70. El diario de Jimi

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Ver a Will había sido bueno para mí. Ya lo extrañaba. Parecía animado. Quería preguntarle sobre su problema con Zac, pero no me atreví. Si ellos habían decidido no hablar sobre eso entonces no debía ser fácil.

Mamá no estaba enojada conmigo sobre la fiesta pero papá sí. Me sentía terrible porque lo había decepcionado. También quería hablar con Evan sobre eso pero me sentía demasiado miserable como para saber qué decir. Él también estaba decepcionado de mí, estaba seguro.

Llegué a casa luego de visitar a Will. Mamá estaba en el sofá, bordando. Me acerqué.

— Hola, ¿Cómo está Will?— preguntó.
— Se ve muy bien— dije.
— Me alegra, es un increíble joven y un aún mejor médico.
— Sí, a mí también me alegra.
— ¿Y Evan? ¿Vino a dejarte hasta aquí?

La miré.

— Quería saludarlo— dijo ella—. Como que siento que hace mucho que no lo veo.
— Él... no fue con nosotros— dije.
— ¿No? ¿Por qué?
— No lo sé— dije.
— ¿No lo sabes? Pensé que ustedes se decían todas esas cosas.

Volví a observarla. Me senté en el sofá junto a ella.

— No últimamente— dije.
— ¿Qué? ¿Por qué?

No podía seguir callando más. Todo eso me estaba asfixiando. No sabía realmente qué era pero... me ahogaba.

— Evan dijo que estaremos separados un tiempo— dije al fin.
— ¿Qué significa eso?— dijo ella asustada.
— No lo sé... creo que terminó conmigo— dije tratando de controlar mis emociones.
— ¿Por qué? ¿Es por lo de la fiesta?
— No... aunque sí le molestó.
— ¿Entonces porqué es?

Mamá parecía angustiada. Así que decidí contarle todo lo que había pasado con Evan. Ella me escuchó atentamente.

— No creo que Evan haya terminado contigo— dijo ella.
— Pero ya casi no lo veo— dije—, sé que está decepcionado de mí. Debí apoyarlo más con esto pero no sé qué hacer. Me asusté cuando vi que todo era más grande que yo y... cuando él estaba pasando un terrible momento, yo me fui con Derek. Debo ser el peor novio del mundo. Además les mentí a ustedes. Debo ser el peor hijo del mundo también. Soy una horrible persona.
— Jimi, estás exagerando— dijo ella con buen humor—. Nosotros somos tus padres y nunca pensaremos que eres el peor hijo del mundo sólo por ir a una fiesta.
— También bebí jugo feliz— dije—. Además de malo también soy alcohólico.
— Beber una vez no te hace alcohólico— dijo ella—, además, no sabías que estabas bebiendo.
— Pero aún así, hice todo mal. No sé qué pasa conmigo.
— Yo sí sé— dijo ella—. Eres joven, eso es lo que pasa. Hay muchas cosas que no sabes. Por eso sientes que no puedes hacer nada por Evan. Pero él nunca te pidió que hicieras algo por él, ¿Cierto?

Lo pensé.

— No— dije.
— Porque no debías hacer nada más que estar junto a él.
— No parece suficiente— dije—. Me dolía verlo así. Pero Zac sí sabe qué hacer y gracias a él ahora Evan se ve mejor. Aún si yo me hubiera quedado junto a él todo sería igual.
— No exactamente. Tú estarías a su lado. Y él contigo. Jimi, no tienes idea de cómo ayuda el hecho de saber que alguien que amas está junto a ti, aún cuando parezca que no hace nada.
— Pero...
— Habla con él. Sé que quiere hablar contigo. No temas estar a su lado. Las cosas que él enfrenta son difíciles pero tú no debes tener miedo. Debes ser valiente. Ambos tienen que serlo, así la próxima vez que ocurra algo, no los lastimará.

Mamá era muy sabia. Quería creer que tenía la razón. Así que por la noche, traté de pensar en algo qué decir. La última vez que me había acercado para hablarle, él no dijo nada. Me dolió que no quisiera hablar conmigo pero entendí que quizá era demasiado pronto. Así que sólo me fui. Estaba muy confundido y a punto de llorar cuando Derek me envió una imagen de un gatito. En otro momento eso me hubiera matado de risa, pero aquella vez sólo pude verlo atentamente.

Pero no lloré. Gracias a eso no lloré.

Me alegraba que así hubiera sido. Derek sabía todo. Le había contado que Evan y yo no estábamos muy bien. Él trataba de animarme pero aún así no era suficiente. Debía avanzar, terminar eso.
Debía ser valiente.

Así que al día siguiente, estaba decidido. No me iría de ahí sin que Evan me escuchara. Esperé con ansiedad a que la hora del receso llegara.

— Jimi, has estado muy distraído en todas las clases— me dijo Gigi—, ¿Estás bien?
— Hay algo muy importante que debo hacer— dije.
— Entonces sólo estás nervioso— dijo ella—, tranquilo, puedes hacerlo.

Eso me hizo sentir más seguro. Si bien Gigi y yo no éramos tan amigos, ella siempre había sido buena conmigo. Me llenó de valor que me apoyara.

No tenía pretexto. Debía hablar con Evan. Así que corrí al jardín. Imaginé que si Evan no iba ahí como últimamente lo hacía, lo buscaría.
Llegué. Zac estaba ahí. Eso me alivió porque si Zac iba significaba que Evan también.

Caminé lentamente hasta él. Entonces, cuando iba a hablarle, Evan apareció. Sonriendo, se acercó corriendo. Zac se giró a verlo. Evan llegó hasta él, que estaba sentado en el césped. Y lo abrazó por la espalda mientras lo veía. Zac le regresó la sonrisa. Luego Evan tomó su mano, de la misma forma en la que tomaba la mía.

Se sentó a su lado y ambos se miraron. Evan se acomodó y creó un espacio entre ellos, espacio que Zac se apresuró a cerrar hasta quedar completamente junto a él, aún existiendo todo un jardín. Ahí estaban, sentados uno junto al otro, hablando y sonriendo. Pensé que nunca había visto a Evan más cómodo. Tampoco había visto a Zac más feliz.

Me asustó ver eso. De repente era como si temiera ir a interrumpir.
Pero me llené de valor y sabía que debía ir. Me acerqué sin hacer ruido. Los escuchaba reírse y hablar. Entonces me detuve cuando escuché algo que rompió mi corazón.

— Voy a buscar a Jimi— dijo Evan.
— No, quédate conmigo— dijo Zac.

Así que me giré inmediatamente y salí corriendo. Tan rápido cómo pude. Como si algo me estuviera persiguiendo. Llegué al baño. Entré apresuradamente y cerré la puerta. Entonces lloré. Me llevé las manos a la boca y lloré.

Todo en mi cabeza se estaba acomodando y no me gustaba lo que aparecía.
Ellos dos parecían felices. Lo eran. Zac había estado con Evan en sus peores momentos, obviamente prefería estar con él. Y Zac, que había estado muy triste por lo de Will y que casi nunca se mostraba feliz con nadie, era genuinamente feliz con Evan.

Ellos dos eran felices, se habían encontrado.

Problemas de PasilloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora