Capitulo 20

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Laurie


¡Esto no estaba bien! ¿Qué hacían ellos aquí? ¿Acaso mi padrino había terminado de enloquecer y quería morir?
No podía creer que de tantos bares, vinieran justo a este y no solo eso, que no me avisaran que vendrían a la ciudad. Hace unas horas hable por teléfono con mi madre y no me menciono nada de esto. ¿Qué iba a decirles ahora? ¿Cómo les explicaría esto?

Lo más probable es que mañana mismo estuviera de camino a la manada, castigada hasta que cumpla cincuenta malditos años. Lejos de Beau, sin poder decirle aún que soy una jodida loba y él mi compañero.

—¿Laurie? —sonreí hacía Abby, deseando estar en cualquier otro lugar menos aquí. — ¿Qué haces aquí?

—Hola a todos. Bueno, estoy aquí, porque aquí trabajo. Sé que mis padres enloquecerían  si lo descubren, por eso mismo les pido que no se los digan, tengo una muy buena razón para estar aquí.

—¿Y cual sería esa Laurie? Porque no creo que ellos lo entiendan. —se acercó Tracy, envolviéndome en un abrazo. —Estoy molesta contigo por ocultarnos cosas, pero te extrañe.

—Yo también a ustedes y mucho—volteé, observando a Beau rondar cerca —¿Y si nos sentamos?

A pesar de lo caótico e incomodo que era este momento, capté la pequeña sonrisa en el rostro de mi tío Robert. Me alegraba de que haya encontrado algo divertido, porque yo no podía compartir ese hallazgo.
¿Qué podía decirles que los convenciera de mantenerse en silencio? Mentirles no era una opción, pero decirles la verdad sería aún peor. No solo estaría cayendo yo, sino que arrastraría conmigo a mi padrino, quien solo me había hecho un favor al conseguirme este trabajo.

—Esta bien, ahora te escuchamos. —al ver que no respondí, mi tío volvió a preguntar—¿Cómo llegaste a trabajar aquí Laurie?

—Vine a una entrevista, tuve una prueba y luego de eso fui contratada. — esa era una verdad a medias, no les mentía, solo ocultaba una pequeña parte de la información.

—No sé porque pero no te creo.

—Puedes preguntar, ahí hay uno de mis jefes. —volteé hacía Beau, quien estaba hablando tranquilamente con Carmen, al parecer su preocupación por mi se esfumo, pero en ni caso aumento a niveles increíbles.

—Tengo miedo de conocer la respuesta, pero no puedo evitar preguntar ¿Fortachón, tuviste algo que ver en todo esto?

—Aquí no estoy siendo el interrogado fosforito, concéntrate por favor. —¿Cómo demonios lucia tan tranquilo? —Dime polvorita ¿Cuál es tu trabajo aquí? ¿Te has subido al tubo? Es un momento genial, te sientes sexy.

—¡Oh por Dios! No vuelvas a decirle algo así, Laurie aún es una niña ¿Quieres que sus padres te maten?

—No lo harán fosforito, además todos deben poder montarse en uno de esos.

—Laurie—miré a Robert y me arrepentí, él no descansaría hasta conocer los detalles de todo. —¿Cómo llegaste a este bar? Te aconsejo que me lo digas o ahora mismo llamaré a tu padre y le informaré donde estas.

Observe mis manos, mientras las retorcía, tratando de pensar en alguna excusa lo bastante convincente como para convencerlos, pero no encontraba ninguna, mi mente se encontraba completamente en blanco.
No podía volver, no ahora que con Beau habíamos dado un pequeño paso en nuestra relación, había un avance que no podía dejar a medias. Si me iba, no me dejarían volver.

—Muy bien, tu ganas. Mi padrino me consiguió este trabajo. —confesé, provocando que el recién nombrado, dejara de comer los maníes, que se hallaban en la mesa. —Lo siento padrino, pero no puedo volver, no ahora.

—¡Lo sabía! —Abby le dirigió una mirada asesina, formando puños con sus manos. —¿En que estabas pensando?

—Hablé con Aníbal, solo trabajaría como camarera.

—Y eso hago, solo sirvo mesas. Lo prometo.

—Dijiste que tenias una importante razón para trabajar aquí ¿A que te referías? — tras la pregunta de Tracy, las miradas volvieron a centrarse en mi. Por un momento creí que habían dejado eso atrás, pero veo que aún lo tenían bastante presente.

—Es verdad, no puedo irme, porque aquí esta mi compañero.

—¡No me jodas! ¿Es en serio? —asentí

—¿Quién es? ¿Esta aquí? —Miré a Tracy y volví a asentir.

—Es el hijo de Aníbal. —esta vez al mirar a Beau, su mirada estaba fija en nosotros.

—Genial. Esto es peor de lo que pensé. Enserio Michael, esta vez Ryan te matara. — podría contradecir a mi tío, ya que no era mi padre el verdadero peligro.

—¿Ryan? Yo apostaría por Abril, estas enserio jodido .

—No me digas eso ricitos, lo mejor es que no digamos nada. Es su compañero, por la Diosa, no pueden interponerse. Mira todo lo que ocasionas polvorita ¿A caso quieres que tu madre terminé conmigo?

—Yo debo volver a trabajar, lo mejor es que hablemos de esto más tarde. ¿Quieren tomar algo?

—No se ustedes, pero yo quiero algo fuerte. —respondió Abby. — un whisky doble.

Una vez que tuve la orden de todos, camine hasta la barra y se lo dije a Carmen.

—No te ves muy feliz, al principio lo parecías, pero ahora te ves un poco preocupada.

—Lo estoy, ellos no sabían que trabajaba aquí Beau, solo mi padrino y ahora dudo que no vayan y se lo cuenten a mis padres y si eso ocurre, no solo me llevaran de nuevo al pueblo, sino que me encerraran por bastante tiempo.

—Creo que estas exagerando un poco pececito, eres mayor de edad y no pueden obligarte.

—Van a matar a mi padrino, porque no pude evitar decirles la verdad. Que fue él quien me consiguió este trabajo.

—Él parece estar bien, míralo, esta riendo como si nada pasara. —lo veía, pero de igual manera, él estaría en muchos problemas.

—También te entrevistarán a ti, les dije que me atraías y mucho.

—Por fin lo admites, pero ¿De todo eso hablaron en esos minutos? —él no sabía lo concisos que podían ser.

—Saben que preguntar, son muy astutos y yo débil, estoy hundida. Iré a llevarles esto y a buscar a tu padre, quizás él los distraiga y piensen en otra cosa y no en llamar a mis padres.

Tomé las bebidas que Carmen había dejado en la barra y caminé hacia los demás. Debía agradecer que no temblaba, de lo contrario esto sería un desastre.

—Laurie, ahora no vamos a poder hablar, pero debemos hacerlo. ¿Estas libre mañana? —asentí, confiando en que mañana podría convencerlos.


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