39. El diario de Laura

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Yo estaba hablando con Will en su trabajo sobre su cabello. Él quería cortarlo. Yo pensaba que así estaba bien. Entonces en medio de eso apareció Jimi y soltó una bomba.

Observé a Will. Oh no, conocía esa cara.

— ¿Podrías dejarnos a solas?— le dije a Jimi.
— Claro— dijo él—, de todas formas yo tengo que irme ya.

Se despidió de Will y de mí. Se fue.

“Lo siento. Pero gracias por todo”. Esas fueron las palabras que dijo Jimi. No deberían significar nada. Pero era un mensaje de Zac para Will. Entonces significaban todo.

— ¿Estás bien?— le pregunté.

Él me observó. Parecía perdido. Como si aún estuviera tratando de descifrar ese mensaje.

— No... no lo sé— dijo.

Me acerqué a él.

— Quizá él... quizá realmente no significa nada— dije.
— Creo que... necesito estar solo un momento— dijo un poco serio.
— Claro— dije—, saldré afuera.
— Creo que me tomaré la tarde— dijo.
— ¿La tarde?— dije asustada—, claro, yo voy contigo.
— Estoy bien— dijo—. Sólo necesito pensar.
— Podemos pensar juntos.

Me observó.

— Laura, sé que te preocupas por mí. Pero soy un adulto. Debería poder cuidarme solo.
— Lo sé pero... pareces estarla pasando muy mal y... es triste... demasiado triste...

Nos observamos. Él se veía afligido.

— Creo que necesito un abrazo— dije.
— Yo más— dijo y me abrazó.

Cerré los ojos y lo abracé muy fuerte. Como si pudiera quitarle tanto dolor sólo con eso. Como si pudiera hacerlo olvidar.

Después de un rato en silencio, nos separamos.

— ¿Aún necesitas tiempo?— pregunté.
— Necesito pensar— dijo.
— Entiendo. Me iré pero... si me necesitas, sólo llámame. No importa cuándo, yo estaré ahí.
— Lo haré— dijo.
— No importa si es en la mitad de la noche, yo...
— Laura, ya entendí— dijo.

Me sonrió. Traté de devolverle una sonrisa sincera.

Luego salí de ahí. Corrí por las calles. Entendí que ese era mi método personal para evitar volverme loca. Pasaban cosas malas y yo corría. Al menos no huía de mis problemas. O eso creía.

Esa fue una tarde dura. Por la noche, traté de entender el mensaje, de darle significados. Pero todo era lo mismo. Zac se estaba disculpando y al mismo tiempo se despedía. No había más. No debía hacerme tonta tratando de buscar algo que no estaba.
Pensé que Will debía estar pasado una pesadilla.

Casi no dormí esa noche. Me detuve a mí misma para no salir de mi casa e ir a buscar a Jason. La verdad es que sí quería hablar con él pero no sabía qué le diría. Ni yo misma lo sabía.

Al día siguiente, después de ocuparme de mis terribles ojeras, fui a buscar a Will. No me importaba que él no me quisiera ahí. Yo debía ir.
Llegué a su edificio. Entré. Su recepcionista me observó. No dijo nada, debía estar muy acostumbrada a verme por ahí que ya le daba igual.
Golpeé la puerta con la mano. Will abrió. Lo observé. Se veía tan terrible como yo. Me invitó a pasar. Eso hice. Cerró la puerta.

— Hola— dije.
— Hola— contestó.
— No fue precisamente la mejor noche de tu vida la de ayer, ¿Cierto?
— Fue horrible— dijo—. Pero reveladora.
— ¿Reveladora?
— Sé qué debo hacer— dijo—. Debo irme.
— ¿Qué?— pregunté.
— Ayer hice algunas llamadas y... creo que puedo regresar a mi antiguo trabajo.
— ¿Al hospital? ¡Pero odiabas ese lugar, por eso te fuiste!— dije incrédula.
— No lo odiaba— dijo—. Era muy estresante pero podía con él. Me fui porque creí que consumía todo mi tiempo y no me daba espacio para mí mismo. Pero dejarlo fue un error.
— ¡No, no lo fue!— dije—, ¡Gracias a eso yo te conozco!
— Lo sé y es de lo mejor que me ha pasado. Laura, eres de las mejores cosas que me han pasado en la vida. Tú y los demás. Pero dejé algo bueno por la ilusión de vivir otro tipo de experiencias y...
— ¿Te arrepientes de haber amado?— dije—, ¿Es eso? ¿Crees que si nunca hubieras dejado tu anterior empleo no estarías sufriendo como ahora?
— No me arrepiento de esto— dijo—. Me arrepiento de no tener mi empleo. En él era útil. Más que aquí. Puedo recuperarlo. Lo necesito. En él estaba ocupado y casi no tenía tiempo para pensar en mí... cosa que hago aquí siempre. Pronto entrarás a la escuela y... tendré más tiempo para estar solo. Para pensar. Pensar me agobia.
— Pero esa no es la solución a nada.
— Lo es— dijo—. Honestamente no quiero hablar con Zac. No lo soportaría. Mi corazón se rompería. Y estar aquí sólo me hace pensar y desear cosas. ¿Sabes qué es lo que más deseaba? Que Zac apareciera un día por esa puerta para tratar de hablar. Pero él no va a venir nunca. No quiere hablar conmigo. No quiere verme. Entendí ese mensaje. Si me quedo aquí sólo seguiré estancado. Reviviré lo mismo una y otra vez. Odio sentirme atrapado. Necesito seguir con mi vida.
— Pero irte... es como si quisieras olvidar todo lo que pasó— dije.
— No voy a olvidar nada. No podré hacer eso nunca. Pero necesito seguir adelante. Mi vida sigue y yo no puedo estar así. No es la primera vez que me rompen el corazón. Tampoco será la última.

Lo observé.

— ¿Entonces eso es todo?— dije—, ¿Así termina esto? ¿Eso es lo que significó Zac para ti, sólo otro corazón roto?

Casi me pongo a llorar sólo con decir eso.
Él me observó. Parecía afligido.

— Tú sabes bien que a Zac lo amo como nunca he amado antes. Probablemente jamás podré amar a alguien tanto otra vez, no de esa forma— dijo, se veía que le costaba hablar—. Pero no puedo quedarme esperando algo que nunca va a pasar. Porque los sentimientos no se van. Laura, nunca se van.

Yo estaba básicamente llorando, él trataba de contenerse.

— No quiero sentirme así toda mi vida— dijo—. Quiero amarme más a mí de lo que lo amo a él y en este mismo instante no lo hago. Por eso sé que podría quedarme una vida entera a esperar a que las cosas cambien... pero sólo me haría daño. Y es difícil aceptar que debo pasar el resto de mi vida conmigo mismo. Me siento tonto, mal, triste y decepcionado. Pero debo dejar de sentirme así. Nada cambiará si me quedo como estoy. Quiero cambiar. ¿Entiendes eso?

Traté de controlarme. De ser más adulta. De ser más como Jason.

— Tú siempre me has inspirado para ser valiente— me dijo—. Quiero hacerlo ahora. El mensaje de Zac era el impulso que necesitaba para poder irme. Si dejo pasar esto no sé qué será de mí. Quiero seguir adelante. Quiero ser fuerte. Para no derrumbarme la próxima vez que me pase algo. Tengo miedo, mucho, no te imaginas. Por eso quiero que apoyes esto. Laura, necesito que me digas que es una buena idea porque... de otro modo me quedaré aquí esperando encontrame con Zac para que rompa el resto de corazón que aún me queda. Quiero ponerme a mí en mi lista de prioridades. Pero no puedo hacerlo si creo que tú no apoyas esto.

Nos observamos.

— ¿Que pasará con tu recepcionista?— pregunté.
— Ella también irá al hospital. Ya hablamos de esto.
— ¿Ya no podremos vernos como antes?
— Estaré más ocupado— dijo—. Pero siempre puedes ir a visitarme. Yo te buscaré en mis tiempos libres. Hablaremos por teléfono.
— ¿Vivirás en casa de tus padres?
— Probablemente— dijo—. Aunque debería buscar un lugar más cerca del hospital. No está muy lejos pero... quiero vivir cerca.

Me miró, expectante.

— Te irá bien— le dije—. Eres muy listo. Seguramente salvarás muchas vidas.

Sonrió y me abrazó.

— Pero me pregunto— dije—, ¿Aún serás material para hospitales? Porque ya no eres tan joven, podrías estar un poco oxidado.

Él me sonrió.

— Laura, no digas eso— dijo con una tenue sonrisa.

Problemas de PasilloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora