85. El diario de Jimi (en un auto azul)

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Busqué a Evan entre las personas. No entendía qué podía ser tan urgente para Jason pero seguramente era importante que fuera a buscar a Will y a Laura.
Había demasiada gente. La idea de Zac había sido un éxito. El lugar lucía increíble. Todos los clubes se habían esforzado mucho en crear una atmósfera hermosa para la fecha. Me quité la cabeza de abejita. Decidí empezar a llevarla en mis manos. Me sentía perdido, rodeado de personas pero solo.

Últimamente me sentía así siempre.

Cuando estaba por llegar a donde se ubicaba el Dj, alguien tocó mi hombro. Me giré. Era Gigi. Tenía un disfraz de bruja.

— ¡Jimi, te ves adorable!— dijo muy fuerte.
— ¡Tú también!— le dije.
— ¡No sabía que ibas a venir!
— ¡Lamento no avisarte!— grité, era difícil hablar así.
— ¡Ven, baila conmigo!— dijo.
— ¡No puedo, estoy buscando a Evan!
— ¿A Evan?— preguntó.
— Sí, ¿Lo has visto?
— ¡No pero Zac está por allá!— me señaló con el dedo.

Miré. Efectivamente, ahí estaba Zac, vestido como Sherlock Holmes. Me dio un poco de miedo ir hacia él pero ya nada importaba. Es más, si él tenía algún sentimiento por Evan iba a tener que disculparme porque yo no me daría por vencido tan fácilmente, menos estando ya ahí. Tomé todo el valor que podía y me dirigí a Zac. Él estaba hablando con Emery, que parecía no traer ningún disfraz.

— Zac— dije, un poco nervioso—, hola.

Él me miró. Entonces su cara cambió. Zac podía fingir estar feliz si una situación lo ameritaba y todos podían creerle pero nosotros, que lo conocíamos bastante, sabíamos que era falso. Sin embargo en ese momento parecía genuinamente feliz por verme. Se acercó y me abrazó.

— ¡Jimi, qué bueno que estás aquí!— dijo.

Eso me hizo sentir mal. Yo le había estado guardando rencor sin que él se lo mereciera.

— Me alegra verte— dije, sinceramente.
— Claro que sí— dijo—, y me encanta tu disfraz de abeja. Te queda. De hecho creo que a todos les queda su disfraz de hoy.
— ¿Sabes en dónde está Evan?
— Estaba aquí... no sé en qué momento se fue— dijo.
— Necesito encontrarlo— dije—. Antes de la media noche.
— Pues eso es fácil porque la fiesta termina a lo mucho a las diez— dijo él—. Quédate aquí, él vendrá.
— ¿Y si no?— dije.
— Vendrá. O mandaré a Emery a buscarlo— dijo.
— Puedo hacerlo yo— dije—. Debo hacerlo yo.
— Pero...
— Zac— dije, me acerqué a él para que nadie más escuchara—, debo hablar con Evan.

Zac entendió a qué me refería.

— Tú puedes— dijo—, seguramente está con Laura o con Jason.
— Tengo que irme— dije.

Me di media vuelta. Me abrí paso entre la gente muy decidido. Nada iba a detenerme. Me sentía más poderoso que nunca. Hace mucho comentarios como los de las personas que se burlaban de mi disfraz de abejita me hubieran puesto muy triste, pero en ese momento no. Ese disfraz significaba muchas cosas. Todos me habían ayudado para estar ahí. No dejaría que su ayuda fuera desperdiciada.

Caminé un poco por los pasillos. Me encontré con una chica que iba al mismo salón de Evan. Le pregunté por él.

— Creo que lo acabo de ver en la entrada— dijo ella.
— Gracias— dije.

Me dirigí ahí. Llegué pero no había nadie más que los profesores que supervisaban la puerta de la entrada. Les pregunté por Evan. Al parecer no lo habían visto. Imaginé que pudo salir de la escuela, quizá por algo. No perdía nada si daba un vistazo.

Salí. Caminé por la calle. Del otro lado estaban unas personas disfrazadas. Pensé que podría preguntarles por Evan. Corrí hasta ellos. Hasta que cuando estaba por llegar, alguien dijo mi nombre. Me detuve. Un auto se detuvo. Reconocí el auto azul de Derek. Bajó el vidrio.

— Hola— dijo feliz—, qué agradable encontrarte. ¿Qué haces aquí, te perdiste del panal?
— Algo así— dije. Me acerqué.
— Entra— dijo.

Abrí la puerta trasera. Entré. Él se giró para verme.

— ¿Qué haces aquí?— dije.
— Pensé en pasar por aquí y ver cómo le estaba yendo a la fiesta de Zac. Parece que está todo muy bien. ¿Porqué estabas afuera?

Era difícil responder eso. Me sentía estresado por buscar, enojado y cansado.

— Buscaba a Evan— dije.
— ¿Para qué?— dijo—, pensé que ahora salía con Zac.
— No, al parecer ellos no tienen nada— dije.
— Pero terminó contigo— dijo.
— Eso es lo que quiero aclarar— dije—. Quiero hablar de todo.
— Pero hay una posibilidad de que te diga que ya todo se terminó— dijo—, ¿Estás listo para eso?
— No pero...
— Él va a romperte el corazón, ¿Quieres eso?
— No, por supuesto que no— dije—. Pero quiero saber. Si todo ya llegó a su fin, quiero saberlo. Sé que podría doler pero aún así. Y si resulta que aún tengo oportunidad de recuperarlo, entonces me esforzaré.
— Evan no ha hecho nada por ti que amerite todo lo que estás haciendo— dijo, parecía enojado—, él no te merece.
— Las cosas no son así— dije—. No conoces a Evan para nada.
— Claro que sí— dijo—. Él es como todos los otros chicos atractivos. Sólo te usará un rato y cuando se aburra de ti te dejará por alguien más.
— Evan jamás haría eso— dije.
— Tú no lo conoces, piensas que sí pero no. Al final sólo te romperá el corazón y estarás triste. Mereces a alguien que te ame toda la vida, alguien que no vaya a dejarte nunca.
— Evan podría ser esa persona para mí— dije.

Él me observó.

— ¿En verdad eres tan crédulo?— dijo—, los chicos como Evan no aman de verdad, sólo van por ahí enamorando personas para sentirse superiores. ¿Por qué alguien como Evan estaría con alguien como tú?
— Tú... no sabes nada sobre Evan, no lo conoces como yo lo hago— dije un poco enojado.
— Te equivocas, crees que sabes cómo es pero al final sólo te decepcionará.
— ¡Pues si eso pasa entonces quiero que sea él quien me decepcione!— dije—, ¡Sería un honor que alguien como él me rompiera el corazón!
— ¿Y qué hay de mí?— dijo—, ¿Qué pasa conmigo? ¿También sería un honor que yo te lastimara?
— Esto no tiene nada que ver contigo— dije.

Lo miré enojado. Puse mi mano en la puerta. No iba a quedarme a escuchar que él hablara así de Evan.

Entonces tomó mi mano. Muy fuerte. Lo observé sorprendido.

— No voy a dejar que hagas eso— dijo muy serio.
— Sé lo que hago— dije.
— No, no lo sabes. De otra forma no estarías por hacerlo. Sólo te van a lastimar. Quédate, nada te pasará aquí.
— Tengo que ir con Evan— dije—. Por favor entiéndelo. Lo amo. Sé que te preocupas por mí pero estaré bien.

Nos miramos atentamente.

— No me preocupo por ti— dijo—. No así nada más.
— ¿Qué?— dije.
— Jimi, yo te amo— dijo, yo no podía creer lo que estaba escuchando—, esa es la verdad. Te amo. Y no puedo dejar que te vayas con alguien que no te ama como yo lo hago.

Problemas de PasilloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora