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Gael




Lleve a Rubí a una vieja plaza a donde siempre iba con Faith, no es como si se lo fuera a decir, ya que eso solo podría ocasionarme aún más problemas.
No planeaba que las cosas se dieran de esta manera, de hecho nada parecía salir como esperaba con ella. Cada cosa que hacía, siempre salía al revés.

-¿Cómo es eso de que trabajas en conquistarme? Porque por lo que recuerdo, Ángela te contrató para cuidarme y mantenerme a salvo. ¿Me perdí de algo cuando salí de la oficina? -ella no gritaba, al contrario, su voz era casi un susurro, pero tenía tanto enojo que era imposible no sentir que caminaba en arenas movedizas.

Con el enojo que Rubí tenía, dijera lo que dijera, estaría en problemas.

-Rubí, desde el primer momento en el que te vi, me propuse conquistarte. Sé que no te gusta escucharlo, pero para un lobo una compañera lo es todo y eso eres tú para mi, lo eres todo. ¿Por qué no puedes darme ni siquiera una oportunidad? No le haríamos daño a nadie, al contrario, aunque lo dudes podría hacerte muy feliz.

Demonios, no era un mal partido. Soy atractivo, divertido y trabajador ¿Qué me falta para ser bueno para ella?

-Acabamos de conocernos y ni siquiera te conocía del todo. Ayer me confesaste que eres un hombre lobo y que según tu nariz soy tu compañera. ¿Qué es eso de oler a las personas? No esta bien.

-Es imposible no sentir tu olor terremotito, llega a mi sin buscarlo. Hagamos algo, olvida todo lo de los compañeros y los hombres lobos y solo piensa en mi como un hombre común, uno que te desea y al cual tu también deseas aunque te niegas a admitirlo.

-No es algo fácil de pasar por alto.

-La vida es demasiado corta para ponernos a pensar en que cosa es fácil o que cosa es complicada. Solo míranos Rubí, tú estas aquí, yo estoy aquí, ambos somos solteros y estamos claramente interesados en el otro. ¿No es eso suficiente?

-¿De verdad vas a seguir insistiendo con esto? No es que no me sienta atraída hacía ti, pero entiéndeme Gael, mi vida ahora es una mierda y no se como solucionarla.

-No voy a dejar que nada te pase.

-No es solo eso, no es solo por los lobos tratando de matarme. Ahora tengo que pensar en una nueva noticia, gracias a lo que me dijiste en el auto no puedo escribir sobre ustedes. Me siento mal, me siento culpable, no quiero que nadie salga herido por mi culpa.

-Luego podemos hablar de ello.

-No. No podemos. Para ti solo se trata de una noticia más, pero para mi es mi trabajo y de ello dependen muchas cosas.

¿Qué hacía? ¿Cómo podía ponerla en la misma frecuencia en la que encontraba?
Solo una cosa vino a mi mente y no tarde en acercarme y besarla. Al principio parecía que iba a rechazarme, pero luego sus manos se aferraron a mi camiseta y me devolvió el beso con las mismas ganas.

Cuando se alejo, suspiró y apoyo su frente contra la mía.

-Mostraste tu punto, me gustas mucho, pero eso no significa que busque una relación.

-¿Por qué eres tan necia?

-No lo sé, simplemente esta es mi personalidad Gael.

-No esta mal relajarse un poco terremotito y dejar que alguien más se encargue de ti-aleje el cabello que caía sobre su rostro, aprovechando para acariciar con mis dedos su mejilla. -No tienes que pensar en todo, nada malo te pasará a mi lado.

-Es tan fácil decirlo...

-Solo inténtalo, durante los días que estemos aquí. ¿No prefieres arrepentirte de hacer algo que de quedarte con la duda de que habría pasado?

-¿Solo sería mientras estemos aquí? - aprovechando que seguía pegada a mi, comencé a acariciar su cuello, eso parecía calmarla.

-Tómalo como prueba, si luego no me quieres no voy a insistir, pero no te cierres a la oportunidad de darte cuenta de lo bien que funcionaríamos juntos.

-De acuerdo, pero solo mientras estemos aquí. -agarró mi nuca y llevo mis labios a los suyos, en un suave y corto beso. -Pero tú te encargaras de controlar a tu padre. No estoy hablando de nosotros teniendo sexo frente a él. ¿Entiendes eso Gael?

Controlar a mi padre no sería tan sencillo, prefería enfrentarme a una pandilla de lobos rebeldes que tratar de convencer a mi padre de comportarse.
Eso era algo imposible, si en estos veinticuatro años mi madre no lo había conseguido, tampoco podría hacerlo yo.

-Voy a intentarlo, pero no puedo prometer que me escuchará.

Creí que me diría algo al respecto, que volvería a discutir o que se arrepentiría de aceptarme, pero en su lugar comenzó a reírse.

-Sabes, definitivamente puedo verte como el hijo de Michael, eres demasiado parecido a él. -no sabía si lo decía como algo bueno o malo, ya que mi padre generaba tanto amor como odio.

-¿Eso es bueno?

-Por momentos. Puedo ver que como él, tienes esa costumbre de poner apodos y bromear en momentos incomodos, también te pareces a él a la hora de elegir lo que quieres escuchar. -Paso sus brazos por mi espalda y apoyo su cabeza en mi pecho. -Tienes suerte de que eso no sea algo que me moleste tanto, al contrario, prefiero que seas así y no un mentiroso.

-¿Quieres volver o esperamos a que venga a buscarnos? -Eso la hizo levantar un poco la cabeza y mirarme.

-¿Sería capaz de hacerlo?

-Terremotito, cuando se trata de mi padre, todo es posible.

Nos quedamos en silencio, escuchando como el único sonido a nuestro alrededor, eran las hojas de los arboles, sonando mientras el viento las movía.
Era bueno tener este momento de calma, aunque no sabía si la tormenta había pasado del todo, o si mas tarde volvería. Pero al menos me daba unos minutos para respirar.

-¿Entonces aceptas ser mi novia, al menos hasta volver a la ciudad? -sabía que me arriesgaba a que volviera a rechazarme, pero tenía que intentarlo.

-Esta bien, pero hace mucho tiempo que no estoy en pareja Gael, vas a tener que ser paciente.

Escucharla aceptar era todo lo que necesitaba, estaba volviéndome loco.

-Tú también deberás tenerla, no tengo pareja desde hace seis años. -incluso entonces, a pesar de sentir tanto por Faith, no se comparaba con esto.

-Voy a intentarlo.

-Bueno, ahora si volvamos, de lo contrario al llegar nos encontraremos a varios invitados y no creo que estés lista para eso.

-¿Son más lobos?

-Sí.

-Andando Robocop, vayamos a interactuar con tu familia.

Esto era un paso a la vez. Ahora había conseguido que aceptara estar conmigo, pero lo que no sabía, es que aunque se resistiera, haría lo posible porque siguiéramos juntos incluso al volver a la ciudad.
Llegué para quedarme y nadie me alejaría de su lado.









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