123. El extraño diario de Zac

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El bromista había desaparecido. Pero yo seguía alerta, por si acaso. Jimi decía que tenía una corazonada de que ya no volvería pero yo quería ser precavido de todas formas. Mi casa era un caos por lo de la boda. Noviembre estaba por acabar y Jill quería tener todo planeado para que no interfiriera con Navidad.

Yo visitaba a Lucille en la escuela o en su casa para hablar. Ella seguía diciendo que tratara de recordar cosas que pasaron entre Will y yo.
Así que ese día estaba en la enfermería cuando ella mencionó algo que no pude dejar pasar.

— ¿Cómo llevas lo de la boda?— me preguntó.
— Es abrumante. Jill y todas sus damas están enloqueciendo por eso— dije.
— Me refería a que si la llevas bien porque... podría recordarte mucho la anterior boda.

Lo pensé.

— No mentiré, siempre pienso en lo que pasó cada vez que hablan de eso— dije.
— Debe ser difícil— dijo ella—. ¿Cómo vas con Will?
— Él me ignoró la última vez y no lo culpo. Debe odiarme.
— No, Will no es así.
— Lo sé y creo que ahora yo lo odio por eso— dije—. Fui cruel y malo con él por cosas que no hizo.
— Me contaste que fuiste malo porque cuando él te dijo lo que sentía empezaste a recordar cosas que no tenían nada qué ver. ¿Qué cosas eran?
— No importa, no tienen nada qué ver con él. En verdad tuve un colapso nervioso y sé que exageré y él vio una parte de mí que no debía pero... no era por él. Lamento no haber podido decirle eso.

Me deprimí. En verdad lamentaba no poder disculparme.

— He estado pensando mucho en eso— dijo ella—. Hay algo que no puedo dejar de pensar. Así que déjame ser tan honesta como puedo ser.
— Claro— dije.
— ¿Tienes algún problema con que Will sea un chico?

Lo pensé.

— Sinceramente antes de conocer a Jimi nunca me había cuestionado eso. Es decir, solía imaginar que crecería, me casaría y tendría hijos para demostrarle a mi madre que hasta yo podría tener una familia... pero luego de Jimi empecé a pensar que lo verdaderamente importante es encontrar alguien que te quiera. Sin importar cómo seas o qué sea. Entonces pensé que si tenía la fortuna de encontrar a alguien que me quisiera de la manera en la que Jimi y Evan se quieren, no importaría si fuera una chica, un chico o un extraterrestre.

Ella parecía sorprendida.

— ¡Eso fue muy bello!— dijo ella emocionada—, ¿Significa que definitivamente que Will sea un chico no te importa?
— Pues... supongo que no— dije.

En verdad era raro. Es decir, nunca me había detenido a pensarlo.

— Es extraño pensar en eso, ¿No?— dijo ella.
— Definitivamente— dije.
— Conozco a Will. Tú también lo conoces. Siempre fue alguien muy atractivo pero parece no ser consciente de eso. Al menos no lo usa como una ventaja. Parece que no lo creé en realidad. Yo y él siempre fuimos amigos y supongo que sería muy raro que de repente él me dijera que me ama. Entiendo que fue raro y difícil de llevar para ti.
— Lo fue— dije.
— Pero hay aquí una cuestión que no puedo ignorar— dijo ella—. No me lo tomes a mal ni me odies por favor pero tengo que decirlo. Alguien tiene que decirlo.

La observé atentamente.

— Conozco a Will desde hace mucho— dijo—. Y siempre fue tan enamoradizo como nadie.
— Lo sé— dije.
— ¿Te tocó ver cuando le gustaba alguien?
— Sí... pero no debería decirlo.
— Vamos, puedes decirme. Will es mi amigo, guardaré su secreto.
— Cuando lo conocí... a él le gustaba Jimi.

Nos miramos.

— ¿En verdad?— dijo completamente sorprendida.
— En verdad— dije.
— Pobre Will— dijo ella—, a Jimi siempre le ha gustado Evan.
— Él lo sabía— dije—. Por eso nunca le dijo nada.
— Ahí está el punto al que quería llegar— dijo ella—. A Will siempre le gustaron personas pero nunca les dijo nada. Tenía muy poca confianza en sí mismo en ese aspecto y aunque alguien le gustara nunca se lo diría.
— ¿Qué hay con todas esas chicas con las que salió en algún momento?
— Ellas se lo pedían a él. Si a él también le gustaba la chica en cuestión, salían. Pero Will nunca ha dicho nada a nadie. Hasta que apareciste tú.
— ¿Qué tratas de decir?— dije.
— No me lo tomes a mal. Sólo es mi opinión. No tiene que ser verdad. ¿De acuerdo?

Asentí un poco confundido. Sentía que quería salir huyendo.

— Me he acostumbrado a ti últimamente tanto que hasta reconozco tu estado de ánimo— dijo ella—. Ahora tienes cara de querer salir huyendo.
— En verdad quiero irme— dije.
— ¿Lo harás?
— No, ya estoy aquí— dije.
— Bien. Continuaré.

No, sabía que no iba a gustarme.
Pero no huí. Había decidido que no lo haría.

— Cuando Will sospechaba que entre una persona y él no había nada, lo dejaba o no decía nada— dijo ella—. Porque no había futuro. Siempre fue muy modesto. Era enamoradizo y según me contaba en algún momento en verdad sufrió por eso. Así que no se permitía entusiasmarse con nadie. Ni siquiera cuando ya salía con alguien. Por eso me parece increíble que te haya dicho sus sentimientos. Aún cuando nunca antes lo hizo.

Nos miramos.

— Quizá estaba muy confundido— dije.
— Zac, pensé que ya habíamos superado eso— dijo ella—. No creo que estuviera confundido. Sabía lo que hacía. Ahora mi pregunta es porqué. Tú pareces en verdad sorprendido por lo que te dijo. Como si no hubieras tenido idea de lo que sentía Will.
— ¡En verdad no tenía idea!— dije.
— Es que no tiene sentido— dijo ella—. Si tú no lo sabías siquiera significa que Will nunca te dio razones para sospechar sus sentimientos, pero al mismo tiempo él de alguna manera se sentía correspondido, tanto que hizo lo que nunca pensé que haría: decirlo.
— ¿Correspondido?— dije, me sentía muy abrumado—, yo no tengo idea de... realmente no sé...
— ¿En verdad nunca le diste alguna razón por la que él pudiera pensar que tenía una oportunidad contigo?
— No lo creo— dije—. No que yo recuerde. No lo haría, es decir, rechacé a Will, no jugaría con él de ese modo.
— ¿En verdad no hay ni una sóla vez en la que hayas sentido que él se acercaba mucho a ti o que las cosas se ponían raras?
— ¡Cómo voy yo a saber algo así, toda mi vida es rara!— dije.
— Sí pero... supongo que hasta tú notarías cuando las cosas se pusieran románticas, ¿No?
— ¿Románticas?— dije—, ¡No, eso jamás pasó!
— ¿Entonces porqué Will lo pensaba?
— ¡Y yo qué sé! ¡Nunca sé nada, con trabajo y sé mi nombre!
— Bien, tranquilízate— dijo ella—. No estoy diciendo que es tu culpa. Es sólo que... siempre he creído que cuando se trata de amor Will siempre es muy expresivo... tanto que sería difícil no darse cuenta.
— No entiendo— admití.
— ¿Qué te dijo cuando te confesó lo que sentía?
— Para ser honesto no lo recuerdo— dije.
— O no quieres recordarlo.
— Uno poco de ambas.

Ella me observó. Parecía pensativa, de repente pareció que tuvo una idea. Me miró con los ojos bien abiertos.

— ¿Podría ser posible que... Will te haya dicho que te ama?— dijo emocionada.

Problemas de PasilloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora