125. El diario de Laura

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Se estaba acabando Noviembre. Ya hacía frío y las calles se empezaban a llenar de bufandas de todos colores. También de paraguas porque por las tardes solía llover.

Will tenía un buen aspecto últimamente.
Había tenido una cita con alguien del trabajo. Al parecer todo quedó en algo de una vez, pero me gustaba que intentara cosas nuevas. Habían pasado meses desde lo de él y Zac, ya era tiempo. Como su cita fracasó (así lo consideraba Madie), ella se la pasó molestando a Will por eso. Entonces él la molestó a ella por estar tan solterona como él y luego ambos recordaron que ya se venía Navidad y todas esas reuniones familiares... y no tenían nadie a quién llevar... terminaron deprimidos y fueron a un bar. Me preocupaba el inminente alcoholismo de esos dos pero ellos insistían en que estaban bien y que yo debía preocuparme por mí. Decidí hacerlo porque Will ya no estaba tan solo, tenía a Madie después de todo.

Así que en una de esas noches en las que subía a la habitación de Jason por su ventana, le conté que en verdad quería llevar a alguien a casa en navidad para las fiestas.

— ¿Significa que tratarás de encontrar novio en menos de un mes?— preguntó.
— Es posible— dije.
— Claro que sí, no dudaría de ti— dijo—, sólo dudaría de la autenticidad de esa relación pero si estás determinada a tener novio para navidad no planeo detenerte.
— Lo estoy— dije—. Ya tengo a alguien en mente.
— ¿Significa que por fin vas a salir con Will para formar una pareja entrañable y sólida?
— No, Will es mi amigo— dije—. Jamás podría salir con él.
— Harían una bonita pareja.
— También tú y Jimi pero las cosas no son así— dije.
— O quién sabe— dijo él—, la vida da muchas vueltas.
— ¿Saldrías con Jimi aún cuando él salió con Evan?
— Si los tres fuéramos lo suficientemente maduros como para aceptar la situación, podría— dijo.
— Eso me suena a traición— dije—. Nunca debes salir con el ex de un amigo, es la ley de oro de las comedias románticas.
— ¿Y si yo fuera el verdadero amor de Jimi? ¿Debería dejar pasar la oportunidad de ser feliz sólo porque en algún momento Evan salió con él? ¿Es justo que los tres seamos infelices sólo por respetar una ridícula regla?
— ¿Te gusta Jimi?— dije sorprendida.
— Era sólo un ejemplo— dijo.
— Ya me había asustado. No necesitamos tanto drama.
— El drama es parte de la vida— dijo—. Significa que están pasando cosas.
— Pues yo ya no quiero más drama en mi vida— dije—. Quiero que mi año termine bien.
— Suerte con eso— dijo.

Estaba determinada en verdad a encontar la vida pacífica que quería. Mi primer objetivo era tener novio. Así que convencí a Evan de que me llevara con él la próxima vez que fuera a visitar a sus padres.
El día llegó y estaba lista: haría que el hermanastro de Evan me adorara.

La casa gigante de los padres de Evan no podía dejar de asombrarme. Pero lo aún más sorprendente era la buena relación que él llevaba con ellos. También Jimi, ya hasta parecía parte de su familia. Su mamá se alegró por verme.
Entonces apareció su hermano. Y no iba solo.

— ¿Quién es ella?— le pregunté a Evan.

Una chica de largo cabello estaba acompañando a su hermano.

— Es Susy, su novia— me dijo.

Sí, debí sospechar que alguien tan apuesto como él tenía novia. Era como decir que Evan estuviera soltero, cosa que no era así para nada.

Salieron al jardín y al principio me pareció que todo estaba bien hasta que descubrí que aquello parecía una especie de cita doble y yo no encajaba ahí para nada. Jimi y Susy (que resultó ser una chica muy amable) hacían todo por volverme parte de la conversación pero era muy incómodo.

Así que fingí que debía hacer algo importante y salí de ahí. Evan y Jimi querían acompañarme pero la mamá de Evan hizo que su chofer fuera a dejarme a casa.

Una vez ahí, miré la casa de Jason. Era sábado, debía andar por ahí. Le había contado que iría con Evan para conquistar a su hermano. Así que lo llamé.

— ¿Cómo va todo?— preguntó.
— Mal— dije—. Ya abandoné el plan.
— No deberías darte por vencida.
— Sí debería porque él tiene novia.
— Lamento escuchar eso— dijo.
— Sí, y no tengo un plan B. Eso era todo.
— Bueno, sé que estás triste y probablemente necesitas un abrazo así que por qué no vienes— dijo.
— Estoy afuera de tu casa— dije.
— En realidad no estoy ahí.
— ¿Entonces?
— En el hospital.
— ¿Con Will?— pregunté.
— Con Madie en realidad. Pero Will debe andar por aquí.

¿Con Madie? ¿Por qué? Recordé aquella vez que los vi juntos.
Era extraño.

No lo pensé más y salí a buscar el autobús. Lo encontré. En el trayecto hasta el hospital no pude dejar de pensar en Jason y Madie. Era muy sospechoso. ¿Y si estaban conspirando?
Llegué. Hacía mucho frío. El clima había empeorado mucho. Por suerte yo había llevado mi abrigo y mi bufanda.

Pregunté en recepción por Madie. No sabían en donde podía estar pero yo sí. Fui por las escaleras. Efectivamente, ahí estaban en donde siempre. Will también estaba con ellos. Los saludé.

Se alegraron por verme. Les conté de mi plan fallido. Will me abrazó. Luego Madie dijo que quería ir hasta el último piso. La seguimos. Abrimos la puerta. Hacía mucho frío. Salimos. Estábamos en la cima del edificio.

— ¡Qué frío!— dijo Will.
— Sí, pero tu estás casi sin ropa— le dije.
— Es porque acabo de salir de una cirugía— dijo.
— Podrías enfermarte— dije.

Me quité la bufanda. Se la enredé en el cuello. Me observó.

— Está calientita— dijo feliz.
— Y es rosa— dije—. El mejor color del mundo.

Él parecía feliz. Entonces recordé que esa era la bufanda que Zac me había regalado.
Estaba muy sorprendida. La vida era muy extraña. Esa bufanda que era de Zac había terminado con Will. Contra todo pronóstico. Sin que ambos lo supieran. Parecía mágico, como si el destino fuera el que determinara que las cosas pasaran así.
Lamentablemente, la realidad no era tan mágica. Me alegré de que ambos no lo supieran.

— Sabes, creo que la vas a necesitar más que yo— le dije—. Quédatela.
— No, no podría— dijo él.
— Está bien, de alguna forma siento que su lugar es contigo— dije.
— Bueno, ya que insistes me la quedaré— dijo—. Es extrañamente cálida.
— Lo sé— dije.

Luego Madie empezó a cantar. No sabía si era por la resaca o porque llevaba un turno de doce horas, pero estaba muy feliz. Llegó la tarde. Tenía que irme.

— Creo que deberíamos irnos— le dije a Jason.
— Yo me quedaré un poco más— dijo.
— Con Madie— dije.
— Sí, con ella— dijo.

Will me acompañó a la salida. Regresé a casa. No me sentía bien y realmente no sabía porqué. Estaba enfadada y triste. Pensaba que era por lo Susy, pero al momento de conocerla realmente me dio igual. No podía ser por eso.

Quizá era por mi bufanda. Aunque me había sentido feliz por dársela a Will.

Simplemente todo era muy confuso.

Problemas de PasilloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora