109. El diario de Laura

100 25 9
                                    

Era la media noche y yo estaba trepando por el árbol junto a la ventana de Jason. Entré. La luz se prendió. Me cegó momentáneamente. Miré hacia el frente. Ahí estaba Jason, con su misma pijama insípida de siempre. Tenía una taza de café en las manos.

— ¿Por qué estás despierto a esta hora?— pregunté.
— Eso mismo iba a preguntarte yo— dijo.
— Necesitaba hablar contigo— dije—. ¿Sabías que vendría esta noche?
— No en realidad— dijo—. Estoy por terminar un proyecto. Estaba en eso cuando escuché un ruido en mi ventana. Así que o eras tú o era un gato.
— ¿Por qué te visitaría un gato?— dije.
— Porque soy una buena compañía— dijo.
— No juzgaré eso— dije.

Se dirigió a su cama. Lo seguí. Me senté.

— ¿Y bien?— dijo— ¿Qué es lo que te mantiene despierta tan tarde?
— Amor— dije.
— ¿Amor?— dijo confundido.
— El amor de Will, para ser más exacta— dije.
— Debí imaginarlo, no podría ser tu propio amor— dijo—. ¿Por qué no puedes ser como las chicas comunes que están siempre angustiadas por sus propias relaciones?
— Supongo que no soy normal— dije.
— Eso ya lo sé. Deberías enamorarte, salir por ahí y ser feliz.
— Me preocupa Will— dije.
— Podrías enamorarte de él, salir por ahí y ser feliz— dijo.
— Nunca podría enamorarme de Will— dije.
— ¿Por qué no?

Lo pensé.

— Quizá sí podría pero no me gustaría— dije—. Que eso me pasara sería lo peor que pudiera ocurrirme.
— Por favor, Will es genial— dijo.
— Lo es. Pero si yo lo amara y él de alguna manera pudiera corresponderme, sé que no sería feliz porque en mi interior estaría totalmente consciente de que aunque llegara a quererme, nunca me amaría como lo hace con Zac. Entonces me pondría muy triste porque nadie merece ser amado así, como si fuera un premio de consolación.

Eso último me deprimió un poco.

— ¿Qué pasó con Will?— preguntó Jason.
— Madie le dijo que Zac estuvo ahí porque se siente mal. Aunque ella le juró que estaba perfectamente sano, él está muy preocupado. No me lo dice pero yo lo sé.
— Y eso te preocupa a ti— dijo Jason.
— Exacto— dije.
— Bien, hablaré con Will— dijo.
— ¿Lo harás? ¡Qué bien!— dije feliz.
— No creo poder hacer mucho— dijo—. Pero creo que puedo tranquilizarlo al menos.
— ¡Gracias por eso!— dije contenta—. En recompensa por tu esfuerzo voy a comprarte algo la próxima vez que vayamos a algún lugar.
— Lo que será pronto porque espero que no se te haya olvidado que prometiste acompañarme a un concierto este fin de semana— dijo.
— No se me podría olvidar, estoy muy emocionada— dije.
— Yo también aunque me siento mal por no invitar a Evan— dijo él.
— Evan ya ha ido a ese concierto y seguramente está muy ocupado tratando de llamar la atención del nuevo Jimi— dije.
— ¿El nuevo Jimi?
— Sí, ya sabes, este increíblemente nuevo Jimi— dije.
— ¿Te gusta este nuevo Jimi?
— Creo que es sexy. Pero no le digas a Evan o va querer matarme. Tampoco a Zac o va a despedirme.
— ¿Zac empezó a despedir personas de nuevo?— preguntó.
— Sí— dije—. Creo que está enloqueciendo. Probablemente es su forma de lidiar con las cosas difíciles.
— El nuevo Jimi también está lidiando con cosas difíciles— dijo él.
— ¿Significa que su modo “sexy” es similar al modo “jefe malvado” de Zac?— dije.
— Quizá— dijo.
— Ojalá Zac se pusiera en modo sexy en lugar del modo de siempre.
— Laura, Zac está en su modo sexy todo el tiempo.

Lo pensé.

— Odio que sea verdad— concluí—. ¿Y tú? ¿También tienes un modo especial para lidiar con cosas difíciles?

Me observó.

— Definitivamente— dijo—. Es mi modo tonto.
— Pero tú no eres tonto.
— Claro que sí, solo que de manera diferente— dijo.
— ¿Cómo funciona ese modo?— pregunté.
— Me pierdo por completo y no soy capaz más que de pensar en una sola cosa.

Parecía muy serio.

— ¿Qué cosa es?— pregunté.
— No es una cosa. Es una persona.
— ¿Quién?

Me observó. Lo cuestioné con la mirada.

— Es un secreto— dijo.
— Vamos, dime. Confía en mí.
— Confío en ti— dijo—. Pero no puedo andar por ahí revelando mi debilidad.
— ¿Tu debilidad?
— Por si no te has dado cuenta, ponernos en modos especiales para enfrentar situaciones difíciles no significa otra cosa más que tratar de aparentar que no hay algo que nos importa.

Volví a verlo.

— ¿Yo también tengo un modo especial?— pregunté.
— No lo sé— dijo.
— Pero tú lo sabes todo.
— No todo. No hay nadie que te conozca más que tú misma.
— Siempre pensé que tú también me conocías bien— dije—. Es decir, no hay nada que te haya ocultado de mí.

Nos quedamos mirando. Lo entendí.

— Ya sé cuál es mi modo— dije.
— ¿Cuál es?— preguntó.
— Es el modo “necesito a Jason o me volveré loca”— dije.
— No creo que ese sea un modo— dijo.
— ¿Por qué?— pregunté.
— Porque no te haces daño con eso. Entonces no es un modo.
— ¿Significa que puedo seguir visitándote?
— Ya es demasiado tarde para que te diga que no— dijo.
— Si te molesto simplemente dime— dije—. Entonces buscaría a alguien nuevo para molestar.
— No, me agrada que vengas— dijo—. Me agradaría que lo hicieras en el día pero esto tampoco está tan mal.
— Lamento molestarte. Pero creo que sé lo que puedo hacer para que esto sea menos molesto.

Me observó intrigado.

— Traeré galletas— dije—. Y caramelos. Así esperarás con ansias que venga a visitarte y no será tan molesto.
— Eso estaría bien si yo fuera un niño— dijo.
— A todos les agrada comer caramelos.
— Lo sé, es algo que Will me enseñó— dijo—. Por eso él carga caramelos todo el tiempo.
— Él es alguien muy considerado— dije.

Miré el suelo. No me gustaba hablar de él, menos cuando sabía que estaba sufriendo.

— Laura, ¿En verdad no estás enamorada de Will?— preguntó.
— No, ya te dije porqué no podría— dije.
— Sí, pero que no debas no significa que no puedas— dijo—. Will nunca debió enamorarse de Zac pero pasó. El amor simplemente llega así muchas veces. Con el tiempo. Y tú has pasado mucho tiempo con Will.
— Pero eso no significa nada— dije.
— Sólo piénsalo. Te preocupas mucho por lo que le pasa, cualquiera pensaría que lo amas.

Nos observamos.

— Sería terrible que en verdad él me gustara, ¿Verdad?— dije.
— No— dijo—. Sería lindo.
— No porque Will ama a Zac.
— Por ahora— dijo.
— Yo... no tendría oportunidad.
— ¿Por qué siempre hacen eso?— dijo—, ¿Por qué siempre se comparan con Zac? Es decir, él es bueno aparentando que está bien y que su vida es perfecta pero ustedes saben que no es así, que de todos nosotros es el que tiene más problemas consigo mismo y que no quiere arreglarlos porque es muy necio. ¿Por qué se hacen eso? Tú tienes muchas virtudes y cosas buenas que hacen que destaques por ti misma. No tienes que compararte con Zac. Él es él y tú eres tú.

Lo observé.

— Tú... ¿Me apoyarías si Will me gustara?

Pareció asombrado. Pero luego sonrió.

— Definitivamente— dijo.

Problemas de PasilloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora