Problemas de Pasillo

84. El diario de Laura

Habían demasiadas personas con muchos disfraces llamativos. Lamentablemente, el de Will y el mío llamaban mucho más la atención. Sabía que el vestido de novia era excesivo, pero estaba segura de que en realidad el que atraía todas las miradas era Will.

Él me preocupaba realmente. Estaba nervioso. No iba a demostrarlo porque no quería que yo me angustiara o que Jason dijera algo, ya que de por sí estaba en contra de lo que estábamos haciendo. Jason creía que era una mala idea y en ese momento, mientras caminábamos entre las personas, yo también lo creía.

¿En qué diablos estaba pensando? ¿Por que creí que era una buena idea que Will viera a Zac? No estaba listo. Sabía que debajo de ese antifaz tenía el seño fruncido. No decía nada y se movía lentamente.
No, eso no iba a salir bien. Pero ya estaba ahí. Debíamos terminar eso.

Tomé su mano. Me observó. Traté de sonreírle. De parecer que confiaba en el plan. Él apretó fuerte mi mano. Entendí que llevarlo con Zac dependía de mí. Habían demasiadas personas. El lugar estaba oscuro y las luces de colores iluminaban tenuemente. Casi no se escuchaba nada porque el Dj tenía la música muy fuerte.

Ahí estaba yo, conduciendo a Will por los lugares, tratando de mantenerme segura y confiada. Buscaba a Zac aunque se suponía que debía buscar a Evan. Daba lo mismo, podía apostar a que estaban juntos.

Pero después de un rato, no los encontramos. Empecé a impacientarme. Salimos de la zona del baile. Caminamos lejos de ahí. Necesitaba descansar y pensar claramente.

— Quizá debería irme ya— dijo él—. Madie iba a cubrir mi turno pero seguramente ya está cansada.
— No desperdiciaré el sacrificio de Madie así nada más— dije—. Además, estamos aquí por algo. No me rendiré tan fácilmente.

Él iba a decir algo cuando Evan apareció repentinamente.

— Holis— dijo feliz—, Laura, te ves increíble... ¿Quién es tu amigo?
— Soy yo— dijo Will.
— ¿Quién yo?— preguntó Evan confundido.
— Will.
— ¿Will? ¿El único e irrepetible?— preguntó Evan asombrado.
— No sé si soy único e irrepetible pero definitivamente soy yo— dijo Will.
— ¿Qué haces aquí?— le dijo Evan feliz—, siento que hace mucho que no te veo. ¿Cómo estás? Me hubiera gustado saber que vendrías...
— Evan, ¿Dónde está Zac?— lo interrumpí.
— Con Emery, supervisando todo— dijo él—. Estaba donde el Dj cuando lo dejé hace cinco minutos.
— Bien, ahora sabemos a dónde ir— dije, luego me dirigí a Evan—, ¿Ya viste a Jimi?
— ¿Jimi?— preguntó él sorprendido—, ¿Está aquí?
— Sí, está buscándote— dije.
— Pero le dijo a Zac que no vendría porque seguía enfermo— dijo Evan.
— Ya se siente mejor— dije—, así que ve y habla con él.
— Pero... no sé qué decir— dijo.
— No te preocupes, él tampoco sabe qué decir— dije—, así que están iguales.
— ¿Entonces qué debería hacer?— dijo angustiado.

La frustración ya me estaba empezando a poner de mal humor.

— ¡Escúchame bien, idiota!— le dije enojada mientras lo amenazaba con el dedo—, Buscarás a Jimi, lo encontrarás y le darás un gran y enorme beso siempre y cuando nadie los esté viendo, ¡Y no quiero ninguna queja! ¿Entendiste?
— ¡Sí señor!— dijo asustado.
— ¡Pues ve!

Salió corriendo. Lo observé. En medio de la pista regresó.

— ¿Y ahora qué?— le pregunté.
— ¿Dónde está Jimi?— preguntó.
— Le llamaré a Jason— dije.

Eso hice. Él contestó.

— ¿Dónde están?— pregunté.
— Atrás de ti— dijo.

Me giré. En efecto, ahí estaba Jason.