un caso perdido.

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