C.30

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Uriel






Comenzar a valorar esas pequeñas cosas, esos instantes en compañía de aquellos a quienes amamos, se había convertido en mi nueva obsesión. Era el nuevo motor impulsándome a mejorar cada mañana y tratar, aunque a veces fracasaba miserablemente, de abrirme a las sorpresas, a un dialogo más fluido y a demostrar mis sentimientos de una manera más comprometida.
Lorenzo por su parte, también había cambiado, ya no peleábamos como al principio y si por alguna razón, alguna discusión surgía, habíamos encontrado una mejor manera de sobrellevarla, una sin tanto drama y con mucha más diversión.

No era tan malo vivir un día a la vez, dejando que el incremento de sentimientos y sensaciones nos sorprendieran. Lo sentía como un enorme aprendizaje, ya que me gustaba la seguridad que sentía al pensar que podría tener mi vida controlada, algo que descubrí que era imposible y que cuando todas estas últimas sorpresa se dieron, debí adaptarme a ellas y no fue tan complicado como creí.
Tampoco sabía si la manada que esta detrás de Lorenzo podría encontrarlo aquí y aunque dudaba que lograran llegar, estaría preparado para defender a mi familia. Porque ahora tanto Lorenzo como Azul, eran mi familia y haría hasta lo imposible, porque nadie pudiera llegar a ellos.

Luego estaba la situación de la empresa, la cual con Gael habíamos decidido dejar en las responsables manos de Jorge, nuestro hombre de confianza.
Me sentía un poco irresponsable al quedarme aquí e ignorar mi trabajo, pero cuando lo colocaba en la balanza de cosas importantes, Azul y Lorenzo ganarían el primer lugar.

-¡Oye imbécil, deja de ignorarnos! -Sentí la queja de Gael y me centre en todos los presentes.

Habíamos decidido reunirnos en aquella vieja sección del bosque a la solíamos escaparnos a beber o pasar el rato bromeando. Estábamos casi todos, solo nos faltaban Laurie, Faith y mi quería Leticia.

-Solo pensaba en las chicas, ya falta menos para la boda de Laurie y tenemos que aprovechar el reencuentro y volver a venir aquí.

-En eso tienes razón, no es lo mismo sin ellas. -Samara formó un mohín en sus labios.

-Disfrutemos mejor y dejemos de pensar un poco. Estoy seguro de que pronto podremos estar juntos y veremos que a pesar de los años y los cambios que se han dado, seguimos manteniendo esa chispa, esa que hacía que esos niños se divirtieran y no pensaran en las cosas negativas que el futuro podría traerles. -todos asentimos, sintiendo que las palabras de Cedric eran las correctas.

Estábamos tratando de encontrar alguna señal, alguna prueba que nos dijera que todo estaría bien, que lo habíamos hecho lo correcto y no nos dábamos cuenta que la mejor prueba era el estar aquí ahora, así, unidos. Solo bastaba dar una mirada a nuestro alrededor, ver como las parejas se llevaban tan bien con los demás, para comprender que esto era sin dudas una familia verdadera.

-Éramos tan confiados, sobretodo Laurie. Desde pequeña mostró que no le importaba lo que pudieran pensar de ella, simplemente enfrentaría a quien sea para conseguir sus propósitos. -Algo que gracias a la Diosa seguía conservando. Era la más decidida de todos, quien nos motivaba a no rendirnos.

-Eso es algo que vi en ella desde el primer día y ahora que conozco a su madre puedo comprenderla mejor. Abril es un tornado que arrasa con todo a su paso. -dijo Aysel, demostrando la admiración que sentía por ella.

-Creo que Ryan aún espera que ambas cambien un poco su intensidad. -Le respondió Cedric, encarcelándola entre sus brazos.

-No puedo creer que estemos aquí, cada uno con su compañero, riéndonos como si nada. ¿Quién creen que sea la próxima en emparejarse? -Aryeh pareció pensarlo unos momentos, antes de auto responder su pregunta. -Les apuesto que se tratará de Leticia.

No creía que se tratará de ella, tenía muchas cosas por solucionar y si ocurría, me preocupaba su reacción.

-No creo que se traté de ella, me encantaría, pero siento que aún tiene mucho por resolver. -comenté de manera un poco ausente.

-Tampoco lo creo-dijo luego de unos minutos Cedric, apoyándome. -Tal vez se trate de Jade.

Su provocación llegó justo a las personas que él espero y sus reacciones, talvez un poco desmedidas, no tardaron en hacerse presente.

-¿Por qué mierda tiene que ser mi hermana, imbécil? -Preguntó Gael, frunciendo el ceño como si esa fuera la cosa más terrible que pudiera suceder.

-Es verdad, Jade es apenas una niña, ni siquiera debemos tenerla en cuenta en toda esta mierda. -no tardo en añadir Aryeh, apoyando las palabras de su gemelo.

-Bueno Ari, tampoco es tan niña, por lo poco que sé, Jade esta de novia con uno de los chicos Santamaría. Lo que creo que es bueno, yo antes de descubrir que eras mi compañero había tenido un noviecito en la iglesia, lo que me ayudo a tener un poco de experiencia en el campo.

-Samy, por la Diosa no me hables de novios pasados, podría morir de celos.

-Concéntrate Aryeh. ¿Desde cuando sabes que nuestra hermana tiene un novio, Samara? -preguntó Gael, fijando en ella una mirada intensa.

-Ya deja a la chica en paz Robocop, es normal que a su edad tenga novio. No puedo creer que reaccionen de este modo. -bufó Rubí, poniendo sus ojos en blanco.

-Tiene dieciséis. Creo que deben comenzar, desde ahora, a hacerse a la idea de que su hermana ya ha crecido. -Cedric sonaba tan tranquilo, que parecía olvidar un pequeño detalle.

-También podría tratarse de tu hermana, Cedric-comenté algo divertido, observando como la expresión de este comenzaba a cambiar.

-Sí, también podría tratarse de ella. Mejor ya dejemos este maldito tema, aún no sucede.

Lorenzo se acercó y de manera muy baja, susurró en mi oído. -Eres malvado.

Tal vez lo era, pero ninguno de los presentes podíamos adivinar el futuro. Ninguno pudo saber los desafíos que enfrentaríamos al encontrarnos con nuestros compañeros.
Algunos tuvieron las cosas más sencillas, otros las tuvimos más complicadas, pero nada nos detuvo de luchar por lo que queríamos.

Esperaba que cualquiera de las chicas, cualquiera que fuera la siguiente, tuviera en cuenta las experiencias de todos para no dejarse vencer.
Aunque una cosa era segura, estábamos para ayudarlas, para acompañarlas en el camino que les tocará transitar.

-Así se trate de Leti, Jade, Lyra o Beatriz, estaremos para acompañarlas.

Tras una afirmación colectiva, continuamos la conversación contándoles a Rubí, Lorenzo y Aysel, algunas de las travesuras que estas tierras nos habían visto hacer.
Cada uno de los rincones en esta manada atestiguaron locuras, tristezas, ilusiones y ahora nos veían finalmente formando nuestras propias familias.

Era un poco extraño como la vida no dejaba de ponernos desafíos, pero por muy difíciles que estos parecieran, no eran nada que no pudiéramos superar con un poco de paciencia, trabajo y sobretodo el apoyo incondicional de nuestros seres queridos.
Lo único que nos queda es pensar: ¿Qué somos? Y solo hay una respuesta a ello. Aquí no hablamos de ser malos, ser buenos, ni nada de eso. La respuesta correcta era, que somos el resultado de las experiencias vividas, algunos tenemos suerte y otros no, es por eso que no podemos juzgar a nadie. Solo uno sabe el camino que le toco transitar.

Y mientras los veía a todos hablar como si nada, agradecía haber crecido rodeado de personas tan increíbles como ellos.


Pocas pulgas    Donde viven las historias. Descúbrelo ahora