Amigos y rivales (4)

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Tras aquella suave mamada que le estaba proporcionando Jessica debajo de las sábanas, Javier Busquets se sentía de un modo extraño, de una forma que antes jamás se había sentido.

— ¿Te gusta así? —Le preguntaba ella, tras deslizar su lengua desde la base hasta el glande, para luego continuar aquella labor con su mano, mirándolo a la cara viciosamente.

— Por supuesto que sí —Le respondió Javier, acariciándole suavemente el rostro mientras ella procedía.

Había decidido llevarla a conocer su casa. Sabía de que el hecho de que ella pasara la tarde sola en su casa después de clases mitigaba en parte su propia soledad.

En eso Jessica Córdoba comenzó a chupársela con más impetú y Javier se concentró inmediatamente.

— Voy —Dijo él, tomándola del pelo.

Ella succionó con mucha más fuerza y en el instante preciso en el que ella presintió la eyaculación decidió retirar su boca con el fin de colocar sus pechos. Javier frotó su verga lo más que pudo ahí, hasta que según él logró extraer la última gota de aquello. Ella simplemente sonreía mostrándole la lengua.

— ¿Donde está el baño? —Le preguntó Jessica, limpiándose inmediatamente con la sábana.

— En esa puerta —Apuntó Javier, estirando el brazo.

Cuando se dió cuenta de que estaba solo abrió inmediatamente una nueva carta certificada. El remitente era Caks, quien le daba luz verde para llamar inmediatamente a Mika, previas instrucciones por escrito.

— ¡Oye! —Le dijo Jessica.

— ¿Qué?

— ¿Por qué no me contaste que tenías una tina en el baño?

La vió acercarse y en algún momento sintió que eso tan raro consistía en la fantasía de que ella era su novia, ya que se sentía bastante acompañado estando con ella. "Pues al parecer la mayoría nos sentimos solos", pensó.

— Pues porque se me olvidó.

Acto seguido Jessica Córdoba se instaló de un salto en la cama.

— ¿Puedo? —Le preguntó, acomodándose en su regazo.

Javier Busquets simplemente hizo espacio, sin responder nada. Insistía con posar su mano en su cabello y ella también se acomodaba para recibir mejor aquellas muestras de cariño.

— Me hubiese gustado haberlo hecho en el Jacuzzi —Dijo, acercando su rostro al de él—. Dime ¿En qué consiste el negocio que me querías proponer?

No sabía qué responderle en el momento justo que sonó su teléfono. Era un mensaje de Caks.

— ¿Podríamos hablar de eso despues? Ocurre que me acaba de llegar trabajo.

— ¿Necesitas que me vaya de aquí?

Miró su rostro y lo consideró triste, y en esos momentos sintió una imperiosa necesidad de aliviar lo antes posible aquella tristeza.

La besó en los labios. Luego la tomó de la cintura.

— No quiero que te vayas —Le dijo Javier, sin medir las consecuencias de lo que hablaba en ese momento.

— Yo tampoco quiero irme —Le respondió ella—. Tu cama es exquisita y tú cuerpo también.

En ese entonces se le ocurrió la mejor de las soluciones.

— ¿Te gustaría relajarte un rato en la tina mientras me desocupo de una llamada internacional? Te prometo que en cuanto termine me iré a meter allí contigo.

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