Finales anticipados (10)

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Tras no emplear demasiado tiempo en preparar su equipaje, Mak Savicevic estaba listo para partir al aeropuerto y se dirigió a la casa de Lerna, quien lo recibió con un contagioso rostro de preocupación.

— ¿Qué pasa? —Le preguntó inmediatamente.

Parecía como si se hubiese muerto alguien.

— ¡Mamá aún no llega y eso me tiene histérica!

— ¿Y dónde está?

— No tengo idea. Ella sabía que viajábamos hoy y salió muy pero muy temprano ¡Me tiene histérica!

De pie al lado de la puerta, Mak Savicevic revisaba su teléfono celular a cada momento, considerando que Reno Cauldfield estaba constantemente preguntándole a qué hora tenía que pasar por él.

— Mal hecho —Dijo Mak, después de un buen rato de silencio— ¿Le dijiste que mi amigo va a pasar por nosotros al aeropuerto? Resulta que ahora nos está esperando y pues bueno, es un poco desagradable jugar con el tiempo de las personas que le hacen favores a uno ¿No te parece?

— ¡Ya le dije pero aún así! ¡Y no me presiones más, por favor! ¡Estoy demasiado nerviosa!

En efecto, Lerna estaba demasiado intranquila y aquello a Mak le sentó fatal, tan así que de un rato a otro comenzó a preocuparse frenéticamente, incluso comenzó a dudar de lo que estaba haciendo y casi le estaban dando ganas de no viajar a ninguna parte.

— Esto es una señal —Dijo Mak, verbalizando sus sentimientos—. Quizá no debería viajar.

— ¡No hables tonteras, por favor! Ayer estabas demasiado entusiasmado con este proyecto.

Lerna tomó asiento, así como resignandose a algo mientras Mak Savicevic comenzó a pasearse desde la puerta hasta el ventanal que daba al balcón de aquel apartamento que estaba al lado del suyo.

— Quizá yo tampoco debería viajar —Dijo Lerna, poniéndose de pie.

— ¿Por qué dices eso? —Preguntó Mak, viendo que la mala espina se incrementaba bastante tras oír aquello.

— No lo sé —Respondió Lerna, casi al borde de un ataque de histeria.

Acto seguido ella se puso de pie luego de haber permanecido muy poco tiempo en el sofá y se echó en los brazos de Mak, quien dudaba pesadamente sobre la decisión de viajar a Sudamérica en esas condiciones mientras sentía las manos de Lerna en sus espaldas. Estaba seguro de que si llamaba por teléfono a su abuela para consultar su opinión ella le aconsejaría que no viajara.

— ¿Que tal si vamos a la cama un ratito? –Le preguntó Lerna— En una de esas nos hace bien.

— Concuerdo contigo —Respondió Mak.

En eso Mak la siguió y sus cuerpos se arrojaron inmediatamente sobre el colchón. Ella se fue al cuello rápidamente y el deslizaba sus manos completas sobre su espalda mientras ella lograba llegar hasta su cremallera en aquella incómoda posición para esos menesteres.

— Me encantas —Le dijo ella—. No sé que va a ser de mi cuando esto se acabe.

Mak la miró directamente a los ojos y en eso se acordó de Kate Miller, a quien seguramente no iba a ver por bastante tiempo.

— ¿Qué pasa? —Le preguntó Lerna— ¿Aún estás nervioso?

— ¡Cállate! —Le respondió Mak.

Tras abrirle al fin la cremallera, Lerna se sentó ahí encima y Mak comenzó a besar y agarrarle los senos. En eso comprobó que ella estaba lo suficientemente húmeda como para enterrarsela inmediatamente y eso hizo, simplemente echando las bragas a un lado, ya que su estado nervioso de esos momentos hacía que no hubiese cabida para la creatividad.

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