25. El diario de Jimi

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Llegamos a la casa de Will. Evan presionó el timbre. Laura abrió la puerta.

— ¡Ustedes!— dijo alterada—, ¡Tengo preguntas!
— ¿No puedes preguntarnos luego?— dijo Evan.

Pasamos. Ella nos detuvo.

— ¡Alto ahí!— dijo—, ¡Arriba las manos!

La miramos. Fingió que su mano era una pistola.
Evan y yo levantamos las manos.

— Nos rendimos— dijo Evan—, no dispares.
— Están detenidos— dijo ella—, todo lo que digan puede y será usado en su contra.
— ¿Me puedes decir por qué cargos nos están deteniendo?— dije.
— Jimi, no tengo un abogado— dijo Evan—. Soy muy joven para ir a prisión. Y tú demasiado hermoso. No quiero tener tatuajes ni pertenecer a una pandilla.
— No tienes que tatuarte si no quieres— dije.
— La pandilla me obligará a tatuarme— dijo Evan—. Tendré que hacerlo para ganarme su confianza. Por supuesto que después me borraré el tatuaje porque podrían usarlo en mi contra para identificarme después de que traicione al líder de mi pandilla y me estén buscando.
— ¿Por qué traicionarías al líder?— pregunté angustiado.
— No lo sé, así es ese mundillo— dijo Evan.
— ¿Yo también traicionaría al líder?— pregunté.
— Supongo que sí— dijo Evan—. Pero no dejaré que vayas a prisión. Laura— la observó—. Me declaro culpable. Yo hice todo, Jimi es inocente.
— ¿En verdad vas a entregarte por mí?— dije conmovido.
— Claro que sí— dijo Evan—. Aunque estoy empezando a pensar que mejor hubiéramos llamado a un abogado antes, pero bueno. De todas formas Zac no iba a venir. Si no quiso venir antes, menos ahora.
— ¿Invitaron a Zac a venir?— preguntó Laura.
— Sí pero va a estar ocupado— dije.
— ¿Creen que se enojó por que no lo invité?— dijo Laura—. Porque sé que no iba a venir pero no encontré forma de invitarlo sin que sonara raro o pareciera que me estaba burlando de él. Así que pensé en no decirle. Lo mismo me pasó con Will.
— Zac no parecía enojado— dije.
— ¿Will no sabe sobre lo de la playa?— preguntó Evan.
— No— dijo ella—. Parecía innecesario decirle si no iba a invitarlo.
— Zac está bien— dije.

Ella pareció más tranquila.

— Por cierto— le dije—, ¿Qué querías preguntarnos?
— Lo había olvidado— dijo ella—, qué distraída soy. ¿En dónde estábamos?
— Yo iba a traicionar al líder— dijo Evan.
— Ah, cierto— dijo ella, me observó y me apuntó con su mano-pistola—, ¿Cuántos años tienes?
— Diecisiete— dije.
— ¿Por qué?— dijo ella.
— Por que nací hace 17 años— dije.
— No, me refería a porqué tienes esa edad cuando yo tengo 16 y se supone que vamos en el mismo grado.
— Falté un año a la escuela— dije.
— ¿Y no te pareció importante decirlo?— dijo ella.
— Pensé que lo sabías— dije.
— ¿Faltaste un año a la escuela?— dijo Evan sorprendido.
— ¿No lo sabían?— pregunté.
— No, para nada— dijo Evan.
— Entonces quiero suponer que Jimi tampoco sabe que Evan también perdió un año— dijo Laura.
— ¿Perdiste un año?— le pregunté a él.
— Pensé que lo sabías— dijo Evan—. Hablamos sobre eso. Ya sabes, soy mayor de edad.
— No sé cómo pasé eso por alto— dije—. Supongo que como nos llevamos un año no le tomé tanta importancia.
— ¡Es importante!— dijo ella—, ¿Por qué perdieron un año escolar?
— Mi abuelita estuvo muy enferma cuando yo estaba en la primaria— dije—. Entonces mis padres pensaron que sería mejor que yo faltara un año para no perder ningún momento con ella. Pero fue una falsa alarma porque mi abuelita se recuperó. Entonces yo regresé a la escuela hasta el año siguiente.
— No sabía eso— dijo ella.
— Parece que fue divertido— dijo Evan.
— Lo fue, sí— dije.
— ¿Y tú?— le preguntó Laura a Evan.
— Larga historia— dijo Evan—. No es importante.

Apareció George. Evan se fue a saludarlo y empezaron a hablar.
Me quedé con Laura. Sí, Evan acababa de escapar.

— Huyó— dijo Laura—. Antes no creía que fuera capaz de traicionar al líder de su pandilla en prisión pero ahora lo creo.
— Ha estado huyendo mucho últimamente— dije.
— Es sobre sus padres, ¿No?— dijo ella.

La observé intrigado.

— ¿Sabes de eso?— pregunté.
— La profesora no me dijo nada pero quiere que los conozcamos— dijo ella.
— ¿También irás con nosotros?
— Eso parece— dijo ella.
— Eso me tranquiliza mucho— dije—. Honestamente estaba nervioso pero si tú estás ahí me sentiré mejor.
— Tranquilo Jimi— dijo Laura—, superaremos esto juntos. Tú porque eres su novio y yo porque soy chismosa. El poder del amor y del chisme está de nuestro lado.

Me alivió escuchar eso.
Decidí no estresar a Evan con eso. Pensé que una vez que supiera más sobre sus padres podría ayudarlo.

Adornamos la casa de Will. Fue divertido. Alex estaba ahí. Al principio parecía enfocado en acomodar la casa así que no me acerqué a él para no molestarlo. En algún momento de la tarde Laura me contó que al parecer él aún no estaba muy bien y se iba a tomar el año para recuperarse. Así que cuando se acercó a mí supe de qué hablar con él.

— Lo mejor de esto— dijo—, es que tú y yo podremos graduarnos juntos.
— No me había dado cuenta de eso— dije.
— Será divertido porque Evan ya no estará en la escuela así que no tendrás que preocuparte por mí.
— ¿Qué significa eso?— dije.
— Nada, olvídalo— dijo feliz.

Lo observé. Pensé en lo raro que era que estuviera hablando con el ex de Evan.
Recordé que quería preguntarle algo.

— ¿Puedo preguntarte algo?— le dije.
— Supongo que sí— dijo.
— Evan... ¿Alguna vez te habló de sus padres?
— No— dijo—. Nunca. Aunque se veía que estaba dispuesto a hacer lo que fuera por que yo le hiciera caso, jamás dijo nada cuando le pregunté. Noté que no quería hablar de eso así que no insistí mucho. Quiero pensar que no tiene una buena relación con ellos porque aún cuando yo le gustaba mucho y él hacía todo por mí, no respondió a mis preguntas. Fue lo único que no hizo por mí.
— ¿Le gustabas mucho?— dije incrédulo y enojado a la vez.
— Eso pensaba él— dijo—. Realmente sólo le daba lástima y Evan es naturalmente sobreprotector. Quería salvarme. Por eso necesitaba mi confianza. Hizo todo por mí. No había nada que no pudiera decirme, excepto eso.
— No parece una buena relación— dije.
— No lo fue— dijo él—. Por eso ahora está contigo y no conmigo. Entiendo porqué.

Él observó a Evan, que hablaba feliz con Laura.

— Él siempre trató de salvarme— dijo Alex sin quitarle la vista de encima a Evan—. Y yo lo dejé. No sabía que también necesitaba alguien que lo salvara. Honestamente no sé si hubiera podido. Pero tú estás tratando, ¿No?
— Eso creo— dije.
— Entonces hazlo— dijo—. Aunque supongo que no tengo que decírtelo. Naturalmente lo harías. Por eso ustedes se encontraron. Les gusta darlo todo por alguien que les importa.
— ¿Tú no harías lo mismo?— le pregunté.
— No lo sé. No soy igual a ustedes. No soy tan bueno como parezco y tú lo sabes. Últimamente estoy tratando de hacerlo.
— Creo que lo estás haciendo bien— le dije.
— Sé que es mentira pero gracias por decirlo— dijo mientras sonreía.
— No es mentira— dije—. No me gusta mentir.

Me observó atentamente. Sonrió y volvió a mirar a Evan.

— En eso también somos diferentes— dijo—. Yo le mentí a Evan muchas veces. Supongo que las relaciones asustan mucho.
— Más de lo que imaginaba— dije.
— Pero estarás bien— dijo—. No es momento de tener miedo.

Nos miramos. Le sonreí.

Problemas de PasilloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora