79. El diario de Jimi

114 24 8
                                    

No era bueno fingiendo cosas que no sentía. Tampoco quería ser hipócrita. Así que cuando vi que Evan le dijo a Zac que no iba a dejarlo y ambos se observaron como si hablaran con los ojos, no lo soporté más y salí corriendo. No quería seguir viendo eso.
Atravesé pasillos y jardines. Llegué hasta el otro extremo de la escuela. Como si no pudieran alcanzarme aunque sabía que nadie me estaba persiguiendo.

Entonces lloré. Otra vez. Al parecer no sabía hacer otra cosa. Me estaba portando como la persona más egoísta del mundo porque debía estar con Zac pero lo había abandonado. En ese entonces me sentía así, con ganas de abandonar todo y salir corriendo.

Pero no podía hacerlo. Una vez que me sentí ligeramente mejor, fui al baño y me lavé la cara. No me veía tan mal. O eso creía porque en mi salón de clases no pude engañar a Gigi.

— No mientas, estabas llorando— dijo ella—, ¿Por qué?
— No es nada...
— Claro que sí— dijo—, la gente no llora porque sí. Sé que no confías en mí pero... si necesitas algo, puedo ayudarte.

Me sonrió.

— Un abrazo— dije.
— Claro que sí, ven aquí— dijo y me abrazó.

Sentía que podía simplemente dejarme caer y no levantarme nunca. Pero no así. No con Gigi, que parecía dispuesta a ayudarme.

En el receso, Laura me dijo que Zac se fue con Jill. Evan los acompañó. Al parecer Zac estaba mejor, Gigi me había dicho lo mismo en el salón. Jason no dejaba de mirarme.

— Estoy bien— dije.
— Claro— dijo—. Y yo soy una hada madrina.
— En verdad estoy bien— dije.
— No estás bien, honestamente no tendrías porqué estarlo— dijo Laura—, Evan es un verdadero torpe.
— Él estaba ayudando a Zac— dije.
— Él está bien, lo dijo— agregó Laura—, no debía irse, debía quedarse aquí para hablar contigo.
— Zac es más importante ahora— dije.
— ¿Y qué hay de ti? ¿Cuándo serás importante tú?— dijo ella molesta.
— Laura, basta— le dijo Jason.

Se miraron. Ella seguía molesta pero no dijo nada.

— En verdad estoy bien— dije.

Eso no duró mucho. Por la tarde, mientras regresaba a casa solo (porque mamá tuvo que ir de emergencia al hospital a visitar a la abuela, lo que fue una trampa porque la abuela sólo quería que alguien le leyera un cuento), empezó a llover. Fue tan repentino que creí que se pasaría rápidamente así que no me detuve. Pues no, sólo empeoró. Llegué corriendo a casa. Estaba completamente mojado. Tomé un baño caliente y pensé que con eso bastaría pero no. Al día siguiente, no podía hablar por el dolor de garganta. Así que le llamé a Laura para decirle que no iría a la escuela. No quería faltar pero mamá no me dejó ir.

— En verdad estoy mal— le dije a ella por teléfono.
— Te creo, suenas como si fueras un monstruo— dijo ella.
— Me duele la garganta— dije—, pero está bien porque mamá ya llamó a Will. Él dijo que si tomo mis medicinas estaré bien totalmente en poco tiempo.
— Me alegra escuchar eso— dijo ella—, no quiero que te pierdas la fiesta de halloween.

Realmente no planeaba ir a esa fiesta. No tanto por mi castigo (porque papá me había dado permiso para ir) si no porque no quería encontrarme con Zac y Evan. Pero no iba a decirle eso a Laura.

— Estaré bien— dije.
— Bueno, dejaré que descanses. Jason y yo iremos a verte por la tarde. Hasta pronto, Jimi monstruo.

Me reí. En verdad no quería preocupar a nadie.

Me quedé ahí, sintiéndome miserable. No podía hacer más. Le escribí un mensaje a Derek. Le dije que estaba enfermo. Él dijo que vendría a visitarme por la tarde. Le contesté diciendo que sería genial porque Laura y Jason también estarían aquí. Minutos después me dijo que tendría que ser otro día porque le había salido algo inesperado.

Entonces me sentí muy solo. Últimamente me sentía de ese modo, aún cuando me rodearan muchas personas. Todo había cambiado. Menos yo, que era el mismo de siempre.

Jason y Laura llegaron por la tarde. Laura se había peinado con dos colitas. Me gustó ver que al menos ella parecía feliz. A mamá le agradó ver que iban a visitarme. Hasta que preguntó el porqué Evan no estaba ahí.

— Él está ocupado— dijo Jason—. Pero vendrá. Lo prometió.

Eso no lo podía creer. Cuando mamá se fue, le pregunté a Jason al respecto.

— Juró que vendría— dijo Jason—. Hablé con él hoy en el receso.
— ¿Él sabe que estoy enfermo?— pregunté.
— Sí. De hecho está muy preocupado por ti— dijo.
— Entonces debió venir— dijo Laura.
— Evan está manejando algo muy complicado en este momento— le dijo Jason—. Me habló de eso hoy. Él y Zac tienen algo serio que están tratando de superar.
— ¿Evan y Zac?— dijo Laura—, ¿Qué es?
— Ellos me pidieron que lo guardara en secreto— dijo Jason.
— ¿Significa que ya le hablas a Zac?— le preguntó Laura.
— Un momento— dije sorprendido—, Jason, ¿No le hablabas a Zac?
— Él y yo tuvimos un malentendido— dijo Jason—. No, mentira. Para ser honesto me enojé con él y lo dejé sufrir un poco.
— ¿Qué? ¿Por qué harías eso?— pregunté.
— Porque es bastante testarudo a veces— dijo Jason—. Así que decidí que no lo ayudaría hasta que él me lo solicitara. Sorpresivamente lo hizo. No lo culpo, se metió en cosas bastantes fuertes en todo este tiempo.
— ¿Qué quieres decir con eso?— dijo Laura—, ¿Tiene problemas? ¿Por eso se desmayó?
— No exactamente— dijo Jason—. Lo importante es que quiere resolver todo y yo quiero ayudarlo. También a Evan.
— ¿Evan está envuelto en los problemas de Zac también?

Jason me observó. Traté de parecer menos angustiado.

— Zac ha ayudado a Evan de una forma increíble— dijo Jason contento—, más de lo que pensé que era capaz de hacer. Mejor de lo que esperaba. Pero eso también creó problemas. Ambos se dieron cuenta y están tratando de resolverlo. No saben cómo pero al menos entienden que están mal. Eso me sorprende y me enorgullece. Han crecido mucho juntos. Son un buen equipo después de todo.

Me afectó escuchar eso. Hasta Jason sabía que ellos dos eran perfectos juntos.

— Evan quiere verte— me dijo él—. Quiere contarte todo. Lo hará próximamente. Así que no te preocupes. Todo saldrá bien.
— Sí, estoy segura de que ustedes estarán juntos pronto— dijo Laura.

Aunque ellos parecían muy seguros, yo no lo estaba. Tenía miedo por lo que pudiera pasar.

Claro, porque en ese momento no había experimentado lo que en verdad era el miedo.

Problemas de PasilloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora