155. El Diario de Laura (en un baño)

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Will salió a comprar dulces. Me quedé con Jason y Madie en la sala de cine. Estaba oscuro pero aún así podía verla a ella, sonriendo. Le estaba contando algo a Jason en el oído y debía ser muy divertido porque él se reía.
Noté que se habían pasado toda esa tarde muy unidos, contándose cosas como si fueran mejores amigos. Sentí una punzada de celos. Yo debía ser su mejor amiga, no ella. No iba a decirles aunque no podía evitar sentirme mal.

Empezó la película. Pasó un rato y en verdad me concentré en lo que estaba viendo. Hasta que miré el asiento vacío a mi lado izquierdo. Will no había vuelto. Pero no fui la única que se percató de eso. Madie se levantó y salió. Le pregunté a Jason que a dónde iba. Me dijo que iría a buscar a Will.

— Iré con ella— le susurré, su asiento estaba al lado derecho del mío.
— Está bien, ella se encargará— me dijo—. Quédate aquí.

Lo observé. Parecía tranquilo. Imaginé que si él no se preocupaba yo menos tendría que hacerlo. Además, Will ya estaba mejor.

Pasó un rato. Me estaba divirtiendo tanto que me olvidé de lo demás (cosa curiosa porque al principio no quería estar ahí), pero cuando noté que no llegaba nadie empecé a asustarme.
Iba a ir a buscarlos cuando Madie llegó. Pero no regresó a su lugar al lado de Jason. Se sentó en el que era de Will, a mi lado. La observé.

— Will está en el baño— me susurró ella—, creo que te necesita.

Me levanté de golpe. Salí lo más rápido que pude. Busqué el baño de hombres. Entré sin que me importara nada. Adentro estaban dos personas.

— Váyanse de aquí, el baño está fuera de servicio— dije.

Ellos, más asustados que otra cosa, salieron rápidamente.

— ¿Laura?— dijo una voz. Reconocí que era Will.
— ¿Dónde estás?— pregunté.

Él salió. Se acercó al lavabo. Se miró en el espejo.

— ¿Qué haces aquí?— preguntó.
— Yo iba a preguntarte eso— le dije.

Parecía alterado.

— Yo... quería lavar mis manos— dijo él mientras le abría al grifo del agua.
— Claro— dije—, y yo soy Santa Claus.
— En verdad lo estoy haciendo— dijo.
— Ajá.

Me observó. Lo cuestioné con la mirada.

— Había mucha gente y yo quería dulces porque Madie quería— dijo él—, así que salí afuera a ver si podía conseguir otra cosa y...
— ¿Saliste?— dije sorprendida.
— Madie quería dulces...
— ¡No debías salir, debías quedarte adentro!— le dije.

Él me observó perspicaz.

— Lo sabías, ¿Cierto?— me dijo— . Sabías que ellos también estaban por aquí.

Me había sorprendido.

— Realmente no— dije—. Los vi a lo lejos hace un rato.
— Por eso querías que viniéramos aquí— dijo él.
— No quería que te los encontraras— dije mientras me sentía muy culpable.
— Pensé que quedamos en que ya no ibas a tratar de protegerme— dijo él.
— ¡Lo sé pero quería que tuvieras una bonita navidad!
— Laura, pudiste decirme— dijo él—. Yo hubiera tomado mi propia decisión.
— Lamento tratar de esconderte— dije, en verdad me sentía muy mal—. Pero creí que era lo mejor.

Lo miré afligida. Él se acercó a mí. Tomó una toalla para secar sus manos y la arrojó a la basura después de usarla. Me observó.

— No fue lo mejor— dijo él—. Aunque si me hubieras dicho me habría quedado aquí, a salvo. Pero gracias a ti salí. Y me encontré con Zac.

Mi corazón dio un vuelco cuando lo escuché pronunciar su nombre.

— ¿Y?— pregunté con miedo.
— Lo miré y él me observó a mí— dijo Will—. Estábamos a unos cuantos metros de distancia.
— ¿Él te reconoció?— dije incrédula.
— Sí. Estoy seguro de eso.
— ¿Y estás bien?

Lo miré atentamente.

— Me... siento muy bien— dijo él y se veía en verdad bien—. Es decir, solía pensar que cuando lo volviera a ver me perdería a mí mismo como todas esas otras veces pero... no lo hice. Me mantuve concentrado y si bien me abrumó la situación un poco al principio, después tomé el control y pude convencerme a mí mismo de que debía acostumbrarme a eso porque al final de cuentas, él sólo es una persona.

Nos miramos.

— ¿Qué significa eso?— le pregunté—, ¿Lo superaste?
— No creo que sea para tanto pero... ya no siento ganas de morirme cuando lo veo— dijo—. Lo que me hace sentir muy aliviado porque aunque sé que me vi muy bien cuando ofrecí mi casa para la fiesta de Jason, internamente estaba muerto de miedo. No sabía si soportaría ver a Zac otra vez y menos pasar toda la tarde en el mismo lugar que él pero después de esto siento que puedo hacerlo.
— ¿De verdad?— dije incrédula.
— Sí. Me siento de maravilla— dijo él—. Entiendo que no me creas. Le dije a Madie que me sentía mejor que antes y se asustó.
— Con razón me dijo que viniera a buscarte— dije.
— No debiste. Estoy bien.
— ¿Significa que acabo de entrar al baño de hombres por nada?
— Puedes lavarte las manos— dijo él.
— No gracias, quiero salir ya de aquí.

Salimos. Él en verdad se veía bien. Más de lo que pensé. La duda me mataba, ¿En verdad había superado a Zac?

— Will— le dije—, ¿En verdad todo está bien? ¿En verdad no sientes nada cuando ves a Zac?

Me observó.

— Eso nunca pasará— dijo—. Jamás podré verlo sin sentir nada. Aunque me gustaría. Todo sería más fácil. A la vez también me agrada no poder olvidarme de nada. No me gustaría despertarme una mañana y no recordar absolutamente a Zac. Creo que sería mil veces peor que ser rechazado por él. Y casi muero cuando él me rechazó. Olvidarlo aún cuando significa tanto para mí me destruiría.
— Pero no recordarías lo que sentías por él— dije.
— Quizá no... pero en el fondo estoy seguro de que sentiría que me hace falta algo. No entendería qué pero... tendría un vacío por dentro.
— Ahora mismo tienes un vacío, ¿No?
— Sí. Pero sé porqué está ahí. Lo entiendo cada día más y de hecho me gusta saber que soy capaz de sentir esa clase de cosas. No me malinterpretes pero... me agrada saber que puedo amar de esa forma.
— Pero de esa forma casi mueres— dije.
— Sentía que moría pero no lo hice— dijo—. Sigo aquí. Soy más fuerte de lo que creía. Estoy seguro de que para la siguiente vez que pueda amar tan intensamente, no sufriré tanto cuando me rompan el corazón.
— Deberías desear que nunca te rompan el corazón— dije—. Sé más optimista.
— Quizá eso es lo que cambió en mí— dijo muy tranquilo—. Soy menos optimista que antes.
— ¡Pero es terrible! ¿Por qué pareces feliz con eso?
— Porque soy más realista— dijo él—. Las cosas no siempre salen como queremos y es tonto pensar que si lo deseamos lo suficiente todo saldrá bien. Ahora lo entiendo. No soy completamente fatalista pero... supongo que soy un poco más maduro ahora.

Me sonrió.

Yo no le creía nada.

— Entonces ven conmigo a la boda de Jill— le dije—. Como mi acompañante. Ella me dijo que podía llevar a alguien. Y quiero que seas tú.

Me observó. Parecía sorprendido.

— ¿Crees poder hacer eso?— dije muy seria—, ¿Crees poder sobrevivir?

Problemas de PasilloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora