23.

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Faith





-¡No la soporto, no entiendo porque debieron traerla!. -se quejó Michael, entrando a mi habitación, para luego sentarse junto a Laurie y Aryeh. -He intentado encontrarle algo agradable, pero simplemente me cae mal, no creí que sucediera, pero sucedió.

Miré a los otros dos tratando de averiguar de quien hablaba, no he conocido a nadie a quien Michael odiara o de quien preferiría alejarse, él se llevaba bien con todos.

-No le agrada Aysel, de hecho creo que ellos tuvieron odio a primera vista. -Dijo Laurie-Y aunque ella ha intentado acercarse, Michael mantiene su distancia.

-Ya les dije que no me cae bien, no hay manera de cambiarlo. Pobre Cedric, solo espero que no lo muerda o podría envenenarlo.

-Papá, deja eso ya, Aysel será tu luna.

-Luna es caperucita, no ella. -dijo cruzándose de brazos, pareciendo un niño molesto a punto de comenzar a hacer un berrinche.

-¿Por qué se esconden aquí? -Preguntó la nombrada, acercándose junto a Cedric, consiguiendo una sonrisa de Michael. Una de la cual no quisiera ser destinataria.

-Planeábamos como deshacernos de ti venenito. ¿Alguna alergia o miedo que pueda ayudarnos?

Tanto Aysel como Cedric rieron, ellos creían que él bromeaba, pero Laurie, Aryeh y yo, solo nos mirábamos un poco incomodos. No sabía que llevo a que Aysel le desagradara a Mich, pero al parecer, no había marcha atrás.

-Ninguna, no tengo alergias y mis miedos están controlados. ¿Qué hay de ti?

-Si te los dijera debería matarte. -entonces frunció el ceño unos minutos y sonrió- Pero si lo pienso mejor, te los diré.

-Aysel, es bueno verte después de tanto tiempo-dije tratando de evitar que Michael siguiera provocándola. Aunque no me perdí el "Traidora" susurrado por Mich. -¿Cómo has estado?

-No tan ocupada como tú. ¿Es que siempre te metes en líos?

-Ya lo ves, es un don. -respondí encogiéndome de hombros.

-Como sea me alegro mucho de volver a verte y más me alegra que estés bien. -me levanté y la abracé, ella y su hermana me habían acogido al llegar a la ciudad y siempre se preocuparon por mi.

-A mi me alegra verte feliz, es bueno ver que tú y este idiota por fin se ensamblaron.

Mientras me apartaba, por encima de su hombro pude ver a Gael hacerme señas para que me acerque. No sabía que quería, pero como nuestros problemas ya estaban resueltos, o en camino a ello, no dude en asentir.

-Ahora vuelvo. -Dije y empecé a caminar hacia él. -¿Qué sucede?

-¿Podemos salir un poco? Sé que hemos hablado, pero aún siento que no me he disculpado lo suficiente.

-¿Crees que podremos salir? Solo mira, hay guardias custodiando la puerta -no eran guardias, eran solo Jack y Logan. Tampoco la custodiaban, sino que estaban parados allí conversando, pero Gael entendía mi punto.

-¿Desde cuando eso te detiene?

-Tienes razón, ven veamos si podemos escaparnos.

No fue fácil hacerlo, cada cosa que pensábamos era bastante simple, pero luego de un rato, tomé las bolsas de basura y le hice un gesto a Gael.
A mitad de camino, fuimos detenidos por la voz de mi padre.

-¿A dónde creen que van?

-Sacaremos esto y entraremos, necesitamos un poco de aire. Por la Diosa papá tranquilízate, solo saldremos hasta la puerta.

-Solo hasta ahí Faith, no intentes salir, en verdad es peligroso.

-Lo sé-dije con un suspiro. -Pero Gael vendrá conmigo, no me dejara escaparme ¿Feliz?

-Ni un poco. -respondió mirando a un Gael callado.

Sin esperar más, tomé de la camiseta a Gael y comencé a jalarlo hacia afuera, si seguíamos perdiendo tiempo nunca saldríamos.
Una vez que deje las bolsas en el basurero, voltee y lo miré.

-Te escuchó.

-Caminemos un poco. -asentí y comencé a seguirlo, no iríamos muy lejos, si mis padres lo descubrían me encerrarían bajo llave, esta vez. -Nunca esperé que al volver a verte ya estuvieras con alguien más.

-Pero lo estoy Gael y ya hemos hablado de esto, creí que me habías entendido cuando te dije que te quiero, pero ahora si es un cariño más familiar.

-Lo entendí, pero es que... hasta que llegue tuve esa pequeña esperanza de que tal vez fuéramos compañeros. Imaginé miles de escenarios en los cuales podía olerte y podríamos volver a empezar.

-También lo había pensado, pero luego entendí que es mejor así. Nosotros nos queremos mucho, pero no es amor.

-¿Es amor lo que sientes por Jonás?

No esperaba esa pregunta, por lo que no sabía que responder. ¿Estaba enamorada de Jonás? Creo que era muy pronto para decirlo, pero también era un sentimiento muy fuerte, como para ignorarlo.

-La verdad siento que sí. Traté de evitarlo y escapar de todo lo que conlleva ser una loba, pero mientras más lejos lo empujaba más cerca estaba. No lo sé, a veces las cosas simplemente se dan como deben ser Gael. Como te dije antes, yo nunca hubiera venido aquí de no ser por ti, de una manera un poco extraña, eres el responsable de traerme junto a Jonás. -llevé mi mano a su mejilla y lo miré a los ojos. -Me hiciste feliz por mucho tiempo, pero es momento de que me sueltes, yo te solté y deseo con toda el alma que puedas ser feliz.

Deseaba poder conservar una amistad con él, aunque sabía que nos llevaría tiempo crear una nueva relación. Teníamos un pasado con tantas cosas buenas y malas, pero el cariño era lo que más prevalecía en nosotros.

-Aún tengo que conocer mejor a ese compañero tuyo, solo entonces podré estar tranquilo. -Sonreí y lo envolví en un abrazo.

-Gracias por entenderme.

-No me queda otra opción que hacerlo, no serviría de nada luchar, es una pelea que nunca podre ganar.

-Cuando encuentres a tu compañera veras que todo esto valió la pena.

Caminamos un poco más, sumidos en silencio, no era un silencio incomodo, sino uno necesario. Cada uno iba pensando en lo que sucedió, en lo que pudimos o no hacer diferente, pero yo no cambiaría nada.

-¿Notaste el rechazo de tu padre hacía Aysel? -pregunté de golpe más animada. -No creo nunca haberlo visto así con alguien.

-Es la edad-dijo con una sonrisa, una por la cual solía derretirme. -Pero no se te ocurra decirle que dije eso o me desheredará.

Estábamos volviendo a casa, entre bromas y risas, cuando un disparó corto la diversión.
Miré hacía todas partes, asustada de haber salido, exponiéndome inconscientemente, cuando note que Gael llevó su mano a su hombro.

-¡Mierda! ¿Estas bien? -la sangre comenzaba a salir de la herida y esperaba que sanara. Pero sabía que a pesar de ser un lobo y sanar rápido, no podría hacerlo hasta que la bala saliera de su cuerpo.

-¡Faith corre! -gruñó, alejando mis manos de él.

-¿Qué? No, no pienso dejarte aquí solo.

Él estaba loco, nunca lo abandonaría aquí, él estaba herido.

-¡Vete maldita sea! ¡Por una vez en tu vida deja de ser tan terca y escucha Faith!.

No quería hacerlo, pero él tenía razón, tenía que ir por ayuda, no podía esperar a que también me atraparan.
Pero una cosa era decirlo y otra muy diferente era poder hacerlo. Cuando me levantaba, lista para correr, sentí un fuerte golpe en mi nuca.

-Tú vienes con nosotros. -Fue lo último que oí, mientras todo se volvía negro.

Pocas pulgas    Donde viven las historias. Descúbrelo ahora