56. El extraño diario de Zac (y una idea)

123 23 3
                                    

Todos en el consejo estudiantil me observaban. Probablemente mi idea era difícil de aceptar. Pero estaba aferrado en hacerla. Así que sólo debía dejarlo a votación y si la mayoría me apoyaba lo haríamos. Probablemente Emery estaría de mi lado. Con un poco de suerte, mi primo también. Carly era fácil, me tenía miedo así que sólo debía fulminarla con la mirada y listo. Harry y Laura serían el problema. Él posiblemente consideraría que mi idea era difícil de ejecutar. En cuanto a Laura... no sabía qué pensaba.

— Es una buena idea— dijo Harry—. Pero complicada. Tendríamos toda la responsabilidad por si algo va mal. No sólo en la seguridad de los estudiantes, si no también con la infraestructura del lugar.
— Por eso tendremos seguridad— dije—. Hablé con los profesores a cargo del salón de detención. Ellos son amenazantes y todos los respetan. Aceptaron ayudar a vigilar a los estudiantes ese día.
— El horario parece un problema— dijo Laura—. Los padres no dejaran a sus hijos venir a la escuela de noche.
— No es tan tarde— dije—. Empezará a las 6:00pm con posibilidad de extenderse hasta las 9:00pm. Les enviaremos permisos a los padres para que se los firmen a sus hijos. En ellos explicaremos que todo es muy seguro. Además de que estaremos avisando con mucha antelación.
— ¿Cómo cubriremos los gastos?— preguntó Emery.
— La escuela puede prestarnos ese dinero. Lo regresaremos después.
— A papá no va a gustarle la idea— dijo Harry—. Si algo pasa, sería directamente su culpa.
— No pasará nada— dije.
— Son adolescentes— dijo Harry—. En una fiesta, libres de hacer lo que quieran porque estarán disfrazados. No podemos vigilarlos a todos. Además, quizá no les guste la idea de pagar por un boleto.
— No todos vendrán— dije—. No serán tantos. Comprarán los boletos si saben que es para apoyar una buena causa. Además, sólo podrá venir la comunidad estudiantil. Por el dinero no se preocupen, tengo una idea que hará que quieran venir a fuerza.
— Amenazarlos no va a funcionar— dijo Laura.
— Tendremos reyes del baile— dije—. Fue idea de Evan y es fantástica. La gente enloquece por una corona.
— Eso sin duda atraerá gente— dijo Harry—, supongo que nosotros elegiremos a los ganadores.
— Así será— dije.
— Siento que nos estamos metiendo en muchos problemas. Es demasiada responsabilidad— dijo Laura.
— Pensé que dirían eso— dije—. Pero no cargaremos con esto sólo nosotros. Por eso le expuse mi idea a los presidentes de los clubes a los que planeo apoyar con el dinero que salga del baile. Nos ayudarán.
— ¿Todos estuvieron dispuestos a ayudar?— preguntó Harry escéptico.
— Necesitan recursos— dije—. Esta es la única opción que tienen. Todos quieren ayudar, desde el club de teatro hasta el club de estudios paranormales.
— ¿Tenemos un club de estudios paranormales?— preguntó Laura.
— Sólo tiene tres miembros pero cuenta como club— dije—. Entonces votemos. Son libres de elegir.
— Te creería si no estuvieras presionando a Carly con la mirada— dijo Laura.

¡Me había descubierto!

— Yo no estaba haciendo eso— mentí.
— Claro que sí— dijo ella.
— No, no es cierto.
— ¿Entonces porqué ella parece asustada?— insistió.
— Quizá vio un fantasma— dije—. En todo caso, son libres. Sin presiones. Pero me sentiría muy decepcionado si no pudiéramos apoyar a los clubes.
— ¿Se supone que eso no debe influir en nuestra decisión?— preguntó Harry.
— ¿Por qué me están cuestionando?— dije—, deberían amarme, tengo ideas geniales.
— Yo apoyo la idea— dijo Emery.
— ¡Bien Emery!— dije.

Observé a los demás. Miré a Tony.

— Supongo que mi primo va a apoyarme— dije—, obviamente sí. También Carly, tiene cara de querer ayudar.
— Deja de decidir por ellos— dijo Laura—. Por mi parte, creo que es probablemente algo muy complicado que va a requerir mucha organización, pero apoyaré la idea.
— ¿De verdad?— le pregunté sorprendido.
— ¿No era lo que querías?— preguntó.
— Pues sí pero...
— Pues va— dijo Harry—. Suena divertido. Tony dice que sí y Carly también está de acuerdo. Hagámoslo.
— ¡Genial!— dije.
— ¿Podrían dejar que ellos dos hablen?— dijo Laura.
— Aunque se opusieran, somos la mayoría— dije—. Esto se hará y será genial. Se cierra la sesión.

Todos se levantaron. Me sentía bien. Parcialmente porque entonces veía a Laura me sentía miserable nuevamente.

Salí de ahí. En el pasillo me encontré con Evan.

— Tengo noticias— dijo feliz.
— ¿En serio quieres arruinar mi buen humor tan temprano?— dije.
— No dije que fueran malas noticias.
— Es difícil saber eso— dije.
— Es algo bueno. Me uní al club de teatro— dijo.

Lo observé.

— ¿Por qué?— pregunté.
— Porque tengo tiempo libre— dijo—. Y me encantaría actuar en una obra. Siempre he querido hacer eso.
— Parece algo bueno— dije.
— Lo es, me emociona mucho— dijo contento.
— ¿Jimi lo sabe?— pregunté.

Su sonrisa desapareció. Me observó preocupado.

— ¿Tiene que saberlo?— preguntó.
— Está saliendo contigo— dije—. No sé mucho de relaciones pero creo que este tipo de cosas deberían de decirse, ¿No?
— ¿Crees que le gustará la idea? Porque esto podría hacer que nos viéramos menos— dijo.
— No lo sé, dile.
— No quiero, no he hablado con él seriamente... y esto parece serio... es serio, ¿No?
— ¿Cómo se supone que yo voy a saber eso?— dije.
— Tú lo sabes todo. ¡Ya sé! Dile tú.
— ¿Qué? ¡No!— dije enojado.
— ¡Por favor!— suplicó.
— Jimi es la persona más inofensiva y comprensiva que conozco, no puedo creer que le tengas miedo.
— No le tengo miedo— dijo—. Sólo no quiero hablar con él por el momento. Aún no solucionamos las cosas.
— Pues aprovecha la oportunidad y habla con él— dije.
— ¡No quiero! ¡Vamos, ayúdame! ¿Qué te cuesta?

Me abrazó.

— No, no solucionaré tus problemas— dije—, no esos. Y ya quítate de encima.
— ¡No hasta que me ayudes!
— Evan, no me hagas enojar.
— ¡Necesito ayuda! ¿Por qué no quieres ayudarme?
— Por que tengo cosas más importantes qué hacer.
— Te ayudaré— dijo—, prometo que te ayudaré.
— Puedo solo.
— Ajá.
— ¡Sí puedo! ¡Y ya quítate!

Él era bastante fuerte. Pero gracias a que se había estado quedando en mi casa, sabía sus debilidades. Con alguien tan alegre y tonto como Evan, sólo había una cosa por hacer.

— Tú me obligaste a esto— dije.
— ¿Qué cosa?

Yo curiosamente no tenía cosquillas para nada. Al parecer nací con vocación para ser alguien amargado y triste, porque en ninguna parte de mi cuerpo sentía cosquillas. Es más, las odiaba. Pero Evan era diferente.

— ¡Detente!— dijo mientras se reía.

Una de las ventajas de tener a Evan cerca era que automáticamente contagiaba alegría. Su risa me daba risa. No pude evitar verlo reírse sin reírme yo también.

Entonces, cuando estaba atacando a Evan, me gire por el movimiento y de reojo vi que Jimi estaba detrás de mí. Me alejé de Evan de inmediato.

— Hola Jimi— dije.
— Hola— me dijo.
— ¿Qué tal todo?— pregunté, ese momento era muy incómodo.
— Bien— dijo—. Eso creo.
— ¿Necesitan hablar?— dijo Evan—, porque puedo dejarlos solos si quieren.
— En realidad quiero hablar contigo— le dijo Jimi a Evan.
— Ah... claro— dijo Evan.
— Entonces yo me voy— dije y me fui de ahí rápidamente.

Pensé que debería tener más cuidado. Evan era el novio de Jimi después de todo.

Problemas de PasilloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora