157. El diario de Laura

96 22 6
                                    

Tal y como Jason dijo que pasaría, Gigi se encargó de invitar básicamente a toda la escuela. Además, gracias a lo del bromista Jason era extrañamente popular.
Para colmo Evan había contratado a un Dj. La casa de Will era grande, lo suficiente como para albergar a tanta gente y no era un problema tener una fiesta tan grande. Además, era el último día del año, todos estaban muy emocionados por lo que se venía. Y por lo que se acababa.
Miré a Will mientras movía unos muebles: él nunca lo diría pero yo estaba casi segura de que ese año que estaba por terminar había sido de los peores de su vida.

— ¿Necesitan que los ayude con algo?— dije.
— Sí, necesitamos más comida— dijo Madie.
— ¿Qué pasó con lo que ya había acomodado?— dije.
— Evan y yo estamos muy nerviosos— dijo ella—. Me da hambre la espera.
— Dejen de comerse todo— dije enojada—. Al menos esperen a que Jason llegue y lo vea.
— ¿A qué hora vendrá?— preguntó Jimi.
— Por la tarde. Aún tenemos tiempo— dije.

Parecía que faltaba mucho tiempo pero en realidad pasó volando. El Dj se instaló en una esquina de la sala principal de la casa de Will, subimos varios muebles a los pisos superiores y Evan puso luces de colores en todas partes.
Se veía muy bien.

La gente llegó nada más oscureció. Gigi fue la primera. Traía a muchos de sus amigos con ella. No me sorprendió para nada.

— ¿Cómo va a ser esto?— me preguntó—, ¿Nos esconderemos y cuando él llegue lo sorprenderemos?
— Va a ser imposible ocultar que tenemos una fiesta— dije.
— Además, yo creo que alguien tan listo como él ya lo sabe— dijo ella.

Dicho esto, entró como si fuera su casa. Me gustaba su vestido de lentejuelas. En verdad parecía lista para la ocasión. Entonces recordé que esa sería mi primera fiesta de verdad. Al menos la primera en donde no hubieran reglas ni adultos. Me emocionó más.

— ¿Quién compró bebidas alcohólicas?— dijo Jimi.
— Nadie— dije—. Se supone que no tendríamos nada de eso.
— Pues hay unos chicos bebiendo en los pasillos del segundo piso— dijo él.
— ¿Qué?— dije—, ¿Y porqué están ahí? La fiesta es aquí abajo.

Efectivamente, eso ya se estaba empezando a salir de control. Y aún no era muy noche.
Encontré a Evan riéndose muy fuerte en la cocina.

— ¿Qué es esto?— dije al ver una mesa con muchas botellas.
— Es Erick— dijo Evan mientras señalaba a un chico—. Es bueno preparando toda clase de bebidas.
— ¿Enloqueciste?— le dije molesta.
— El papá de Erick tiene un bar.
— ¡No me refería a eso!
— Es fin de año, está bien. Todos se emocionan un poco— dijo él.
— Esto es una mala idea— dije—. Esta fiesta va a ser un desastre.
— Niña, tienes que tranquilizarte— me dijo Madie que apareció detrás de mí—. Erick, sírvele una margarita— le dijo.
— ¡Olvida esa órden Erick!— le dije al chico.
— ¿Por qué, no te gusta? Entonces que sea un cosmopolitan. Mejor dos, uno también para mí— dijo ella.
— ¡No quiero nada de eso!— dije.
— Laura, sé que estás enojada— dijo Evan—. Pero Erick tiene órdenes de no servirle a nadie que se vea ebrio. También tiene órdenes de no servirle a Jimi. Él es terrible bebiendo.

Erick tenía una foto de Jimi detrás de él en la pared que decía “Favor de no darle nada a este chico”.

— Si algo pasa va a ser culpa de ustedes dos— dije enojada.

Jimi llegó corriendo.

— ¡Ahí viene Jason!— dijo—, ¿Por qué tienen una foto mía en la pared?

Salí corriendo. Me asomé en una ventana. Jason estaba atravesando el jardín delantero. Zac iba con él. Miré a mi alrededor. ¿Dónde estaba Will?

Todos se acercaron a la entrada posiblemente para felicitar a Jason. Yo en cambio, iba contra corriente buscando a Will. Me encontré a Gigi.

— ¿Has visto a Will?— dije.

Negó con la cabeza. Había demasiado ruido. Seguí navegando entre las personas. Lo encontré en una esquina. Estaba hablando con una chica.

— ¡Will!— dije feliz cuando lo vi.
— ¡Hola!— dijo él—, ¿Por qué todos se van para allá?
— Jason acaba de llegar— dije.
— Hola, soy Missy— dijo la chica que estaba a su lado.
— Ella es Missy— dijo Will—. Es la prima de una amiga de Gigi que vive en otra ciudad.
— Hola— le dije a ella, luego me dirigí a Will—. Tenemos que hablar.
— Pero Missy me estaba contando que tiene un problema en la espalda— dijo él—. Quizá sea alguna lesión en la columna vertebral, como espondilitis anquilosante, osteoartritis, osteoporosis, estenosis espinal o incluso la enfermedad de Paget. Parece poco probable, aunque también podría tratarse de deformidades de la columna como la escoliosis, la espondilolistesis o la cifosis mejor conocida como la enfermedad de Scheuermann. 
— ¡Oh por dios me voy a morir!— dijo Missy asustada.
— No lo creo— le dijo Will—. Aunque te recomiendo que te atiendas con un médico especializado. Por lo mientras podrías tomar algunos analgésicos como...
— ¡Will, deja de dar consultas!— le dije enojada—, ¡Zac acaba de llegar!

Él me miró asombrado.

— ¿Qué vas a hacer?— le pregunté.
— ¿Qué vas a hacer tú?— me dijo.

Ninguno de los dos dijo nada.

— Yo definitivamente iré al hospital— dijo Missy antes de irse.

Me acerqué y tomé su mano.
Esa no iba a ser una noche fácil. Pero iba a apoyarlo.

— Will— le dije, la música se había detenido posiblemente porque todos estaban en la entrada felicitando a Jason—. Asustaste a esa chica.

Él me miró.

— Se fue— dijo él.
— Yo no me iré— le dije—. Puedes estar seguro de eso.
— Lo estoy.
— Entonces no deberías presionar mi mano como si fuera a salir huyendo— dije.
— Lo siento. Estoy nervioso. Pero me siento bien.

Me observó. Las luces de colores iluminaban su cara. Me sonrió. Le regresé la sonrisa.

— Entonces hay que disfrutar esto— dije—. Madie quería darme hace un rato una margarita y no sé qué sea pero ahora suena bien.
— Clásico de Madie— dijo él.
— ¿La margarita lleva flores o porqué se llama así?— pregunté.
— Se ve que no sabes nada sobre bebidas— dijo él.
— No soy Madie— dije.
— ¿Yo qué?— dijo Madie que salió de la nada.
— ¿Dónde estabas?— le pregunté.
— Fui a felicitar a Jason— dijo ella—. También a molestar a Zac.
¿Sabían que él vendría? Porque pensé que no.
— ¿Estás ebria?— le pregunté.
— Todavía no— dijo ella—. Soy muy resistente. Aunque me gustaría. Soy mala para las fiestas. No sé relacionarme con los demás sin dejarles traumas de por vida.
— Seguro no eres tan mala como Will— dije—. Acaba de darle el susto de su vida a una chica.
— Ella dijo que le dolía la espalda— dijo Will—. No es culpa mía.
— Seguramente es alguna lesión de la columna vertebral— dijo Madie.
— Le sugerí eso— dijo él—. Aunque creo que se asustó cuando mencioné que podría tener la enfermedad de Paget.
— ¡Me hubiera gustado ver eso!— dijo ella entre risas.
— No es gracioso— le dije.
— Claro que sí— dijo ella feliz.

Miré a lo lejos. Había demasiada gente. Pero en algún lugar de esa casa estaba Zac.

— Creo que iré a dar una vuelta por ahí— dije.
— Nos quedaremos aquí por si esa chica vuelve— dijo Madie—. Quizá esta vez Will le diga que tiene la enfermedad de Scheuermann.
— Ya le dije— dijo él.
— ¡No puedo creer que me perdí eso!— dijo ella feliz.

Los dejé. Estarían bien... siempre y cuando no se movieran de ahí. La música ya había empezado y estaba muy fuerte. Las personas bailaban a mi alrededor mientras yo trataba de salir de ahí.
Llegué a un pasillo junto a la cocina.

Debía buscar a Zac y mi mente estaba enfocada en eso... hasta que vi a Jason en la barra que Evan improvisó para Erick.

Debía ir con Zac pero quería ir con Jason. Imaginé que no pasaba nada si me desviaba un poco.
O eso pensaba.

Problemas de PasilloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora