77. El extraño diario de Zac

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Octubre no duró nada, había escuchado que dijo Jill cuando estaba acomodando los adornos de halloween en la ventana. Para mí las últimas semanas de ese mes habían sido una pesadilla. Jill y papá habían cumplido años ese mes y esa había sido la única cosa buena. Por suerte los preparativos de la fiesta consumían todo mi tiempo porque de otra forma me hubiera vuelto loco.

Sobre todo porque Evan y yo habíamos estado evitándonos. Imposible no hacerlo, lo de la última vez fue terrible.  Lo pensé y en efecto, iba a dejar que él me besara. No tenía idea de porqué, todo era muy confuso. Se suponía que él era mi amigo y estaba seguro de que yo no le gustaba, él tampoco me gustaba a mí (al menos eso quería pensar), por lo que simplemente no entendía qué pasó esa tarde. Sabía que esa escena me resultaba muy familiar por alguna razón (una razón buena porque me dejé llevar por completo) y sólo quería descubrir porqué se sentía así, claro que no planeaba besar a Evan que no sólo era mi amigo, si no que también el novio de Jimi, una de las personas que más quería en todo el mundo.

Además de ser un pésimo amigo también era un traidor.
Qué bueno que tanto Evan como yo reaccionamos a tiempo porque de otra forma eso hubiera sido feo. Lo mejor era que él también había decidido no hablar al respecto, lo que yo agradecía infinitamente porque no estaba en condiciones para hacerlo. Pude enloquecer de no ser porque Laura dijo que necesitábamos hablar para resolver todo eso que había pasado entre ella y yo. Por suerte ella sugirió conversar cuando la fiesta de halloween pasara, para que podamos mantenernos enfocados en eso. Al menos ya era una preocupación menos.

O eso pensé.

Cuando estaba en la sala del consejo estudiantil, justo cuando Harry estaba hablando sobre lo recaudado hasta el momento por la venta de los boletos y otras donaciones voluntarias, me desmayé. Fue extraño, en un momento estaba en la sala mirándolos a todos y luego estaba en la enfermería, con la profesora.

— Hola— dijo ella, muy paciente—, ¿Tuviste dulces sueños?
— No realmente— dije—. Me duele la cabeza.
— Pues sí, caíste al suelo, imposible que no te duela. ¿Cómo te sientes? ¿Necesitas ir a un hospital?
— Estoy bien— dije—, no es la primera vez que me golpeo contra el suelo. Además, si heredé los genes de mi madre, mi cabeza es muy resistente. La vi muchas veces lastimarse y salir ilesa. Estaré bien.
— No lo creo— dijo.
— ¿También eres doctora?
— No. Pero puedo llamar a Will o a Madie, ellos sí lo son.
— ¡No, te juro que estoy bien!— dije.
— ¿Entonces porqué te desmayaste? Pero más importante: ¿Te pasa seguido?
— Es por estrés, estoy seguro.
— ¿Qué te estresa?— preguntó.

Lo pensé. La fiesta de halloween, la relación de Evan con sus padres, la relación de Evan con Jimi, Jimi y sus sentimientos, Laura y los suyos, la forma en la que decepcioné a Jason, todas esas discusiones tontas, la escuela y mi promedio, el futuro, lo que me pasó con Evan y los ridículos sentimientos que Will creía que tenía por mí. Nada más. No iba a decirle eso a ella.

— Es difícil de explicar— dije.
— Como sea, llamé a Jill.
— ¿Qué?— dije asustado—, ¿Por qué?
— Porque desmayarse es muy grave. Necesitas descansar.
— No, necesito regresar al consejo estudiantil porque hay mucho por hacer...
— Niño, relájate un poco— dijo—. Todo estará bien. Laurita puede hacerse cargo de eso, estoy segura. Los demás también. Además no creo que quieras regresar para traumarlos otra vez.
— ¿Los asusté?
— Claro que sí— dijo ella—. De hecho mandé a Laura por unas cosas para que dejara de escuchar cómo se lamenta por ti. Para ser joven es una chica muy dramática. Los demás también estuvieron aquí un buen rato. Jamás había escuchado a Emery hablar como si tuviera sentimientos, siempre pensé que era un robot. Y Harry estaba muy preocupado también. Es más, hasta Tonny habló y todos sabemos que él es muy tímido. Por otro lado, Jason está afuera junto a Evan.
— ¿Afuera? ¿Por qué? ¿Y cómo es que ellos se enteraron?
— Laura les dijo— dijo ella—. Evan entró en pánico diciendo que es su culpa y Jimi casi se pone a llorar. Así que lo mandé por algo a mi auto. Espero que se tarde buscándolo, porque estaba aquí preguntándome si te ibas a morir y me cansé de decirle que no.
— Estuvieron aquí— dije—. Juntos. Y sólo tuve que poner en riesgo mi vida para lograrlo.
— ¿Por qué te sorprende? Ustedes son amigos.

No últimamente, quise decirle. Lamentablemente no.

— Le diré a Evan que entre, debe estarle dando un ataque allá afuera— dijo ella.

Caminó a la puerta. Yo me senté en la orilla de la cama. Para ser una de esas camas de hospital estaba bastante cómoda. Ella abrió la puerta y Evan entró rápidamente. Me observó. Se acercó rápidamente y me abrazó.

— ¡Zac, estás vivo!— dijo feliz.
— También me alegra verte— dije.

Jason entró. Me observó. Me sentí terrible. Quería hablar con él también pero no sabía cómo. Últimamente ya no sabía nada.

— ¡Todo es mi culpa!— dijo Evan—, ¡Sé que es mi culpa!

Iba a decirle que no cuando entró Laura. Traía unas bolsas. Al verme las dejó caer al suelo y se acercó rápidamente.

— ¡Zac, lo siento mucho!— dijo Laura—, ¡Es mi culpa, debí ayudarte más!

La observé apenado cuando Jimi llegó también.

Al igual que Evan se acercó para abrazarme. Evan se alejó un poco de nosotros. Eso me sorprendió.

— ¡Zac, me alegra que estés bien!— dijo—, creo que es mi culpa que no te encuentres...
— No, es mi culpa— lo interrumpí—. Todo es mi culpa.
— ¿Qué es esto?— dijo la profesora—, ¿El festival de la culpa? ¿Por qué todos se culpan?

Nos miramos entre nosotros.

— Porque hay mucho que no se han dicho— dijo Jason al fin—. Pero está bien porque pueden hablar ahora.
— O luego— dije—. De preferencia luego.

Jason me fulminó con la mirada. Yo no tenía intenciones de hablar en ese momento. En cambio, deseaba que Evan y Jimi sí lo hicieran. Hasta que Evan habló al fin.

— Zac, debemos hablar— me dijo.

Me sentí terriblemente enojado. ¿Acaso no estaba viendo a Jimi a su lado? ¿Por qué quería hablar conmigo y no con él?

— ¿Con Zac?— le preguntó Laura sorprendida, tanto como todos—, ¿Por qué quieres hablar con él primero?
— Debemos hablar de cosas— dijo él muy serio—. Zac, te llevaré a casa.
— Jill vendrá por él— le dijo la profesora.
— Entonces me quedaré aquí hasta que eso pase— dijo.

Observé a Jimi. Miraba a Evan atentamente. Pero no decía nada. ¿Por qué no decía nada?

— Quizá también podrías quedarte, Jimi— dije.
— Eh... tengo que regresar a mi grupo— dijo.
— De hecho todos deben— dijo la profesora—. Pero tranquilos, cuidaré a Zac.
— Yo me quedaré— dijo Evan—. Tengo que quedarme.
— Pero estará bien— dijo Jason—, cuidarán bien de Zac.
— No voy a dejarte— me dijo Evan muy decidido—. Tú nunca lo hiciste.

Nos observamos. Recordé todo lo que había pasado entre nosotros. Entonces no dije nada, todo era confuso y no encontraba ninguna respuesta.

Cuando regresé mi mirada a los demás, Jimi ya no estaba.

Problemas de PasilloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora