Problemas de Pasillo

180. El extraño diario de Zac (y bellas palabras)

Estaba más decidido que nunca: hablaría con Will si lo veía en la boda. Hablar con Jimi me había hecho darme cuenta de que sólo tenía miedo a arruinar más las cosas. Como si no fueran ya lo suficientemente malas.

Will ya no estaba conmigo, ¿Acaso existía algo peor?

Sin embargo mis ganas de verlo se iban cuando recordaba lo que Jason pensaba. Porque creían que Will me gustaba. Pero simplemente era imposible.

Nadie preguntó porqué Jimi y yo estuvimos encerrados juntos en mi habitación toda la tarde. Ni siquiera Evan, que solía ponerse celoso simplemente cuando me acercaba a su novio.
Estaban pretendiendo que no pasó. Pero habían escuchado cuando Jimi y yo nos gritamos cosas. Estaba seguro.

Decidí que no quería que la gente pretendiera que todo estaba bien sólo porque no querían molestarme. Ya era suficiente de que se preocuparan por mí. Debía resolver mis propios asuntos. Lo que me tenía mal era mi situación con Will. No entendía porqué era difícil. Porqué aunque sólo se trataba de hablar me asustaba tanto que me daban ganas de llorar. Me imaginaba a mí mismo frente a Will y las lágrimas aparecían. Recordaba su cara en las anteriores veces que lo vi y... no podía evitar sentirme triste. Así que trataba de no pensar en eso pero luego recordaba que la razón por la que tenía problemas como ese eran porque había decidido no pensar en ello y dejar pasar los días.

Quizá en resumen lo que pesaba en ese momento eran todos esos días que dejé pasar. Por eso era tan complicado. Ya no se sentía como si pudiera arreglarse. Era como si no existiera nada qué arreglar. Como cuando rompes un plato y debes deshacerte de él porque ya no puede volver a ser lo de antes.

Si ya está roto, hay que dejarlo ir.

Cuando llegué a esa conclusión me sentí terrible. Corrí a encerrarme en mi habitación. Ya era muy tarde así que me quedé dormido. Desperté al día siguiente.

Los preparativos para la boda seguían. Ya faltaban unos cuantos días únicamente. Pasé la mañana de ese día vagando por la casa sin hacer nada. Sólo pensando. Me sentía agotado. Fui a mi habitación a descansar. Evan no estaba porque tenía cita con Jason para tomar su terapia de pareja con Jimi. Al parecer todo iba muy bien entre ellos.

En algún momento me quedé dormido. Entonces soñé con Will. Casi nunca soñaba con nada (o al menos no podía recordar qué soñé) pero esa vez todo fue tan claro que cuando desperté, seguía en mi mente con mucha claridad. Mi corazón latía rápidamente. Había soñado con aquella noche en la boda de Lucille. Pero no soñé con las partes feas de cuando destrocé todo, si no que sólo cuando él habló. Fue así como pude saber lo que él había dicho. Lo primero que hice al despertar fue llevarme las manos a la cara. Estaba mojada. Había llorado mientras dormía.

Sabía perfectamente porqué.

“Me enamoré de ti” dijo él. Esas y otras cosas hermosas.

En verdad lo había dicho. Se enamoró de mí. Aún después de todo. Me dieron más ganas de llorar porque al mismo tiempo descubrí que nunca jamás podría ser digno de alguien que pensaba que yo tenía muchas cualidades. Él había dicho que no creía ser lo suficientemente bueno para mí pero en realidad era todo lo contrario.

Posiblemente ya no pensaba así. Después de la manera en la que traté las cosas, estaba seguro de que ya no veía ninguna cualidad en mí. Quizá por eso huyó de mí la última vez. Porque ya no quería saber nada de alguien que no sólo lo trató mal, si no que descubrió que era una mentira.

Imaginé que ya no había nada por recuperar. Y me dolió mucho, tanto que sentía el dolor presionar mi pecho. Era cruel e injusto. ¿Por qué había recuperado mis recuerdos de esa noche si ya no podía hacer algo al respecto? ¿Existía algo más cruel que recordar a Will diciendo esas cosas y no poder responderle?
Porque en ese momento lo hice. Pero no dije lo que pensaba. Dije lo que malas experiencias del pasado me obligaron a decir.