126. El extraño diario de Zac (en noviembre)

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Los días eran fríos y lluviosos en aquel Noviembre. Los árboles se estaban quedando sin hojas. Evan se negaba a usar ropa de invierno porque según él “el frío lo haría más fuerte”. Pero no, en lugar de eso se resfrió horrible. No estaba tan mal porque Evan estaba acostumbrado a cuidarse por su propia cuenta y a sobrevivir bajo cualquier adversidad. Sin embargo mi papá no estaba acostumbrado a descuidar a los que vivían en su casa y lo mandó al médico. Evan no quería pero papá usó toda su aura de futuro gobernante y lo obligó.
Así que después de la escuela Jimi y yo lo acompañamos a ver a Madie.

Jimi se veía diferente. Había dejado de juntarse con Gigi y sus amigos (no creía que por algún problema) y de repente el nuevo Jimi se tranquilizó un poco. Seguían sin importarle los rumores pero aún estaba un poco a la defensiva. Jason había estado hablando con él así que confiaba en que todo mejoraría. Sin embargo Evan lo seguía encontrando extrañamente sexy. Pero por cuestiones de su resfriado, Jimi lo alejaba un poco.

— Hubiéramos traído a Laura— dijo Evan cuando llegamos y esperábamos en la recepción.
— Ella viene siempre— dije.
— Pues necesita venir más a menudo— dijo Evan.

Él y Jimi se miraron.

— De acuerdo, eso fue sospechoso— les dije.
— ¿Qué cosa?— dijo Evan.
— Sus miradas— dije.
— ¡Te juro que no ha pasado nada entre Jimi y yo!— dijo Evan—, sobre todo porque Jimi no quiere.
— Estás enfermo— le dijo Jimi—. Cúrate primero y luego hablamos.
— Cuando ya esté curado vas a poner algún otro pretexto— se quejó Evan.
— ¿Podrían no hablar de eso?— dije.
— Es Evan— dijo Jimi.
— Pues sí, soy yo y todas las ganas que te...
— ¡Dilo y haré lo que la enfermedad no está haciendo!— dije enojado.
— ¿Me matarías?— dijo Evan—. Qué bueno que hay ciertas cosas que no te he contado...
— Evan, basta— dijo Jimi feliz y sonrojado.

Esa fue la primera señal de que ya se venía esa época en donde todo era amor y felicidad. Oficialmente odiaba la navidad, no sólo porque mi última navidad había sido horrible, si no porque odiaba verlos a todos felices.

Evan fue con Madie. Jimi se quedó esperando en la sala conmigo.

— Este lugar necesita tener peces— dijo Jimi.
— Los peces no son tan agradables como piensas— dije—. Cada vez que me cambio de ropa en mi habitación siento que Doradito me juzga.
— Es un pez, no puede hacer eso.
— Tiene una mirada extraña— dije—. Quizá está traumado por todas las veces en las que Evan ha amenazado con comérselo.
— Ya le dije que no hiciera eso. Definitivamente voy a regañarlo— dijo.

Él parecía feliz.

— Las cosas se sienten últimamente muy bien— dije.
— ¿Qué cosas?— dijo.
— Todo. Como que cada cosa encuentra su sitio.
— Hacemos que lo encuentren— dijo.

Lo observé.

— Has madurado— le dije—. Me agrada. Pero me gustaba más cuando eras un principiante. Sobre todo porque aún no pasaban tantas cosas malas.
— Sigo siendo la misma persona— dijo—. Sólo que menos ilusa.
— Me gustaba el Jimi iluso— dije—. Se quedaba conmigo, no con Evan.
— ¿Estás celoso de que ya no paso tiempo contigo?— dijo.
— Claro que sí— dije—, no es un crímen admitir que estoy celoso.

Él me observó. De repente pareció muy afligido.

— ¿Todo bien?— dije.
— Yo... yo lo estaba. Aún lo estoy— dijo.

Lo observé confundido.

— ¿Qué cosa?— pregunté.
— Celoso— dijo—. En verdad tenía muchos celos de ti.
— ¿De mí?
— Sí. Es que no podía dejar de pensar en lo del beso. Sé que nunca pasó y no me molestaba hasta que empecé a compararme contigo y... no había cosa en la que no fueras mejor que yo. Además, pasas mucho tiempo con él y hasta comparten habitación. Sé que nunca nada pasaría entre ustedes y confío en ambos pero... no puedo evitar sentir un poco de celos. Trato de ocultarlo pero quiero ser honesto contigo como tú lo eres conmigo.

Me observó. Sonreí.

— Ahí está el viejo Jimi— dije.
— No quiero ser el viejo Jimi— dijo—. Quiero ser mejor. Posiblemente no lo soy dudando de Evan pero... no sé cómo arreglarlo.

Suspiré.

— No deberías compararte conmigo— dije—. Eres demasiado bueno. Si pudieras verme como soy realmente, entenderías que estoy lleno de problemas, dudas y remordimientos. Finjo que todo está bien porque no puedo dejarme caer pero... no siempre estoy bien. Sé que hay cosas que hago bien y me siento muy orgulloso por eso pero... a Evan no le gusta ninguna de ellas. No en mí. A él le gustas tú. Eso es todo lo que deberías saber. Es lo único que importa.

Sonrió. Amaba ver a Jimi feliz.
Evan salió de una puerta y corrió hacia nosotros. Madie venía detrás de él.

— ¡Creo que voy a morir!— dijo él con dramatismo—, ¡Madie dijo que tengo un virus mortal que está matándome lentamente!
— ¿Qué?— dijo Jimi asustado.
— No es cierto, ella le dice eso a todos— dije.
— Me gusta atormentar a las personas— dijo ella.
— Lo sé— dije.
— ¿Entonces no voy a morir?— dijo Evan.
— Claro que sí— dijo ella—. Algún día. Al menos que te vuelvas inmortal.
— Podría hacerlo— dijo Evan.
— Eso es imposible— dijo Madie—. Y ojalá no descubras la cura a la mortalidad porque yo me quedaría sin trabajo.
— Ojalá no pase— dije—. Necesitas tu trabajo para parecer un muerto viviente.
— ¿Parezco zombie?— dijo Madie—, ¡Qué bien!
— Sabía que no te insultaría— dije—. Bueno, si me disculpan, buscaré el baño.

Caminé por un pasillo. Me perdí un poco pero llegué. Me sentía abrumado. Odiaba los hospitales.
Salí después de un rato. Estaba buscando el camino de regreso cuando al girar un pasillo, lo vi.

Estaba hablando con una mujer. Traía su bata de doctor, sus lentes y parecía muy feliz.
Mi corazón empezó a latir rápidamente. Era Will ahí, a unos cuantos pasos de mí. Podía ver su espalda. Reconocería esa silueta en cualquier parte del mundo.

Él no sabía que yo estaba ahí. Seguramente por eso parecía muy feliz.

Recordé todo lo que Lucille y yo hablamos. Por primera vez en mi vida, sin miedo y sin sentirme mal, la pregunta llegó a mi mente como una verdadera posibilidad: ¿Will en verdad se había enamorado de mí? ¿No era un sueño? ¿Él en verdad había tenido esa clase de sentimientos por mí? ¿Por qué? ¿Por qué alguien como él quería a alguien como yo? ¿Qué estaba mal con él y con Jimi que de pronto me creían mejor de lo que era?

Porque no lo era. Los había herido a ambos y... a Will lo perdí definitivamente. Ahí estaba, pero yo ya no podía hablarle.
Era extraño porque parecía hablar muy animadamente con esa mujer y ella... no sabía quién era él. No sabía que era muy torpe y que perdía cosas. No sabía que usaba lentes sólo porque quería lucir más profesional. No sabía que cargaba dulces en sus bolsillos. No sabía que aunque se veía muy masculino amaba la música de Taylor Swift. No sabía que le gustaba darse vueltas en la silla giratoria de su oficina cuando nadie lo veía. Ella no sabía nada.

Oh por dios, yo lo quería de vuelta. Quería volver a esos días en donde nada parecía más importante que ver quién daba más vueltas en la silla sin vomitar. Cuando él me prestaba sus instrumentos de médico para que yo los usara como instrumentos musicales.

Quería a Will de vuelta. Pero no podría hacerlo.
Entonces quise llorar. Mucho. Traté de respirar lentamente pero no funcionaba. Las lágrimas salían.

Corrí por el pasillo. Regresé al baño. Me quedé un rato hasta que Jimi y Evan me encontraron. Fingí que no pasó nada.

Problemas de PasilloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora