127. El extraño diario de Zac (en diciembre)

95 22 4
                                    

Llegó Diciembre. Jill estaba triste porque su vestido de novia le parecía muy simple siendo que cuando lo compró le parecía muy llamativo. Sus damas, como buenas damas, la trataban de convencer de que se veía increíble pero ella no lo creía. Así que ahí estábamos los dos en el sofá, sintiéndonos miserables.

Papá nos encontró.

— No puedo sentir el espíritu navideño en esta casa— dijo.
— Es porque no hay— dije.
— Sí, la navidad apesta— dijo Jill.
— Pero tú amas la navidad— le dijo papá.
— No es cierto. La odio. Odio todo— dijo ella.

Sí, hasta Jill podía ser negativa.

— Zac, ayúdame con esto— me dijo papá.
— No, también odio la navidad— dije.
— De acuerdo, ustedes no pueden estar bien— dijo papá.
— No lo estamos— dije—. Ahora únete a nuestra miseria o vete.
— O puedo llevarlos a algún lugar divertido— dijo él.

Jill y yo nos miramos.

— Hay una película de terror que quiero ver— dije.
— Yo también quiero verla— dijo Jill.
— ¿Y si vemos una película feliz en lugar de esa?— dijo papá.
— No, queremos ver sangre, muerte y venganza— dije.
— Bien, pero no se sorprendan si me salgo a media función— dijo él—. ¿Dónde está Evan?
— Con Jimi— dije.
— Pasa mucho tiempo con él, ¿No?— dijo papá.

Tanto él como Jill no sabía sobre la relación que tenían ellos dos. Realmente no había una razón en específico, simplemente nadie les dijo nada.
Quizá en otro momento les diríamos, pasando la boda.

— No me sorprende, Evan es muy amigable— dijo papá.
— Deberías adoptarlo— dije—. No, espera, creo que ya lo hiciste.
— Me alegra tenerlo aquí— dijo.
— A mí también— dije—. Cuando llego de algún lugar se alegra de verme. Entonces le doy comida como recompensa por cuidar la casa.
— No creo que a Evan le guste escuchar que hablas de él como si fuera un cachorrito— me dijo papá.

Se abrió la puerta. Era Evan.

— Adivina a dónde iremos— le dije.
— ¿Saldremos a pasear?— dijo feliz—, ¡Iré a buscar mi abrigo!
— ¡Eso es, buen chico!— dije.

Subió las escaleras.

— Zac, no hagas eso— dijo—. Evan es parte de la familia.
— También las mascotas de las personas— dije.

Evan regresó. Subimos al auto. Llegamos. La sala de cine en donde proyectaron la película no estaba muy llena, al parecer la película tenía la reputación de ser muy aterradora.
Para papá y para Evan lo fue.

— Zac, esta noche voy a dormir contigo o no dormiré— dijo.
— Suerte con tu insomnio— dije.
— ¡No seas así, tengo miedo!— dijo.
— Yo también— dijo papá.

Entonces nos encontramos con Lucille y George en la salida. Parecían sorprendidos por vernos ahí. George se veía tan mal como siempre pero Lucille se veía muy bien. Ya no tenía que parecer profesional así que podía ser tan sexy como quería.

— ¡Luz, abrázame!— le dijo Evan.
—¡No, ya está abrazándome a mí!— dijo George.
— Por favor, es sólo una película— le dijo ella.

Todos se miraron.

— ¿También vieron esa horrible película?— les preguntó papá.
— ¡Fue terrible!— dijo George.
— ¡Lo sé!— dijo Evan.

Se pusieron a hablar sobre eso. Lucille se acercó a mí.

— No es por asustarte pero Will y Madie andan por aquí— me susurró al oído.

Sólo tuve que escuchar su nombre para sentir ganas de salir corriendo.

— ¿Por dónde?— dije.

No podía verlo otra vez. Con la última vez tenía. Además podía ser peor, él podría verme. No, no iba a arriesgarme.

— Creo que ya deberíamos irnos— dije.
— Todavía no— dijo Evan—, me prometieron comprarme una hamburguesa.
— Tú solo quieres el juguete que regalan con eso— dije.
— ¿Podemos ir con ellos?— le preguntó George a Lucille.
— También quieres el juguete, ¿No?— le dijo ella.
— No... bueno sí pero es para coleccionarlo— dijo George.

Así, nos fuimos al área de comida del centro comercial.
Yo estaba nervioso, en verdad no quería encontrarme con Will para nada.
Lucille debió notarlo.

— Tranquilo, los demás empezarán a sospechar— me dijo ella—. Aquí estás a salvo, a Madie no le gusta para nada la comida que venden aquí. No vendrán.

Por un momento eso me dejó más tranquilo. Evan y George obtuvieron lo que querían.

— ¡Mira Zac!— me enseñó Evan—, ¡Es un pokémon!
— Sólo jugarás con él una vez y luego lo perderás— dije.
— No, lo cuidaré bien— dijo.

Estaba pensando en eso cuando por la entrada de la zona vi a Madie.
Asustado, le sujeté el brazo a Lucille. Ella me observó. No dije nada, sólo seguí mirando a Madie. Ella miró hacia esa dirección.

— ¿Qué hace aquí?— le susurré.
— Viene por el juguete— dijo ella—, olvidé que ella ama pokémon.
— Pero está sola— dije.
— Tal vez no quiere que Will sepa que quiere el juguete— dijo ella—. Como sea, mejor para nosotros. Ella le dirá a Will que nos vio aquí y ambos se irán.

Realmente quería que eso pasara... pero no. Es decir, no quería encontrarme con Will pero tampoco quería que se fuera sólo porque yo estaba ahí. No parecía justo, él y Madie casi no tenían tiempo libre y debían aprovecharlo. Además, el centro estaba decorado con cosas navideñas. Aún faltaba para navidad pero todo lucía muy bien... tanto que seguramente a Will le gustaría.

— No quiero seguir así— le dije a ella—. No quiero esconderme. Quiero poder estar en el mismo lugar que él sin que eso sea terrible para ambos.
— ¿Cómo puedo ayudarte? ¿Qué quieres que haga?— me preguntó.

No lo sabía. Sólo la observé.

— Tengo que hablar con él en algún momento— dije—. Lo sé. Nadie más puede ayudarme. Pero no puedo. Sé que no lo aguantaré. Es demasiado.
— Para él también es demasiado— dijo ella.
— ¿De qué hablan?— preguntó Jill.
— De algo que quiero ir a comprar— dijo Lucille—. Zac irá conmigo. Los veremos en el auto.

Se levantó. La seguí un poco confundido.

— ¿Qué vamos a comprar?— pregunté.
— Nada, era un pretexto para ir al auto— dijo ella.
— ¿Qué hay de ti?
— ¿Yo? ¿Qué pasa conmigo?— preguntó.
— Estabas aquí para divertirte con George. No es justo que te pierdas eso por mí.
— Volveremos otro día— dijo ella—. No te preocupes. Además, en el auto podremos hablar.

Esa respuesta no me convenció. De hecho nada lo hacía. Mientras más lo pensaba, las consecuencias seguía aumentando. Eran demasiadas las personas que habían resultado afectadas por mi problema con Will.
Pensaba que estaba bien porque sólo había perdido a Will y todo lo demás estaba bien... pero era una mentira.

Mi vida cambió cuando decidí alejarme de Will. Pero la de él y la de los demás también.
Imposible seguir fingiendo que todo estaba bien.

Caminamos rápidamente por los pasillos llenos de gente. La decoración navideña me abrumaba.
Me sentía nostálgico. Añoraba viejos tiempos.

Donde todo era mejor. Donde la sonrisa de Will bastaba para saber que las cosas estaban bien.

Problemas de PasilloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora