Una vez que logró enterarse del chisme relacionado con Lena Smith y compañía con respecto a María José Juárez a quien pretendían adoptar, Tom Mc Carty ofreció su piso para esos fines. Kate Miller lo miraba desde lejos, lamiendo un caramelo.
— Pues vivo solo y tengo una habitación disponible —Dijo—. Pretendía reservarla por si es que venía alguien de Sudáfrica a verme, pero por lo que veo aquello es cada vez más difícil de que así sea. De todos modos vivo en un piso muy bonito.
— Puedes quedarte en casa mientras decides —Dijo Javier Busquets—. Yo no tengo ningún problema.
Jessica Córdoba miró de reojo a su compañero y aquello, lejos de hacerla creer que él era una excelente persona, hacía que le dieran ganas de advertirle a María José Juárez que tal vez su compañero no le estaba ofreciendo ayuda precisamente por un asunto de caridad.
— Muchas gracias a todos por sus ofrecimientos —Dijo María José Juárez—. Ahí creo que voy a decidir.
— Ahí ya tienes como resolverlo —Dijo Constanza Múller—. Cuentas con varias alternativas.
— Yo creo que por lo que te ocurrió, así como por terapia, deberías vivir con chicas —Agregó Fanny Silverstein.
— ¿Donde te quedas esta noche? —Le pregunto Tom—. Tal vez deberias quedarte con el ofrecimiento de las chicas porque Fanny tiene razón, pero podrías irte unos días conmigo mientras Lena desocupa su habitación.
— ¡Creo que es una excelente idea! —Exclamó Lena Smith.
María José Juárez miró fijo a Javier, quien se le acercó inmediatamente.
— Si quieres hazlo —Le dijo, tomándola del hombro—. Podemos ir a casa por tus cosas y Tom nos acompaña para así llevarlos hasta allá.
— Me parece excelente —Dijo Tom— ¿Vamos ya?
Mientras María José Juárez se despedía, Tom fue a encontrarse con Kate Miller, quien todo indicaba que sólo lo esperaba a él.
— María José se va conmigo —Le dijo—. La acompañaré para ir por sus cosas.
Kate Miller lo miraba profundamente decepcionada, puesto que pensaba pasar la tarde con él.
— ¡Qué desgracia!
— Si quieres vas con nosotros.
— ¡Olvídalo! —Exclamó Kate Miller, despidiéndose inmediatamente de Tom con un beso en el rostro.
Casi sin querer recordó que Mak Savicevic no había asistido a clases durante la presente jornada y aquello se transformaba en una excelente oportunidad para ir a visitarlo.
— ¿Dónde vas? —Le preguntó Tom— ¿Adónde vas con ese rostro de gatita en celo?
— Después te cuento —Le dijo Kate Miller, apresurandose hacia la salida.
Luego Tom Mc Carty se dió la vuelta y ahí lo esperaban María José Juárez con Javier Busquets.
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Tras darse una ducha una vez que por fin decidió deshacerse de Rob Irwin quien insistía con quedarse un rato más para charlar y beber cerveza, con una fuerza de voluntad que casi traspasaba sus límites, Mak Savicevic se disponía a cocinar para poder comer algo antes de dormir cuando de pronto sonó el timbre.
Maldita sea, pensó en voz alta, en instantes durante los cuales lo que más deseaba en el mundo era dormirse de tristeza o de cansancio una vez que lograra obligarse a comer.
Pensando en que tal vez era Rob Irwin, Mak Savicevic decidió que lo mejor que podía hacer era no acudir ante aquello y hacerse el que no se había dado cuenta de lo que ocurría hasta que sonó su teléfono.
Era un mensaje de Kate Miller.
— Mak, estoy afuera de tu casa —Escribió ella.
Bastante agradecido de que fuese ella en lugar de Rob, Mak Savicevic se levantó a abrir la puerta. Era algo que no esperaba bajo ningún punto de vista.
Tras asegurarse de que estaba todo más o menos en orden salió a abrir la puerta, tras dejar pasar una poca cantidad de minutos que al mismo tiempo se le hizo eterna.
— Mak —Dijo ella—. Pensé que no estabas y te pido disculpas por haber venido sin avisar ¿Puedo entrar?
— Adelante —Dijo Mak, casi sin respirar y recién realmente consciente de quien lo estaba mirando fijo a los ojos.
Una vez que entraron, Mak Savicevic le subía el fuego a las verduras picadas que iba salteando lentamente con el fuego de la cocina ya bajo. Luego la apagó, con el fin de atender a su visita.
— ¿Quieres beber algo? —Le preguntó.
Recién en ese entonces se dio cuenta que no le había ofrecido asiento a Kate Miller, quien le dedicó una intensa sonrisa.
— ¿Tienes café? —Le preguntó ella.
— Dame un segundo —Respondió.
Acto seguido y desplazándose inmediatamente a la cocina, Mak Savicevic puso a hervir agua al mismo tiempo que desocupaba una taza. Tras revisar por última vez el pollo que se pasaba en el horno decidió apagarlo con el fin de que se cocinara con el calor restante y sentarse enfrente de Kate, quien encendió un cigarrillo.
— Supongo que se puede fumar acá —Le dijo ella—. Tienes un montón de colillas en ese cenicero.
— No te preocupes —Dijo Mak Mak Savicevic, acercando un pocillo con azúcar y una taza. Luego fue por el cenicero que acababa de lavar.
Posteriormente se levantó a buscar el agua y aprovechó de llevar una taza para si mismo, considerando que al fin y al cabo ya había culminado con la preparación de la comida.
— ¿No me vas a preguntar a qué vine? —Le preguntó ella.
— ¿A que viniste? —Respondió Mak, sonriendo con los ojos.
Tras hacer un gesto de que olía muy bien el aire producto de lo que su compañero estaba cocinando, Kate Miller se animó a responder.
— No fuiste a clases hoy —Dijo, mirando hacia el suelo.
— ¿Y eso te afecta mucho? —Preguntó Mak, consciente de que aquella voz le salía demasiado irónica.
— El profesor West no te tiene mucho aprecio —Dijo Kate Miller, aún mirando hacia el suelo—. Pensé incluso que estabas enfermo.
Aquel gesto conmovió profundamente a Mak Savicevic, puesto que desde que estaba ahí era la primera vez que alguien se preocupaba tanto de él de aquella forma tan tierna, tan auténtica. Kate Miller ya no miraba el suelo y aquello hizo que le dieran ganas de proceder:
— ¿Quieres quedarte a comer? —Le preguntó.
— Por supuesto que sí —Le respondió Kate Miller.
Acto seguido, Mak Savicevic se dirigió a la cocina. No comprendía lo que estaba ocurriendo pero al mismo tiempo le agradaba.
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Publicidad Engañosa
Teen FictionMak Savicevic, un joven y prometedor escritor que además de odiosamente competitivo es independiente financieramente, decide matricularse en la academia de escritores con el fin de competir por el preciado trofeo nobel de literatura digital. Los pri...