193. El diario de Laura

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Estaba sentada viendo a la gente bailar. Me sentía cansada pero tan ansiosa por Zac y Will que pensé que aunque tratara de dormir no lo lograría. Sólo quería verlos. Jason estaba a mi lado en silencio, mirando su teléfono. Parecía preocupado. Pero él confiaba en Will y Zac, así que no debían ser ellos los que le preocuparan. ¿Entonces?

Lucille estaba bailando con George. Ambos parecían en verdad muy enamorados. Luego mis padres se unieron a la pista de baile, cosa que casi nunca hacían porque mi mamá era muy tímida como para hacer eso. Pero el ambiente era tan perfecto que resistirse parecía imposible.

Verlos a todos me hacía pensar que quería algo así. Quizá no pronto pero... algún día. Se suponía que debía aspirar a muchas cosas en mi vida pero no me sentía mal por desear un poco de amor.

Jason se levantó y salió del lugar. Me preocupaba.
Evan apareció.

— Laura, te ves terrible— dijo él—, deberías dormir. Pero mucho. Tanto que quedes absolutamente satisfecha. Podrías invernar.
— No puedo, no junté comida para sobrevivir al invierno— dije—. ¿Y Jimi? ¿Aún está enojado contigo?
— No, me disculpé con él— dijo Evan feliz—. Ahora podré seducirlo. Muy pronto caerá en mis escrupulosas manos.
— Suena como si fueras el villano de una película— dije.

El abuelo de Zac apareció. Nos saludó.

— Me contaron que tenías algo que querías decirme— le dijo a Evan.
— En realidad sí— dijo Evan—. Usted tuvo un matrimonio largo y hermoso, ¿No?
— Me gusta pensar que sí.
— ¿Podría darme algunos consejos? Estoy tratando de seducir a alguien— dijo Evan.
— ¿En verdad me estás pidiendo consejos? Pensé que eso no sería un problema para ti— dijo, me observó—, ¿Intentas conquistar a esta jovencita?
— No, es otra persona— dijo Evan.
— Sí, nunca podría ser yo— dije.

Evan me observó intrigado.

— ¿Significa que no te parezco atractivo?— me preguntó.
— No es eso— dije—. No creo que exista alguien en este mundo que no te considere atractivo. Es sólo que me sería imposible verte de esa forma.
— ¿Por qué?— me preguntó el abuelo de Zac.
— Porque Evan es como un hermano. De hecho mis amigos son como hermanos— dije.
— Entonces deseo que ninguno de ellos se enamore de ti— dijo él—, o tendrá serios problemas.
— Tristes problemas— dijo Evan—. Ha de ser horrible amar a alguien que sólo te ve como un hermano.
— No se preocupen, eso nunca pasará. Estoy destinada a ser soltera— dije—. Pronto conseguiré mi primer gato.
— Eso es algo que Zac dice mucho— dijo Evan.

Evan y el abuelo de Zac se rieron.
Yo no, sólo podía mirarlos mientras pensaba que hay demasiadas cosas que no sabían.

— ¿Dónde está Zac?— preguntó Evan—, debería estar aquí para que pudiera burlarme de él.
— En su habitación— dijo su abuelo.
— Iré por él— dijo Evan y salió corriendo.

Quise decirle que no lo encontraría ahí pero ya era tarde. Jill llegó a nosotros.

— ¿Y Zac? Están tomando fotos y quiero que salga en ellas— dijo Jill.
— Evan fue por él— dijo su abuelo.

Ambos se fueron al lugar donde estaban tomando fotos.
Me quedé sola un rato.
No hice nada más que mirar mis zapatos y sentirme nerviosa y ansiosa al mismo tiempo. Revisé mi teléfono por si acaso pero no, todo estaba bien. Jimi apareció.

— Perdí a Evan— dijo—. Es extraño porque pensé que tenía algo que quería mostrarme.
— Aún es temprano para eso— dije—. Pero aparecerá pronto.

Él me observó.

— ¿Estás bien? Pareces cansada— dijo.
—  Me siento muy bien, aunque no me creas— dije—. Quizá un poco nerviosa. También un poco perdida.
— Sé a qué te refieres. Últimamente me siento así— dijo él, parecía serio—. Trato de parecer que no me preocupo pero realmente no es así.
— ¿Te molesta algo? ¿Está todo bien con Evan?
— Sí, él no es el problema. Es sólo que me he estado preguntando qué sigue después. Es decir, no sé qué pasará conmigo. Entiendo que tengo a Evan y me hace muy feliz poder amarlo y que me ame a mí pero... no sé cuál debería ser mi objetivo. Antes no me preocupaba porque estaba ocupado pensando en Evan.
— Y como ahora todo va bien puedes pensar más en ti y no tanto en la relación que tienen— dije.
— De alguna manera siento que están relacionadas— dijo—. En realidad no entiendo bien qué me pasa. Sólo me siento angustiado por no tener un objetivo fijo.
— Te comprendo— dije—. Quizá me siento así también. Logré lo que quería y ahora... no sé cómo debería sentirme o a dónde debería dirigirme. Pero confio en que pronto lo sabré.
— ¿Cómo puedes estar tan segura?— me preguntó.
— Me gusta pensar que las cosas encontrarán la forma de salir bien— dije—. Soy optimista. Además, nos tenemos entre nosotros. Nunca estaremos demasiado perdidos. Los demás nos ayudarán. No te preocupes, confía en Evan y en los demás.

Le sonreí. Él me regresó la sonrisa.

— Tienes razón. Buscaré a Evan— dijo y salió corriendo.

No pude decirle nada más.
Me quedé ahí un buen rato. Mis piernas se sentían pesadas. Sentía que no podía ponerme de pie.
Estaba pensando en lo que pasaría conmigo. Me había dedicado a Will y a Zac por mucho tiempo, tanto que me olvidé de mí. No me arrepentía de eso porque sabía que valdría la pena pero... era imposible no sentirse perdida después de eso.

Estaba en ello cuando se me ocurrió mirar hacia el frente instintivamente. Ahí, al final del salón justo en la entrada, estaba Will. Al principio me pareció una ilusión pero cuando algunas personas se movieron, pude asegurarme de que en efecto era él. Miraba al jardín y se encontraba solo. Lo conocía tan bien que por su cara entendí que estaba abrumado. No lograba comprender qué hacía ahí. ¿Acaso no se había encontrado con Zac?

Me levanté y caminé hacia él sin dejar de mirarlo. Me sentía cansada y me había prometido a mí misma no moverme porque podría lastimarme pero mi preocupación por Will le ganaba a cualquier malestar.
No había nada que no pudiera hacer por él. Aún si estaba destrozada, sabía perfectamente que iría a alcanzarlo sin importar en dónde estuviera. Así me había manejado los últimos meses y no sería fácil dejar de hacerlo.

Entonces él miró hacia donde yo estaba y nuestros ojos se encontraron. Sonrió. Pero no era la sonrisa que vi todos esos meses anteriores. Se veía genuinamente feliz. Como si pudiera iluminar todo un mundo con su sonrisa. Y eso hizo. Al menos mi mundo sí pareció más luminoso.

Caminé hasta él mientras recordaba lo que había pasado todo ese tiempo. Sobre todo comparaba la cara que tenía aquella vez que lo encontré en su casa llorando porque Zac lo había rechazado. No tenía nada qué ver con lo feliz que se veía en ese momento.
Cuando estuve frente a él sentí un nudo en la garganta. Había demasiado que quería decir pero su sonrisa era la respuesta a todo.

Sentí ganas de llorar. Me sentía muy feliz por verlo así. Lo abracé. Y él me abrazó. Estuvimos un rato así, sin decir nada. Me separé un poco y lo miré. Él también me miraba.

— Todo estará bien— le dije y no podía evitar sonreir.
— Lo sé— dijo—. Puedo sentirlo. Ahora sí. Nunca lo hubiera logrado sin ti.
— Claro que sí.
— No, sé que no. No tienes idea de lo que significas para mí. No sabes cuánto te agradezco... ojalá pudieras sentir lo que siento.
— Puedo darme una idea— dije.

Miré a mi costado. Era Zac, que me veía como si no pudiera creer que estuviera ahí. Le sonreí.

— Hola— dije.

Él se acercó y me abrazó. Tan fuerte que me dieron ganas de llorar. Porque de alguna manera entendí lo que sentía y aunque no dijo nada, lo entendía. Mis ojos se llenaron de lágrimas. Me separé un poco. Lo observé. Él se veía que también quería llorar. Eso me conmovió más si es que era posible.

— ¿Cómo es que eres tan fabulosa?— preguntó.
— No lo soy— dije—. Pero me agrada que lo digas.

Me limpié la cara con la mano. No quería que nadie me viera llorar.

— No sé porqué ustedes están conmigo ahora— dije—. Hay cosas de las que deben hablar. Así que vayan, rápido.
— Pero...— dijo Will.
— Son demasiados días los que deben recuperar— dije—. También son muchos los que vendrán. No serán fáciles aunque sé que esto ya lo saben. Pero está bien porque yo estaré ahí. Por si me necesitan. Por si quieren hablar. Por si quieren pelear con alguien. Por si necesitan un abrazo. Por si se sienten solos. Por si quieren contar un chiste. Excepto por si quieren planear una boda. Oficialmente me retiro del mundo de las bodas.

Will y Zac me observaron y sonrieron. Les sonreí.

Esto es todo, pensé. Así se cierra un ciclo en mi vida.

Lo sabía porque me sentía más feliz que nunca antes.
Sólo necesitaba verlos felices para entender que todo, absolutamente todo había valido la pena.

Problemas de PasilloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora