68. El diario de Laura

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Ya eran las 4:30 pm y Evan no llegaba.

— Sólo lo esperaremos otros cinco minutos más y ya— dijo Jason.
— Quizá olvidó que quería venir— dijo Jimi, desanimado.
— Tal vez— dije.

No podía dejar de preguntarme el porqué Evan no llegaba. Él mismo me había dicho muchas veces que quería ver a Will y era raro que no quisiera ir. Quizá sí quería pero tenía cosas qué hacer. De todas formas ir había sido tan repentino que entendía que ya tuviera planes.

Pasados los cinco minutos, salimos de casa de Jimi. Él parecía desanimado. No estaba segura de porqué puesto que habían demasiadas cosas. Pero Jason trató de animarlo. Parecía que había funcionado, al menos momentáneamente.

Después de mucho tiempo de viaje en donde Jimi recuperó su buen humor, llegamos al hospital. Tardamos mucho buscando a Will pero lo encontramos. Madie no estaba ahí pero era una pena porque quería conocer a Jason.
Por otro lado, Will lucía muy bien. Parecía que ya estaba acostumbrado. Se alegró mucho por ver a Jimi. Nos contó sobre la locura que era trabajar ahí y por un momento todos nos olvidamos que las cosas no estaban bien.

Sentí una punzada de nostalgia porque ya no éramos lo de antes. En un mundo perfecto, Zac y Evan estarían ahí. Es más, en un mundo perfecto todos estaríamos en el consultorio de Will, pasando las tardes contando cosas que nos pasaban. ¿Cómo fue que nos dividimos así? ¿En qué momento dejamos que la vida nos separara?

Jason y Jimi fueron por bebidas a una máquina expendedora que estaba cerca de ahí. Me quedé con Will.

— En verdad te ves bien— le dije.
— Me siento bien— dijo—. Es imposible no hacerlo cuando Madie se pone a contar chistes. Son tan malos que son buenos. ¿Cómo llevan los planes para la fiesta de halloween?
— Bien, sorprendentemente— dije—, todo van como queremos. Me impresiona que esté funcionando.
— A mí no— dijo—, las cosas siempre le salen bien a Zac.

Lo observé. Me sorprendió que pudiera decir su nombre sin parecer que sufría. Después de todo el tiempo sí estaba haciendo efecto.

— Demasiado bien últimamente que hasta da miedo— dije.
— Estoy seguro de que será un éxito— dijo—. Al menos eso espero.

Nuevamente lo miré. Conocía esa mirada. No era una sincera. Pero lo entendía, con Zac no podía ser sincero. Le dolía todo con respecto a él y no era como si sus deseos sobre la fiesta fueran falsos, era que no podía decir nada que estuviera relacionado con Zac sin recordar que no podía estar cerca de él. Como si Zac fuera un espectro que lo perseguía y no podía escapar. En realidad no podía escapar de sus sentimientos. Pero la idea era que se deshiciera de ellos, de otra forma seguirán ahí haciéndole daño.

— Will— le dije mientras lo miraba atentamente—, creo que deberías venir conmigo a la fiesta de halloween.

Él me observó sorprendido.

— ¿Qué?— dijo incrédulo.
— Tienes que venir— dije—, será divertido.
— No puedo. Sabes que no puedo— dijo.
— Claro que sí— dije—. Estoy segura de que Madie puede cubrir tu turno esa tarde.
— No es por eso— dijo—, sabes que no es por eso.

Me acerqué a él y tomé sus manos.

— Will, creo que es algo que tienes que hacer— dije—. De otra forma creo que seguirás igual. Tienes que verlo.
— No puedo, no estoy listo, necesito más tiempo...
— Estás bien— dije—. Ya no eres la persona de antes y estoy segura de que Zac tampoco. Las cosas han cambiado mucho. Tampoco te estoy pidiendo que vayas específicamente a verlo a él. Sólo quiero que me acompañes a esa fiesta.
— Pero él estará ahí— dijo nervioso—, no puedo dejar que me vea, me odia y...
— No quiero que él te vea— dije—. Quiero que tú lo veas. Que sepas que está bien. Para que así dejarlo ir no sea tan... tan triste.

Nos miramos.

— No llores porque si lo haces yo también voy a llorar y eso no es bueno para nadie— dije afligida.
— Entonces no hables de cosas tristes— dijo tratando de contenerse.
— No lo estoy haciendo— dije—, sólo quiero ayudarte. Por eso creo que ir a esa fiesta será bueno para ti. Zac no lo sabrá, es una fiesta de disfraces. No te reconocerá con el disfraz adecuado.
— ¿Cómo voy a a entrar? Sólo pueden ir los alumnos de tu escuela.
— La profesora nos ayudará— dije—, estoy segura. Déjame eso a mí.
— Pero... no sé qué haría yo ahí cuando lo vea.
— Nada— dije—. Porque eres más fuerte de lo que piensas. Todo esto que ha pasado no ha sido en vano. Estoy segura de que puedes superarlo.
— Yo no— dijo.
— Confía en mí— dije—. Estaré contigo en todo momento. Sé que saldrá bien. Creo que es algo que necesitas.

Me miró. Dudó mucho antes de siquiera considerar la posibilidad de ir.

— Pero será sólo un momento— dijo—. Sólo lo miraré, me aseguraré de que está bien y me iré. ¿De acuerdo?
— Bien— dije—, te juro que será algo bueno. Te hará las cosas más fáciles.

Jimi y Jason llegaron. Me separé un poco de Will.

— Traemos muchas cosas— dijo Jimi feliz.
— Qué bien— dije fingiendo felicidad.

Jason se acercó a Will. Hablaron un rato, mientras tanto Jimi y yo organizamos las cosas que fueron a comprar. Miré a Jimi. No parecía feliz.

— ¿Aún sigues preocupado por Evan?— dije.
— No, yo...
— Eres un mal mentiroso— dije—, además de que no te gusta.
— Lo sé pero... no quiero preocupar a nadie.
— Jimi, ya estoy preocupada por muchas cosas en este momento— dije—, puedo con otra más. Y honestamente es un honor preocuparme por ti.
— Es que... nada está bien.

Parecía preocupado. También Will, aunque fingía que no.

— Todo estará bien— le dije—. Para todos. Lo juro. Siento que las cosas encontrarán su camino pronto. Confía en mí.
— ¿Y si no?

Suspiré. Ya había pensado en eso, no era la primera vez que juraba algo que no se cumplía.

— Entonces tendremos que vivir con eso— dije.

Jason y Will se acercaron. Él parecía más calmado.

— ¿De qué hablan?— preguntó Jason.
— De cosas que nos preocupan— dije.
— Mi tema favorito— dijo—, aunque ustedes son los expertos, ¿No?

Nadie dijo nada.

— Imaginé que esto pasaría— dijo—. Pero está bien porque tengo la sensación de que no durará mucho tiempo.

Lo observé sorprendida. ¿Cómo es que siempre sabía qué decir? Y a diferencia de mí, todos sí le creían.

Pensé que por más que no quisiera, Jason nunca dejaba de sorprenderme.

Problemas de PasilloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora