184. El diario de Laura (en una boda)

149 24 6
                                    

Todas las damas de honor llegamos junto a Jill. Todos ya estaban adentro. Fuimos a nuestros lugares. George se encargaría de llevar a Jill al altar con el señor Benette. Los pajes ya estaban en sus puestos. Le di la señal a Zac de que tocara el arpa. Empezó. Fue hermoso.

Jill se veía muy emocionada. Debía estarlo. Todas las personas que quería estaban ahí. El señor Benette tenía una enorme sonrisa en su rostro. Cuando al fin estuvieron juntos e intercambiaron miradas, fue como si se dijeran todo. Me sentía cansada pero poder ver eso hacía que todo valiera la pena.

Era como un sueño hermoso. La ceremonia terminó. Entonces regresé a la normalidad. Tomé mi teléfono mientras todos salían del lugar. No, no había ningún mensaje. Suspiré.

Will no iría.

Regresé a la casa de Zac en el auto de Madie. Jason también fue con nosotras.

— Todos lloraron— dijo Madie—. Me sentí extraña viendo eso.
— ¡Fue hermoso!— dije.
— ¿Tú porqué no lloraste?—me preguntó ella.
— Quería pero no tengo lágrimas— dije—. Creo que hasta para llorar estoy cansada.
— Debes estar deshidratada— dijo ella.
— Pero feliz— dije—. Tanto que si no logro quedarme en la universidad que quiero posiblemente me vuelva organizadora de bodas.
— ¿Ya sabes qué vas a estudiar cuando te gradúes?— me preguntó ella.
— Sí— dije—. Hasta sé en dónde quiero ir. El profesor Callahan y Ben piensan que puedo pasar el examen de aptitud.
— ¿Quieres ir a la universidad donde trabaja Lou?— dijo ella.
— ¡Quiero tomar clases del profesor Callahan!— dije emocionada.
— Suerte con eso— dijo ella—. Da miedo cuando se pone serio. Aunque tú también das miedo, quizá sea perfecto para ti. ¿Y tú?— le preguntó a Jason—, ¿Sabes qué vas a estudiar?
— Tengo una opción bastante sólida— dijo él—. Pero acepto sugerencias.
— ¡Estudia medicina!— dijo Madie—, ¡Y trabaja con Will y conmigo! Te enseñaremos todos los lugares en donde no pueden encontrarte si quieres esconderte para comer pizza.
— Lo consideraré, gracias— dijo Jason.

Ella siguió diciéndole cosas buenas que podrían pasarle si él decidía estudiar medicina.
Me dediqué a observarlos. Era extraña la manera en la que parecían llevarse. Como si se conocieran de años. Madie le sonreía y Jason la observaba mucho. Comprendí que en verdad eran de alguna manera muy compatibles.

Ambos me agradaban pero la idea simplemente no me terminaba de gustar. Imaginé que quizá sólo tenía miedo de ya no poder contar con Jason si él se encontraba en una relación. Naturalmente le daría prioridad a su novia. Sabía que ser muy dependiente de Jason no era bueno y realmente a él no parecía molestarlo porque tenía tiempo libre para lidiar conmigo. Pero si él saliera con alguien yo ya no podría ir a visitarlo en las noches.

Volví a ver cómo Madie se reía mientras contaba cómo Will una vez casi se resbala en el quirófano. Ella parecía genuinamente feliz.
Imaginé que tratándose de la felicidad de Jason y de ella, no me importaba que se olvidaran de mí.
Quizá era lo mejor, necesitaba poder hacerme cargo de mis propios problemas. No iba a tener a Jason toda mi vida para que me ayude, necesitaba volverme más independiente.

Llegamos. Había mucha gente. No conocía a casi nadie y no me sorprendía, después de todo ellos no eran mi familia. Mis padres estaban ahí. El señor Benette había invitado a muchos colegas del trabajo. Jill había invitado a algunas amigas también. Madie seguía hablado con Jason. Decidí dejarlos solos. Así podrían ser más libres.

— Buscaré a los demás— dije.

Me alejé. Les deseé suerte.

Encontré a Evan y Jimi.

— Hola— les dije—, ¿Interrumpo?
— No— dijo Jimi—. De hecho iba a ir a buscarte. Quería decirte que todo esto se ve maravilloso.
— Y aún no es todo— dije—. Por la noche se verá mejor. Me inspiré en las luciérnagas y todo esto tendrá lucecitas por todas partes.
— Muy romántico— dijo Evan—, ¿No creen que es romántico?
— Mucho— dijo Jimi—. Bailar será lindo.
— Ese es el plan— dije.
— Por cierto, ¿Y Will?— preguntó Evan—, ¿Por qué aún no está aquí?
— Eh... está ocupado por ahora— dije.
— Sí, seguramente llegará por la tarde para bailar contigo— dijo Jimi.

Problemas de PasilloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora