Cedric
Me sentía miserable, un verdadero tonto. Ni siquiera golpear al imbécil de su ex había menguado mi maldito enojo, tampoco es como si me hubieran dejado terminar de desquitar todo el enojo que traía dentro.
La expresión de angustia en el rostro de Aysel, no deja de perseguirme, haciéndome sentirme culpable. Sabía que la decisión que había tomado era difícil, pero era la que ambos necesitábamos.Ella no confiaba en mi, no lograba llegar a ella, a pesar de entregarle mi vida en sus manos. Y eso en parte era también mi error, me concentré tanto en lo que ella quería y en lo que necesitaba, que no me importó ponerme en el último lugar.
Ese sin dudas fue mi error, acostumbrarla a que siempre cedería.Me detuve, sin importarme la cantidad de bocinazos que las personas detrás de mi no dejaban de dedicarme. Golpeé varias veces el volante, deseando poder encontrar una solución a este problema.
Pero cuando mi teléfono comenzó a sonar, me vi tentado a arrojarlo por la ventana.—Hola. —traté de tranquilizarme, quizás era alguna noticia de mi madre, a quien debía ir a ver, una vez lograra calmarme.
—¿La encontraste? —Laurie, casi olvidaba que ella estaría preocupada por ambos.
—Lo hice, pero no se si fue algo bueno.
—Te dije que no fueras, por lo poco que conozco a Aysel, ella te buscaría en cuanto te necesitara. —lo malo es que al parecer eso nunca sucedería. —¿Se pelearon?
—Sí, terminamos.
—No estés mal Cedric, ella se dará cuenta que cometió un error. La buscaste por todos lados, estabas preocupado, no puede terminar contigo solo por eso. —ella incluso me creía incapaz de ponerme en primer lugar, creía que quien había terminado todo era Aysel y no yo.
—Laurie, yo terminé con ella. No tiene nada que ver con haberla buscado, estábamos en una cuerda, que hoy termino de romperse.
—¿Dónde estas? —casi me rio de eso. No había palabra de aliento, sino un simple… ¿dónde estas?
—A punto de ser golpeado por los conductores que esperan a que arranque. ¿No escuchas el coro de bocinas? — aleje el teléfono de mi oído, con la intención de que pudiera escuchar a lo que me refería.
—Ven a casa, necesitamos hablar. —Suspiré, no tenía ganas de hacerlo, pero quizás ella me diera un consejo o algo.
—No prepares café, necesitaré algo enserio fuerte. —dije y corté.
Arranque el auto, sin ganas, lo único que quería hacer es volver e intentar hablar con ella, pero no era lo más recomendado. En verdad, ahora un tiempo para pensar nos vendría bien o de seguir por este camino, nos causaría un distanciamiento mayor.
(***)
—Déjame entenderlo, porque siento que no te estoy siguiendo. La viste besar a alguien más, no a cualquier persona, sino a su ex novio y solo te enojas por qué no te llamó para contarte lo que sucedió con su hermana. Dime si me equivoco.
—Ella no lo besó, escuché cuando le aclaró que estaba en una relación y al idiota no le importo. Lo que me molesta es que no confía en mi, no me necesita para apoyarla cuando esta mal, no es mi hombro en el que quiere llorar. Cuando sucedió lo de mi madre, no dude en apoyarme en ella, pero me duele ver que no es reciproco. —eso me dolía, que mientras la necesitaba, ella podía reemplazarme.
—Creo que estas exagerando, ella desde hace años solo ha tenido a su hermana para apoyarla incondicionalmente, no es como nosotros que somos una tribu. —en eso tenía algo de razón, éramos demasiado diferentes. — Entonces ahora que Carmen y ella discuten, prefiere aislarse y no la culpo por explotar y decírselo a la primera persona que se cruza. No lo tomes personal.
—Sé que en eso tienes razón, pero hay mucho más. Aún no sé que quiere, hacemos lo que a ella le parece y aún así no confía en mi. Quiso guardar en secreto nuestro bendito vinculo y lo acepté, a pesar de morirme de ganas por decírselo a todos. No quería nada conmigo y la respete, fingí ser su maldito amigo para acercarme a ella y nada le alcanza. ¿Qué tengo que hacer? Ya no sé como lograr que vayamos en la misma línea.
—De eso se trata primito, nunca vamos en la misma línea con nadie. ¿O crees que Beau y yo lo hacemos? Claro que no, solo que soy muy perseverante.
—Te escuche pececito, no le pongas las locas ideas que tienes en tu cabeza o terminaras por hundirlo. Escúchame Cedric, Laurie es perseverante sí, pero eso no le quita que esta completamente loca. —reí ante eso, la conocía demasiado y sabía que lo estaba.
—¿Olvidas que me crie con ella? Tiene maldad corriendo por sus venas.
—¿Desde cuando ustedes par de idiotas se alían en mi contra? Estamos aquí para tratar un tema importante. ¿Qué vas a hacer con Aysel?
—Tomarnos un tiempo es lo mejor, si seguimos así nuestra relación no podrá salvarse. No puedo correr siempre detrás de ella, como si fuera una niña pequeña, cumpliéndole sus caprichos. También estoy al borde y me conoces, no quiero hacer algo de lo que me arrepienta.
—Yo creo que tiene razón, es mejor que se tomen un tiempo para cerciorarse de lo que ambos buscan en la relación.
—Sí Beau, pero ambos vimos que el carácter de Aysel no es facil. ¿Qué si decide rechazar a Cedric? —ahora dudaba que venir sirviera de algo, ella no me estaba aconsejando, sino que terminaba de hundirme. ¿Cómo demonios decía que me rechazaría?
—Pececito creo que mejor no deberías decir eso, mira al pobre, esta demasiado pálido. —me sentía así, es por eso que no tarde en beber un buen sorbo de la cerveza frente a mi. Para Laurie, se suponía que esto era algo fuerte.
—¡Mierda! Bueno Cedric, es una opción. Pero no creo que lo haga, no es tan drástica. Además si decidió darte una oportunidad es porque le atraes, piensa en eso .
—¿Cómo es que sigo acudiendo a ti por algún consejo? —pregunté, provocándole una carcajada
—A veces me pregunto lo mismo. Pero sabes que soy cruda pero sincera, si quisieras palabras bonitas, llamarías a Samara. —quizás debería llamarla, no me vendría mal un poco de su positivismo.
Pero quería confiar en que todo se solucionaría, que esta vez sería Aysel quien decidiera apostar por lo nuestro.
En verdad deseaba tanto que lo hiciera.
ESTÁS LEYENDO
Pocas pulgas
Hombres LoboLibertad... Laurie Adams había ansiado llegar a la ciudad desde pequeña. Las cortas escapadas que hacia junto a sus padres para visitar a sus abuelos, no eran suficientes para satisfacerla. Pero ahora con dieciocho años recién cumplidos y lista para...