82. El diario de Jimi (en halloween)

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Ahí estaba yo, en mi cama, sintiéndome miserable. Ya no me sentía tan enfermo. Pero definitivamente no iría a la fiesta. Ya le había dicho a Laura, aunque ella se había negado a que me quedara en casa solo. Mi padre se había ido al hospital con la abuela. Mamá estaba en la sala, esperando a los niños que iban a pedir caramelos.
En retrospectiva estaba bien porque no quería ver a Evan, sobre todo porque según lo que dijo Jason, yo me había portado como un tonto al pensar que Zac y Evan tenían algo. Derek tenía razón, ellos dos no podían tener una relación así. En cambio, Zac había ayudado a Evan mucho, tanto que él ya hasta hablaba con sus padres.

Eso me sorprendía, me alegraba pero también me deprimía. Zac había logrado algo que yo nunca pude. Quizá ellos dos no se amaban, pero Zac merecía estar más al lado de Evan que yo. Era mejor para él.

Estaba ahí, pasando mi dedo sobre mi teléfono sin concentrarme en nada realmente, cuando mamá llegó. Entró de repente.

— Jimi, Laura está aquí— dijo ella.

Inmediatamente miré el reloj. Eran casi las cinco. ¿Qué hacía ahí?

— Supongo que puede pasar— dije un poco confuso.
— Sabía que dirías eso— dijo una voz detrás de mamá—, por eso estoy aquí— se asomó Laura.
— ¿No deberías irte a la fiesta ya?— pregunté.
— No sin ti— dijo.
— Los dejo para que hablen— dijo mamá.

Se fue. Laura entró totalmente. Pude verla. ¡Era espectacular!

— ¡Eres una novia!— dije cuando la vi.
— ¡Lo sé, estoy muy emocionada!— dijo ella feliz—, pensé que con mi suerte quizá nunca pueda usar un vestido de novia y en la tienda de disfraces había uno. La idea original era ser una novia zombie pero el vestido me gustó tanto que decidí ser simplemente una novia. Jason dice que eso ya es aterrador por sí mismo.
— Me encanta, te ves hermosa— dije.
— Gracias— dijo—, pero ahora debemos irnos o se hará tarde.
— No iré— dije.
— Jimi, ya no estás enfermo. Bueno, no tanto.
— Sigo tomando mis medicinas— dije.
— Por eso, ya estás mejor. Debes ir a esa fiesta, ver a Evan y recuperarlo— dijo.
— Evan no quiere estar conmigo— dije.
— Claro que sí, Jason dijo que él y Zac querían verte el otro día hasta que tú los alejaste porque no querías contagiarlos.
— En verdad no quería contagiarlos— dije.
— No es cierto, no querías verlos. Acéptalo, querías evitarlos.
— Pues... sí pero... es que no sé qué debería decir.

Ella se acomodó el velo y se sentó en mi cama.

— Esto es lo que harás— dijo—. Te pondrás tu disfraz, iremos a ese baile, llegarás, buscarás a Evan y no importa qué diga él o qué pase, hablaran. Solucionarán todo este malentendido y luego estarán juntos el resto de la fiesta y el resto de sus vidas mientras yo los veo a lo lejos y renuevo mis esperanzas de que el amor verdadero existe. ¿Alguna duda?

Levanté la mano.

— No compré un boleto para el baile— dije.
— Wow, definitivamente no planeabas ir— dijo ella—. Creí que era una mentira.
— Es que yo... le dije cosas horribles a Evan— dije—. Estaba triste, enojado y hasta celoso. Me sentía mal conmigo mismo y... lo lastimé. Estoy seguro de eso.
— No me digas eso a mí— dijo ella—, guárdalo para Evan.
— Pero no iré porque aunque quisiera no podría entrar.
— Error— dijo ella—. Yo compré boletos extra. Tengo uno para ti.
— ¿Por qué compraste más de uno?
— Larga historia, te explicaré luego.

Su teléfono sonó. Lo tomó. Miró la pantalla unos segundos.

— Jason ya está afuera— dijo ella—, vamos, debemos ir con él.
— No tengo un disfraz— dije.
— ¿Qué?— dijo ella asustada.
— No planeaba ir— dije.

Tomó su teléfono.

— Houston, tenemos un problema— dijo por teléfono. Luego terminó la llamada.
— ¿A quién le dijiste eso?— pregunté.
— A Jason— dijo—. Pero tranquilo, ahorita viene.

Un minuto después, Jason estaba ahí, escuchando las quejas de Laura.

— ¿Quién eres?— le pregunté—, ¿Un hippie?
— Soy John Lennon— dijo él—, se nota que sí.
— ¿Qué hacemos?— le preguntó Laura.
— Hay que dividirnos o no lo lograremos— dijo él—. Tú irás a la tienda de disfraces. Yo y Jimi te esperaremos en el auto en alguna parte intermedia.
— ¿Funcionará?— dijo ella—, porque la profesora va a meternos de contrabando y no puede hacerlo fuera del horario en el que nos dijo o sospecharán.
— Hay que intentarlo— le dijo Jason.
— Tomaré un taxi— dijo ella mientras salía de mi habitación.

La miré irse.

— Jimi, hay que irnos nosotros también— dijo—, claro, hasta que el auto pase por nosotros.
— ¿Qué auto?— dije.

Mi mamá entró rápidamente.

— ¿Por qué Laura se acaba de ir tan rápido?— preguntó.
— Porque fue por un disfraz para Jimi— le dijo Jason.
— ¿Significa que irás al baile?— me dijo ella emocionada.
— Eso parece— dije—, aunque no sé qué haré...
— Irás con Evan— dijo Jason—. Para solucionar todo.
— Pero no sé qué decir— dije.
— Jimi, tú siempre sabes qué decir si lo sientes en verdad. Te conozco. Sabrás qué hacer cuando lo veas. Sólo sé valiente— dijo él.

Lo observé. Jason, detrás de sus gafas circulares, parecía muy confiado.

— Cariño, creo que puedes hacerlo— me dijo mamá con una sonrisa. 
— Pero... ¿Y si no logro hacer nada?— dije.
— Al menos lo habrás intentado— dijo ella—. Pero estoy segura de que todo saldrá bien. Evan te ama. Y debes recordarle que tú también lo amas a él.

Quería creer que ellos tenían razón. Quería encontrar fortaleza en mí para poder ir aún cuando me temblaban las piernas. Como si el miedo no pudiera detenerme.

— Pero debes llegar antes de la media noche— dijo mamá—. Tienes programadas tus medicinas para esa hora.
— Lo haré— dije—. Iré. Veré a Evan.
— Así se habla— dijo Jason.
— ¿Qué se supone que eres?— le preguntó mi mamá a él—, ¿Un hippie?
— Soy John Lennon— dijo él—, ¿Por qué nadie entiende mi disfraz?
— ¿Qué debo hacer?— dije.

Jason me observó.

— Prepárate porque nos iremos cuando lleguen por nosotros— dijo—, no te preocupes, todo saldrá bien.

Él y mamá bajaron. Yo busqué mi teléfono. Me cambié. No sabía qué disfraz encontraría Laura pero imaginé que estaba bien si podía ponérmelo encima. Así que me puse la ropa más ligera que encontré y un abrigo. Tomé mi teléfono. Bajé.

— Estoy listo— dije.
— Bien, repasemos las cosas— dijo Jason—. Necesitamos cambiar tu ropa, traer tu transporte y llegar al baile para que puedas convencer al príncipe de que eres el amor de su vida. Y llegar antes de la media noche. ¿Algo más?
— ¿Qué príncipe?— dije.
— Evan va a usar un disfraz de príncipe— me dijo.

Sonó su teléfono. Lo tomó.

— El auto está aquí— dijo.
— Entonces hay que irnos— dije—. Mamá, llegaré pronto. Deséame suerte.
— Rápido Cenicienta, no tenemos tiempo que perder— dijo Jason.

Salimos de ahí rápidamente. Mi corazón estaba tan agitado que podía escucharlo. Pero esa era mi oportunidad. No iba a desaprovecharla.

Problemas de PasilloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora