Capítulo 29

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Beau

Tal como me espere, el recibimiento de mi suegro no fue muy cálido, gruñó un par de veces en mi dirección, solo para ser golpeado en un costado por su mujer.  Y no solo eso, también recibió una advertencia del hombre, el cual estaba junto a la mujer con la que anteriormente vi al tal Cedric.
Hubo varios momentos en los cuales debí resistir las ganas de reír, el peor fue cuando ambos comenzaron a gruñirse uno al otro, como si eso fuera una conversación. Par de locos.

Por su parte el hombre, creo que su nombre era Ben, parecía más calmado. Al menos ahora no tenía tanto pelo. Lo que si tenía eran grandes y oscuras ojeras, que no hacían sino comprobarme lo preocupado que estaba.

—Tenemos que volver a la ciudad, hoy mismo. —dije rompiendo la guerra de gruñidos entre ambos hombres adultos y llamando la atención de los demás presentes.

No estaba seguro si Laurie había pensado en otra manera de decírselos, pero al ver que lucía demasiado asustada, tuve que tomar  el problema en mis manos. Estaba seguro de que decirles, eso no aseguraba que estuvieran de acuerdo, pero no podíamos seguir esperando, teníamos tres malditos días por delante.
En el transcurso de este tiempo, la chica incluso podría cambiar de parecer y fugarse nuevamente. Después de todo ya lo había hecho una vez.

—Si quieres irte, puedes hacerlo, pero mi hija se queda. Acaba de llegar hoy, no descanso nada y ni siquiera pudimos hablar como se debe. —lo sabía, su padre iba a poner piedras en el camino.

—Papá, tengo que ir, tú no lo entiendes…

—No Laurie, no lo entiendo. ¿Por qué el apuro? ¿Desde cuando dejas de lado a tu familia?

—¡No lo hago!

—No es lo que me estas demostrando.

—Basta Ryan, déjalos hablar. No es un viaje rápido el que han hecho, para ahora tener que repetirlo ¿No crees que tienen una buena razón? —al fin encontraba a alguien un poco razonable en este lugar.

—Gracias Jack, créeme la tenemos. —Laurie me miró, esperando que continuara y les explicara el motivo de tan repentina decisión.

—La razón por la que vinimos ahora, fue para hablar con ellos. —expliqué haciendo un gesto con el mentón hacía los padres de la chica prófuga. —Mandé un par de fotografías que Laurie me suministro, a varios conocidos en la ciudad y acaban de informarnos que la han visto. Tenemos que ir cuanto antes y ustedes deben venir con nosotros, puede volver a desaparecer si tardamos más tiempo.

—¿Encontraron a Faith?  ¿Encontraron a mi hija? —solo en este momento, pude notar un leve acento en ella.

—Sí tía, pero como sabemos son tres días de viaje, no podemos tardarnos. Ahora llamaré a unos amigos allí para que vayan por ella y traten de retenerla, pero si pudo escaparse de ustedes, allí será más sencillo. —si la chica llegara a  sospechar que su amiga le estaba contando esto a sus padres, ya estaría corriendo lo más lejos posible.

—Iré a preparar algunas cosas. —la señora se levantó y corrió por el pasillo, antes de que cualquiera pudiera negarse.

—Megan, Jack, Cedric irá con nosotros. No se si querrá quedarse hasta comenzar sus clases, pero ahora esta preparando una maleta. —él hombre asintió, como adivinando que esto sucedería.

—Iré a ayudarlo, ese chico olvidaría su cabeza si no la llevara unida al resto de su cuerpo. —la mujer nos sonrió, antes de inclinarse s besar a su esposo. —Ya vuelvo, este… ¿Podrías echarles una mano?

—Claro ángel, lo intentaré.

Laurie se acercó a mi a medida que la mujer se iba, solo para decirme que llamaría a Carmen y a Aysel, para que se quedaran con Faith hasta que llegáramos.
Volví a quedarme solo con los hombres que querían acabar conmigo y aunque creí que la madre de Laurie era alguien amable, no había rastros de ese sentimiento en la forma en que me miraba en este momento. Por lo que las cuatro personas en la habitación, esperaban conseguir un pedazo de mi.

—No me gusta tener que decir esto Beau, ¿Era Beau, verdad? —asentí, resistiendo las ansias de sonreír. —Soy alguien fácil de llevar, la mayoría del tiempo y trato de ser amable con todos, pero ella es mi hija y si la haces llorar, te arrepentirás. A diferencia de mi esposo, mi hija y los aquí presentes, no soy una loba, pero eso no me detendría de lastimarte. Una lágrima de Laurie, solo una y tú pierdes las bolas. Eso claro, antes de dejar que ellos —con sus manos señala a los tres hombres junto a ella. —desgarren cada maldita parte de tu cuerpo.

—No hace falta que me amenace señora, su hija sabe bien como defenderse. —es por esto que prefería lo casual, no tenía que aguantar amenazas de nadie.

—No es una amenaza, solo te advierto lo que sucederá. Amo a mi hija más que a nada en mundo. Ella y Jase, son mi vida. Sé que eres su compañero, por lo que no te alejaremos de ella y mi esposo—codeó a Ryan—no seguirá provocándote, es más intentará llevarse bien contigo. Pero si lo jodes, ya sabes que sucederá.

Me quedaba bastante claro que en esta familia nadie estaba cuerdo, todos, absolutamente todos, estaban dementes. Pero lo peor es que yo solo  manejé hasta aquí, para estar con ella. Y aunque ahora conocía todo el equipaje que arrastraba, seguía queriendo estar a su lado. Debería investigar si era posible contagiarme la demencia.

—Como dijo mi esposa lo intentaré, no estoy prometiendo nada. Además, en cuanto el problema con Faith se solucioné, iremos unos días a la ciudad. —alcé una ceja hacia Ryan ¿Esto era intentar llevarse bien? Claro y dentro de tres días yo me convertiría en un lobo purpura. Por favor, seguía siendo un idiota.

—Allí los esperaremos, incluso las puertas de infierno están abiertas. De esa forma comprobaran que no deben temer que algo le suceda a Laurie.

—Eso espero. —a pesar de haber propuesto una tregua, los ojos de Ryan lanzaban fuego en mi dirección.

—¡Diosa! Que bueno que Lyra es aún pequeña y no debo preocuparme por compañeros—dijo de la nada, el tal Jack, palmeando la espalda de mi suegro.

—Es una mierda amigo. Con Dylan lo sufrí y ahora veo que con Faith me sucederá lo mismo. —Ben comenzó a frotar su cabello. —Siento que podría ser incluso peor.

—Ya esta hecho, Carmen irá por ella. ¿De qué me perdí? —pececito se deslizó a mi lado, envolviendo su brazo en el mío.

—¿Esa Carmen es confiable?

—Sí tío. Carmen también es una loba—Laurie me miró con cautela, mientras absorbía la sorpresa. —Trabaja conmigo en infierno, ella prepara los tragos. Ella esta emparejada, pero aún no regresan a su manada a la espera de que Aysel, su hermana pequeña, también lo consiga.

Creí que Carmen no escondía nada y ahora comprendía que había muchas cosas que tenía ajenas.


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