95. El diario de Laura (en modo venganza)

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No dormí esa noche pero sin duda valdría la pena. Nunca me quité mi disfraz, no había tiempo para eso. Derek se había metido con nosotros. Había tratado de lastimar a Jimi y aunque buscáramos una manera legal y civilizada de resolverlo (Jason seguramente lo haría), para mí no era suficiente. La rabia me consumía por dentro tanto que hasta sentía ganas de llorar. En algún momento de la noche lo hice antes de escapar de mi casa.

Sabía que necesitaba un cómplice. Will posiblemente estaba muy enojado por eso pero era demasiado bueno como para buscar venganza. Jason se iría por el lado diplomático y yo no necesitaba una cosa así. Evan era el mejor candidato pero se quedaría con Jimi toda la noche y eso era lo mejor para ambos. Zac era presidente del consejo estudiantil y resolver problemas mediante el diálogo había sido su eslógan en campaña, obviamente no apoyaría mis deseos de venganza. Entonces tuve que recurrir a alguien que no sólo entiendiera mi sed de venganza, si no que también fuera lo suficientemente imprudente como para ayudarme a cumplirla.

— Tengo muchas ideas para eso, veniste con la persona correcta— dijo Madie cuando llegué al hospital a la media noche.
— ¿En verdad vas a ayudarme?— dije.
— Claro aunque tengo preguntas— dijo ella—. Primero... ¿Cómo es que llegaste aquí?
— Es halloween, todos siguen en las calles— dije.
— Razón por la que sigues disfrazada— dijo ella mientras me veía—. ¿Tus padres saben que estás aquí?
— No, me escapé— dije—. Piensan que estoy dormida.
— ¿Huiste sin decirle nada a nadie?
— En realidad escapo todo el tiempo en las noches cuando necesito hablar con Jason— dije—, pero no importa eso ahora. Quiero venganza.
— Me agrada saber que hasta alguien que se ve tan linda puede tener un lado malvado— dijo ella—. Te ayudaré. Así que cuéntame todo.
— ¿No tienes que trabajar?
— Estoy cubriendo el turno de Will— dijo ella—, no importa realmente. Así que dime.

Le conté. Traté de ser breve y puntualizar en lo mucho que odiaba a Derek.

— Sé qué debemos hacer— dijo ella muy seria—. Y ahora es personal porque Jimi es el niño más tierno que conozco. Ese sujeto caerá. Primero, debemos ingresar a la universidad y conozco a dos personas que nos meterán ahí de contrabando.
— ¿Crees que quieran ayudarnos a entrar? Es peligroso y podrían meterse en problemas.
— Ellos me deben un favor— dijo ella—, no pueden negarse.

Así, alrededor de las 3:00 am, Madie me llevó en su auto a casa de Lou, su amigo que también era profesor de la universidad en donde Derek estudiaba. Él vivía con Ben, un chico muy amable que preparó té mientras Madie les contaba nuestros planes de venganza.

Recordaba haber visto a Lou en la boda de George y la profesora. También Ben había estado ahí, en la misma mesa en donde Will se sentó. Me parecía muy raro que Lou (como Madie lo llamaba, porque realmente todos le decían profesor Callahan en la boda) fuera parte del grupo de amigos de Will, sobre todo porque parecía alguien muy serio y maduro.
De hecho parecía enojado, nada sorprendente si consideramos que era de madrugada y en lugar de dormir estaba escuchando a dos chicas locas hablar sobre Derek, que resultó ser uno de sus alumnos.

— Me gusta tu disfraz— dijo Ben, el otro chico.
— Gracias— dije—. Y gracias por el té.

Madie y el profesor Callahan estaban hablando en privado en la sala, nosotros estábamos en el comedor de la cocina. Los miré preocupada.

— No están discutiendo— me dijo Ben—, ellos son así, muy intensos.
— Lamento molestarlos tan tarde— dije.
— Está bien, además, es emocionante— dijo él feliz—. Como en las películas.
— No quiero que se metan en problemas— dije—. Pero quiero ver a ese sujeto sufrir.
— No sé quién sea pero entiendo que quieras venganza— me dijo él—. Quizá Lou no quiera ayudarte pero yo definitivamente lo haré. Soy muy vengacioso.
— Vengativo— lo corregí—. Vengacioso no existe... ¿O sí?
— No lo sé— dijo él—, se me dan mal las palabras. Pero con los números soy bueno.
— ¿De verdad? ¿Te gustan las matemáticas?— pregunté.
— Me encantan— dijo.
— A mí también— dije—. Planeo ir a la olimpiada de matemáticas el año que viene.
— ¡Eso es genial, yo gané esa olimpiada hace unos años!— dijo.
— ¡Oh por dios, acabo de recordar quién eres!— dije—, ¡Te vi en esa olimpiada, jamás había visto a alguien resolver unas integrales tan rápido! ¡Eres mi héroe!
— En realidad no es tan difícil— dijo él un poco apenado.

Madie y el profesor Callahan entraron.

— Lou, adivina— le dijo Ben al profesor—, a Laura también le gustan las matemáticas.
— Qué bien, todos son muy listos— dijo Madie con ironía—, ¿No deberían estar planeando una venganza?
— Lo sentimos, nos desviamos de tema— dije.
— Esto es una locura— dijo al fin el profesor Callahan—, se meterán en problemas y honestamente no puedo creer que Derek haya hecho algo tan vil, él parece un buen chico.

El profesor Callahan no sólo tenía porte como de alguien importante, si no que también lucía muy profesional, serio y responsable. Posiblemente era así. Y alguien maduro no apoyaría la idea de tomar la justicia en nuestras manos. Él era como Jason, sin duda creía que lo mejor era buscar la solución mediante el diálogo.

— No lo es— dije—. No es una buena persona. Y no sólo lastimó a Jimi, si no que también a todos sus amigos. Eso incluye a Will y a mí. Nosotros confiamos en él y nos traicionó. Es alguien que va por la vida haciendo cosas malas y se sale con la suya porque nadie puede detenerlo. Pero yo no soy el tipo de persona que se queda de brazos cruzados mientras ve como sus amigos sufren. Juré que le haría pagar y eso haré, me ayuden o no.

Todos me miraron en silencio.

— Soy profesor de esa universidad— dijo el profesor, muy serio y mirándome con autoridad—, mi trabajo incluye evitar problemas en el campus y tú quieres ir a provocarlos. Mi deber es detenerte.
— Entonces inténtelo— dije muy determinada—. Pero buscaré la forma de entrar.
— ¿Significa que estás dispuesta a lidiar con las consecuencias?— me preguntó.
— No importa qué pase conmigo— dije—. Él necesita pagar por lo que hizo. Sé que de manera legal mediante una denuncia las cosas podrían ser diferentes, pero no creo que Jimi quiera optar por eso y sinceramente esa opción no es suficiente para mí.
— ¿No confías en el sistema legal de este país?— me dijo.
— No y tampoco en el de ningún otro— dije—. El acoso sexual no es tratado como un verdadero delito y siendo realistas, si es difícil para una mujer ganar en un tribunal, ¿Qué será de Jimi? Sólo lo humillarán ahí, como si no fuera suficiente con lo que le hizo Derek. No dejaré que las cosas se queden así. Él siempre gana pero no esta vez. No, no lo permitiré.

Volvieron a observarme en silencio.

— Si tu amigo Jimi quisiera hacer una denuncia— dijo Ben—, estoy seguro de que nadie le creería.
— Yo también estoy segura de eso— dije—. Sobre todo porque Derek es muy bueno mintiendo.
— Tanto que todos creen que es bueno— dijo Madie.
— Hay que hacer que dejen de creerlo— dijo Ben.
— Tengo una idea— dijo Madie—. Él humilló al pequeño y lindo Jimi. Así que le regresaremos la humillación.
— ¿Cómo?— pregunté.
— Quizá tenga algunos secretos que puedan ser hackeados— dijo ella.
— ¡Yo conozco a alguien que puede hacer eso!— dijo Ben.
— Entonces hay que hacerlo— dijo Madie—. Cuando encontremos algo que podamos usar, lo usaremos para destruirlo. Será genial...

Luego empezó a reírse como si fuera la villana de alguna película de Disney.

— Madie, asustas— dijo el profesor Callahan—. Honestamente estoy en contra de todo lo que tenga que ver con violencia.
— ¿En serio tratarás de detenerlos?— dijo Ben.
— No— dijo él—, pero no me sentiré orgulloso por dejarlos vengarse.
— Menos mal, yo ya estaba pensando en atarte mientras nosotros íbamos a vengarnos— dijo Madie.
— No hace falta— dijo el profesor—. Pero no apoyo la idea. Sigo pensando que hay mejores formas de resolver los problemas, sin importar qué tan ruines puedan ser las personas.
— Yo también lo creo— dije—. Pero igual pienso que hay veces en donde es necesaria una pequeña dosis de venganza.
— ¿Entonces qué seguimos haciendo aquí?— dijo Ben—, ¡Vamos al auto!
— Bien, pero sigo en contra— dijo el profesor Callahan.

Problemas de PasilloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora