Amigos y rivales (2)

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— Esta academia es una porquería —Dijo Rob Irwin— ¡No puedo creer que esté estudiando aquí!

Caminaban y fumaban casi sin decir nada tras haber ido a una tienda de tabaco ubicada en otra calle. Mak Savicevic se sentía demasiado alterado aún producto de lo vivido recientemente, puesto que al mismo tiempo le había hecho extraer muchísimas conclusiones.

Por lo menos estaba comenzando lentamente a interactuar con sus compañeros de academia y eso era un avance.

— ¿Cómo pueden ser tan imbéciles aquí? —Insistió Rob, en voz alta— ¡Me da vergüenza estudiar aquí, no puedo creer lo poco real que es todo esto! Por si fuera poco, esos idiotas son cobardes ¡Dos contra uno! ¿Te parece que eso es de hombres?

— Quizá es la competencia —Respondió Mak, agradecido en parte de estar viviendo nuevas emociones sintiéndose acompañado—. Es obvio que van a querer desacreditar a sea quien sea que vaya primero en el ranking.

Rob encendió un nuevo cigarro con el fuego de otro. Luego lanzo la colilla al suelo, casi con rabia.

— Igual cagaste fuera de la taza del water pero te paseaste a ese Willy Smith —Dijo Rob, riéndose—. Y eso, como diría el maestro Ian Cauldfield, siempre se agradece.

Mak Savicevic se rió con ganas tras la humorística y acertiva comparación entre Martin West y Willy Smith.

— ¿Que es lo que se agradece? —Preguntó.

— La irreverencia pues hermano. Hace que estás clases de mierda sean mucho más divertidas.

Mak Savicevic oía bastante agradecido a Rob mientras caminaban de vuelta hacia la academia.

— Tal vez se me pasó la mano —Dijo de pronto—. Debería ir dónde ese tal West y tal vez pedirle disculpas.

— ¡Por ningún motivo, hermano! —Exclamó Rob— ¡Eso le quitaría bastante mérito a la mierda que hiciste!

— Creo que tienes razón —Sentenció Mak.

Rob Caminaba algo más lento. Por primera vez se sentía como en confianza ante un compañero de la academia.

— ¡Tienen muy poca calle nuestros compañeros de clase! —Continuaba Rob—, tienen demasiado poco mundo ¡Son gente demasiado corriente! ¡Las clases son una mierda, hermano! ¡No deberíamos estar aquí si es que aspiramos a ser buenos escritores! ¡Aquí en esta burbuja no estamos aprendiendo nada!

Rob Irwin era el tipo de persona que reservaba el vocablo hermano solo para las grandes ocasiones y le parecía raro usarlo con Mak Savicevic, quien le iba cayendo cada vez mejor, puesto que en privado se mostraba como alguien mucho más sensible y empático a diferencia de cuando estaban en público ante una multitud. Tampoco tenía los mismos valores que él, lo cual facilitaba un tanto las cosas.

— Más que estúpidos y corrientes son unos cobardes —Dijo Mak—. Andan pendientes de la gente vulnerable y buscan desacreditarla para sobresalir. Por ejemplo, el otro día ese tal Ray Pérez no paraba de burlarse de Reno Cauldfield.

— ¿Quien es Reno Cauldfield, hermano?

— Perdón —Dijo Mak, sintiéndose mal por haber soltado aquel secreto sin querer—. Quise decir Reno Florenzi.

— ¿Quien es Ray? —Preguntó Rob, haciéndole gracia no saberse los nombres de sus compañeros— ¿Ese panameño estúpido y fanfarrón?

— Ese mismo —Respondió Mak, preguntándose si había logrado sacarsela o no.

— No tienen códigos de masculinidad esos imbéciles, considero yo, humildemente.

— Además de que son ellos los bocones, no yo, precisamente.

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