Qué envidia daba ver a la profesora en ese bikini azul. Era hermosa y sexy, naturalmente. Como Evan. Ellos dos parecían guardianes de la bahía, saliendo sensualmente del agua, hasta en cámara lenta parecía.
Íbamos a jugar voleibol. Lo que parecía emocionante... de no ser porque yo no sabía jugar. Pero decirlo era vergonzoso.
— Yo no sé jugar— dijo Jimi, tan franco como siempre.
— ¿En verdad?— le preguntó la profesora.
— Nunca he jugado antes— dijo él—. Supongo que no tenía con quién jugar así que nunca aprendí.Automáticamente el corazón de todos se inundó de ternura.
Eso conquistó a todos.— Yo te enseñaré— dijo Evan mientras iba a abrazarlo.
— No pareces un buen maestro— dijo Zac—, deja que yo le enseñe.Lógicamente después de ese derroche de dulzura, todos iban a querer enseñarle a Jimi. Pero yo no tenía pretexto para no saber jugar. Las chicas en la escuela me invitaban a jugar todo el tiempo. Pero yo nunca lo creí necesario. Además, aunque admitiera que no sabía (cosa que no iba a hacer, eso dañaría mi orgullo), no provocaría la misma ternura que Jimi, así que sería extraño pedir ayuda para que me enseñarán. Los observé. Eran cinco. Sin mí los equipos estaban incompletos. No podía dejarlos así.
Debajo de un parasol, en unas sillas playeras reclinables, estaban Jason y Jill. Ella ni siquiera traía un traje de baño, sólo ropa ligera. Obviamente no tenía intenciones de irse de ahí, por lo mismo había llevado un libro para leer.
Jason parecía la persona perfecta para relevarme. Pero era incómodo acercarme a él así nada más, después de lo que había pasado en el auto.Pero era mi última oportunidad. Así que me acerqué. Lo observé. Caminé hasta él lentamente. Parecía estar concentrado observando a los demás. Llegué a donde estaba.
— Tenías razón— dijo de la nada.
— ¿Sobre qué?— pregunté.
— La playa es de lo mejor— dijo—. Y sin duda el rosa es tu color.Casi me caigo. Eso me había tomado por sorpresa. ¿Había estado observando? Repentinamente empecé a sentirme preocupada por cómo me veía.
Eso no me había molestado porque pensaba que un bañador completo como el que estaba usando no era tan revelador (en comparación al bikini de la profesora), además, después de verla a ella pensé que nadie pondría su atención en mí, ella eclipsaba a cualquiera.Me sentía nerviosa. Hasta había sentido la sangre fluir por mi cara.
— Sí— dijo Jill—, te ves muy bonita.
— Ah... gracias— acerté a decir.¿Yo estaba nerviosa? No, debía controlarme. Yo no era así.
Miré a Jason. En verdad parecía muy cómodo.
— ¿No vas unirte a los demás?— le pregunté.
— Estoy bien aquí— dijo.
— Pero deberías ir a divertirte— dije—. Sería un desperdicio estar en un lugar como este sin aprovecharlo.
— Lo estoy disfrutando mucho.
— Van a jugar voleibol— dije—, a ti te gustan los deportes, ¿No?
— No todos— dijo.Yo quería sujetarlo del brazo, levantarlo de ahí y empujarlo para que fuera con los demás.
— Va a ser divertido— dije.
Me observó atentamente. Nuestros ojos se encontraron. ¿Estaba tratando de psicoanalizarme?
— Ve a jugar— dije dudosa.
— Si me alejo de aquí hay una gran posibilidad de que Zac venga a la silla y no haga nada— dijo—. Se supone que el propósito de este viaje es que él se divierta.
— Yo puedo quedarme aquí— dije, era muy conveniente—, vigilaré la silla.
— Pensé que querías jugar con los demás.
— Sí pero ya te toca hacer algo— dije—. Me sacrificaré.Me miró, yo estaba nerviosa. ¿Ya me habría descubierto?
— Está bien— dijo.
Se levantó y caminó hasta los demás. Yo me senté en la silla mientras respiraba aliviada.
— Es un chico muy raro— dijo Jill.
— Sin duda— dije.
— Pero se ve que es una buena persona.Mejor de lo que nos merecemos, pensé. Internamente me disculpé por usarlo de esa forma.
Los observé. Zac estaba ayudando a Jimi a lanzar el balón. Desde ahí, la vista era muy buena. Ellos eran mis amigos y generalmente yo no me fijaría en ellos de ninguna forma posible, pero en ese momento era imposible no ver que sin duda yo era afortunada. Mis amigos parecían modelos de lencería.
— Cuánta gente hermosa— dije.
Entonces me di cuenta de que eso no se había quedado en mi cabeza.
— Es decir— dije nerviosa—, no es como si yo estuviera observándolos como una pervertida...
— Tranquila— me dijo Jill entre risas—, yo también lo pensé.
— ¿En verdad? Por un momento temí que pensara que soy una demente.
— Jamás pensaría nada malo de ti— dijo ella—. Además, yo también quedo alucinada con todos ellos. Y honestamente veo a Lucille y siento mucha envidia.
— ¿Verdad que sí?— dije, me sentí comprendida—, ¿Por qué el universo es tan injusto?
— Debe ser la genética— dijo ella—. La madre de Lucille fue modelo profesional. Era una mujer hermosa. También la madre de Evan, ellas eran hermanas.
— No sabía eso— dije sorprendida—. Qué buenos genes tiene la familia de Evan. Me imagino que su madre debió ser una rubia despampanante, de esas que veo en revistas y que hacen que pierda mi autoestima.
— Según las fotos que he visto— dijo Jill—, era muy bonita pero no era rubia. Era pelirroja, como Lucille.Observé a Evan. Y observé a la profesora. Recordé que Evan nunca nos contaba nada sobre él.
— ¿Conoce a la familia de la profesora?— le pregunté a Jill—, porque no recuerdo haber visto a ningún familiar en la boda.
— Lamentablemente la única familia que le queda a Lucille es Evan— dijo ella.Me lo imaginaba. Por eso Evan era tan independiente. Normal que no quisiera hablar de eso.
— Lucille debe ser la tutora de Evan— dije.
— Supongo— dijo ella.Pensé que era una pena. Probablemente ambos habían sufrido mucho. Era extraño porque generalmente solía pensar que la gente bella era muy feliz. Pero después de todo sólo eran eso, gente. La mala suerte no discrimina.
Sin embargo en ese momento sí se veían muy felices. Lucille estaba casada y la familia de George era ahora también su familia. Y Evan tenía a Jimi. La vida no parecía tan mala ahora.
— Se ven muy felices— dije aliviada.
— Lo están— dijo Jill—, me alegra ver a Zac tan activo. En verdad agradezco que nos hayan prestado esta playa.
— ¿Prestado?— pregunté, la observé—, ¿Nos prestaron este lugar?
— ¿Recuerdas la cerca metálica que cruzamos hace unos metros de aquí? Era el límite de la playa. Es una playa privada. Por eso no hay personas, de ser un lugar público y a éstas horas estaría lleno de gente.
— Eso explica muchas cosas— dije—, ya decía yo que era extraño que un lugar tan bonito estuviera tan solo y tan limpio. ¿De quién es la playa? ¿De algún amigo? Debe ser importante, porque no cualquiera es dueño de un pedazo de playa.
— En eso tienes razón— dijo ella—. Tenemos suerte de que este lugar pertenezca a los padres de Evan.La observé atónita.
— ¿Perdón?— dije asombrada—, ¿Qué acaba de decir?
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Problemas de Pasillo
RomanceZac se siente traicionado. Jimi descubre que en realidad no sabe nada sobre Evan. Evan intenta impedir que su pasado no afecte su relación con Jimi. Laura se da cuenta de que no puede ignorar esos nuevos sentimientos. Will decide seguir adelante...