Aún estaban en la cafetería y trabajaban entusiasmados y enérgicos hasta que a Mak Savicevic se le ocurrió salir a fumarse un cigarrillo.
Pese a que estaba inspiradísimo necesitaba una pequeña pausa, puesto que a veces sufría de claustrofobia y aquello, lejos de frustrarlo, lo hacía ponerse impaciente por el hecho de no poder seguir avanzando.
Rob Irwin lo siguió hasta allí y le pidió uno con un gesto y Mak Savicevic se lo extendió en el acto.
— Los muchachos van a hacer lo que tú y yo decidamos —Dijo Rob, encendiendo un cigarrillo—. Tenemos que hacernos cargo, hermano mío.
Creyendo que alucinaba, Mak Savicevic continuó intentar hilar más fino. Tal vez estaba alucinando, pensó, mientras dudaba cada vez más de si mismo.
— Los muchachos te creen, hermano. Te creen a tí ¡Deberías estar agradecido, Bosnio transgresor!
— ¿Por qué? —Preguntó Mak, sonriendo con la boca cerrada y con los ojos también casi cerrados— ¿Por qué dices que debería estar agradecido? No debe ser muy inteligente de mi parte llevarse tanta presión ¿No te parece?
— Tú escribiste el relato para el torneo de habilidades literarias tipo tierra, hermano mío. Debió haberlo escrito Reno Cauldfield porque sí, si bien era sarcasmo, tal vez le pusiste demásiado tecnicismo.
— Yo opino que debería ser algo que tenemos que escribir entre todos, pensándolo bien —Respondió Mak, intentando darle algo más de calidad artística al asunto—. ¿Para qué escribir un relato homogéneo? Eso es a lo que intento apuntar. Cuatro personajes, cuatro miradas y listo, se acabó el problema.
En ese entonces a Rob Irwin le brillaron los ojos.
— ¡Me parece perfecto, hermano mío! —Exclamó Rob, con sincero entusiasmo— Podríamos escribir cuatro historias paralelas. Creamos una escena y pues cada cual narra su punto de vista.
— Eso no se me había ocurrido y suena maravilloso —Respondió Mak, con una energía en su voz que contrastaba enormemente a su aspecto de ojos casi cerrados.
En eso Mak oyó que sonaba su teléfono y era un mensaje de la agencia para la cual trabajaba:
Muy buenas tardes, mister Savicevic. No hay nada más que hablar. Me estaré comunicando con usted a eso del lunes en la noche, horario irlandés por supuesto ¡Que tenga un bonito fin de semana!
Mak Savicevic suspiró aliviado, ya que iba a poder concentrarse cien por ciento en la competencia sin sentir la asquerosa culpa de estar abandonando el trabajo remunerado. Con una ligera sonrisa confirmó que iba a ver qué resultaba si es que se enfocaba firmemente en conseguir el triunfo, tuviese el costo que tuviese.
— ¡Me concedieron permiso en el trabajo! —Exclamó Mak, bastante entusiasta— ¡Tengo todo el maldito fin de semana para enfocarme en la competencia!
Rob celebró chocándole el puño y luego de eso se dieron un abrazo.
— ¡Los muchachos nos tienen la terrible fé, hermano! ¡Vamos adentro a explicarles la idea!
Bastante satisfecho de por fin haber logrado llegar a un consenso con Rob Irwin, Mak Savicevic apagó el cigarrillo con el pie. Luego entraron a la cafetería.
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Por más que le diera duro, Angie Ireland parecía una muñeca inflable por su comportamiento según Javier Busquets, quien bregaba y bregaba sin parar en la misma posición. Llevaba varios minutos así y sentía que no se iba a poder correr nunca, cuestión que lo desmotivaba profundamente producto de los últimos problemas que había tenido con Jessica.
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Publicidad Engañosa
Teen FictionMak Savicevic, un joven y prometedor escritor que además de odiosamente competitivo es independiente financieramente, decide matricularse en la academia de escritores con el fin de competir por el preciado trofeo nobel de literatura digital. Los pri...