167. El extraño diario de Zac

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— Zac, creo que tienes que ser más específico— me dijo Jason.
— Aquella vez en la que supe que mi padre no era mi padre, sentí que quería morir. Entonces llegué a casa de Will y me abrazó. Todo desapareció en ese momento. Me sentía a salvo, pero era diferente. Es decir, cuando Jill me abraza también me siento protegido. Es sólo que con Will siempre fue distinto. Buscarlo a él era algo que instintivamente hacía y me parecía muy natural pero cuando estaba muy cerca de mí yo simplemente me quedaba en blanco. Había algo en él que me hacía perderme, no sabía si era la forma en la que me miraba o lo mucho que me gustaba su voz que me paralizaba o si era su presencia o simplemente todo... pero sentía que mi corazón latía rápido como si esperara algo... y no sabía qué. En el campamento cuando nos perdimos, en verdad sentía que algo iba a pasar. Tengo esa sensación.

Lo miré.

— ¿Puedo sugerir lo que posiblemente iba a pasar?— dijo.

Asentí con la cabeza.

— Quizá él iba a decirte lo que sentía y tú ya lo sospechabas— dijo—. Bueno, al menos tu parte inconsciente.
— Pero no tenía idea... no se me hubiera ocurrido nunca.
— Zac, piénsalo bien. ¿De verdad nunca sentiste que sus intenciones contigo eran algo más? Quizá no lo sabías pero... en veces ese tipo de cosas pueden sentirse.

Lo consideré un poco.

— No lo sé— admití—. Podría decir que no pero... algo me dice que no es cierto. Hay partes que pude deducir si hubiera sido más atento... no lo sé, estoy muy confundido ahora.
— Entonces piénsalo— dijo él—. En los siguientes días. Trata de recordar y considera todas las opciones. Quizá una vez que las cosas sean más claras para ti, puedas saber qué hacer.
— ¿Qué significa eso?— dije.
— Que deberías ir a casa— dijo él—. Te recomiendo dormir porque te ves terrible.
— Yo siempre me veo así— dije.
— No por mucho. Creo que hoy vas a dormir muy bien.

De alguna manera me sentía mejor. Como si hablar ya no fuera difícil. De alguna manera tenía la sensación de que el muro que dividía a los diferentes Zac que vivían en mí se estaba desmoronando.

Me despedí de Jason. Habían muchas cosas que debía pensar. Salí de su casa no sin antes despedirme de su madre. Cuando estaba en la calle, miré la casa de Laura justo enfrente de la de Jason. Las cosas entre ella y yo no estaban bien. Lo sabía.

Atravesé la calle. Llegué a su casa. Presioné el timbre. Ella abrió la puerta. Me observó. Parecía muy sorprendida.

— ¿Zac?— dijo ella.

No dije nada. Me acerqué y la abracé. Descubrí entonces que siempre estaba pensando en la manera de proteger a Jimi y a Evan, pero nunca intenté protegerla a ella, como si no lo necesitara. Y en algún momento de mi vida la vi como mi enemiga simplemente porque ella podía ver el daño que sufría Will.

— ¿Todo está bien?— preguntó.

La solté. Me miraba preocupada.

— No— dije—. Nada ha estado bien entre nosotros. Sé porqué. Herí a Will. Y puede que también a ti. No podía ver lo que pasaba y aún ahora hay cosas que no entiendo pero... no quiero que eso nos separe. No quiero perderte aunque sé que lo he hecho muchas veces.

Me sentía muy sensible y ella tenía los ojos llorosos. Aún así me estaba mirando.

— No deberías decir eso— dijo ella—. Yo soy la que te perdí muchas veces. Siempre fue mi culpa. Pensaba que no pasabas momentos tan malos pero era porque no estaba contigo para saberlo. Y honestamente sé que no debí tomar partido nunca y estoy muy arrepentida por eso pero... Zac, nunca deberías fingir nada. No conmigo. Si te sientes mal no pasa nada, puedes sentirte tan enojado o triste como quieras sólo... no te ocultes de mí. Confía en mí. Y perdóname por no ser una buena amiga. Porque sé que no lo he sido.

Problemas de PasilloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora