Espíritus competitivos (4)

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En una sala de computadoras que pertenecía a otro piso, Angie Ireland y Danny van Bossen se reían a carcajadas de unos vídeos virales. Lo pasaban bien, les divertían las mismas cosas. En palabras de ellos andaban lentos como día lunes y tenían una pereza horrible. Danny había vuelto al trabajo el viernes y se sentía un poco reventado.

- Hagamos algo, chicos -Dijo Enzo Ferratti.

- No tengo ganas -Dijo Angie Ireland.

- Dame cinco minutos -Dijo Danny van Bossen-. Estoy reventado.

Enzo tenía rabia. Se imaginaba que los otros grupos estaban trabajando muy bien y se angustiaba enormemente ante el evidente hecho de estar perdiendo el tiempo. Además tenía hambre. Se había quedado dormido por la mañana y no había alcanzado a tomar desayuno y eso lo ponía de muy mal humor.

Buscó información en Wikipedia y leyendo el artículo se dio cuenta que estaban todos los datos que se necesitaban. Sacó el brief y se dedicó a anotar las respuestas. Sonrió satisfecho. Iba a evitar trabajar con Van Bossen y con Irelan.

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Sentados en una mesita de tres en la biblioteca, Lana Ramsey (26) ya estaba redactando en su Mac, ya que se habían puesto de acuerdo rápidamente, considerando que todxs conocían la banda y en sus fines de semana respectivos habían leído la guía que el profesor les había enviado por correo. Por otro lado eran los menos conscientes de que estaban enfrascados en una competencia.

Javier le tocaba el muslo a Jessica Córdoba por debajo de la mesa. Le gustaba ese calorcito que sentía en la mano. Comenzó a moverla, al principio lento y luego con más entusiasmo. Jessica fingía no darse cuenta o no importarle. Ni siquiera la miraba.

- Está listo -Dijo Lana Ramsey- ¿Alguien anda trayendo tarjeta de memoria?

- Yo tengo -Dijo Jessica Córdoba, sacando una de su cartera.

- Gracias -Dijo Lana- Yo voy a imprimir por mientras.

Una vez que Lana se alejó Jessica encaró a Javier.

- ¿A tí que te pasa?

- Tranquila, mujer. Tenía las manos heladas, eso es todo.

- ¿Y tú crees que soy una estufa? -Le preguntó, con una cara de reproche fingida que Javier captó al instante.

- No eres una estufa, pero eres igual de caliente.

- No me gusta que me hables así.

- Pero sí que te toquen así -Respondió Javier, sin sacar sus manos en todo ese tiempo- Yo creo que esto te gusta.

- ¿Por qué estás tan seguro?

- Primero admite que esto te gusta.

Las piernas de Jessica comenzaron a temblar.

- Acá no -Le dijo ella, bastante nerviosa.

- ¿Dónde entonces? Soy adicto a tocar de esas panties.

Jessica tuvo que hacer enormes esfuerzos para controlarse y retirar esas manos que encontró tan grandes desde ahí. No quería sacarlas por cuenta de ella.

- Ya te dije. ¡No me gusta que me hables así!

- ¿Segura que no te gusta como te toco? Asúmelo, flaca. Desde que entramos a la academia que no paras de mirarme.

En ese instante llegaba Lana Ramsey, sin la hoja impresa.

- Me topé con el profesor en el pasillo. Dijo que el trabajo se entregaba escrito a mano.

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