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Rubí





Llevaba tanto tiempo sin salir a divertirme, que mi cuerpo sentía un extraño hormigueo. Tenía demasiada expectativa, aunque también podría ser el hecho de que saldría con él: con Gael.
Me vi tentada a decirle que no, pero luego pensé: ¿Por qué no? ¿Qué podría pasar? Él es mi guardaespaldas y si no aprovecho a divertirme ahora que esta él, luego no lo haría.

De a momentos me sentía una anciana en el cuerpo de una joven. Era como si fuera Cristina Vélez, aunque creía que ella en mi lugar se divertiría a lo grande.
Pero ahora tenía que prepararme y necesitaba ayuda y mi hada madrina se llamaba Lorenzo. Él al ser un excelente fotógrafo, tenía un ojo especial para hacernos quedar bien.

-¿Entonces por fin saldrás de tu cueva? Dime a que se debe ese milagro.

-¿Me vas a ayudar o que?

-Obvio que si, pero quiero saber.

-Gael, mi guardaespaldas me invito y creo que será bueno distraerme un poco. -solté de manera rápida.

-Así que Gael, mmm... bueno, no se si recuerdas el vestido esmeralda que compramos en el último viaje. -claro que lo recordaba, solo que no tenía ni una idea en donde lo había guardado.

-¿Crees que ese es conveniente? La noche esta un poco fría.

-Estoy seguro de que no sentirás frio. -la insinuación en su voz era evidente.

-Deja las tonterías de lado, nadie me calentará esta noche, ¿Entendido?

-¿En serio crees esa mierda?

-Sí.

-Bueno, no diré nada más. ¿A dónde irán? -sonreí al darme cuenta que él sin dudas iba a presentarse allí, no se si para divertirse o porque la curiosidad le ganaba.

-Iremos a un bar, a Infierno. Fuimos una vez, ¿Recuerdas cuando festejamos nuestra primera investigación importante? -empecé a tirar toda la ropa de mi armario hacia abajo. Y revolví hasta dar con el dichoso vestido. Sin dudas debía organizar esto.

-¿Cómo lo voy a olvidar? Yo sigo frecuentándolo.

-Bueno ya sabes donde estaremos, digo por si quieres aparecerte.

-Lo pensaré. Ahora te dejo prepararte, envía una foto del resultado final.

Arroje el teléfono en la cama y comencé a quitarme la ropa.
Con este vestido no podía ponerme corpiño, ya que aunque tenía el pecho totalmente cubierto, la espalda era una protagonista indiscutida, ya que esta estaba abierta hasta casi ser indecorosa.

El color verde esmeralda me quedaba bien, como este vestido en general. Era precioso, corto, pero por suerte tenia mangas largas, porque no mentía, hace frio.
Gaste los siguientes veinte minutos dándole algo de forma a mi cabello y poniendo solo un poco de maquillaje. No quería que Gael creyera que me esforcé demasiado.

-Estoy lista Robocop, asi que andando.

-¿Entonces tú puedes llamarme así y yo no puedo llamarte terremoto?

-Lo haces aunque te digo que es poco profesional.

-Estas muy bonita, deberías vestirte así más a menudo. -Desvié mi mirada, sabiendo que mis mejillas podrían haberse tornado rosas.

-Claro porque vestirme y maquillarme para estar en casa es lo mejor. -me reí, sabiendo que era floja y que a veces con dificultad me peinaba para ir a trabajar.

-Tienes razón, seria difícil verte así cada día. -lo miré asombrada, solo para conseguir un pequeño guiño de su parte.

No iba a seguir jugando, por lo que tome mi cartera y le hice un gesto para que comenzara a caminar.



(***)



-Lo siento, no se porque me disculpo, pero Gael es como mi primo y apostaría mi brazo derecho a que algo ha hecho para molestarte.

-Siempre lo hace, pero esta haciendo un gran trabajo en mantenerme segura. Además no creas que es muy sencillo trabajar conmigo, soy una persona terca y no por elección, sino por herencia. -ante mi respuesta Laurie, la chica que según Gael se comprometió, estalló en carcajadas.

-Pues a diferencia de ti yo si lo soy por elección y créeme que Beau espera porque eso cambie.

Pasamos tiempo hablando sobre las distintas locuras que ella y Gael habían hecho, junto a Uriel y a otros chicos que ahora estaban en su ciudad natal.
Le pregunte donde habían crecido, pero no me respondió, evito mi pregunta, del mismo modo en que Gael lo hacía. Lo que me hacia pensar que definitivamente había algo extraño. Pero esta vez no estaba lista para dejarlo pasar, iba a volver a preguntárselo, cuando el chico de ojos celestes como el hielo se paro frente a nosotras.

-Vamos a bailar terremotito, no intentes negarte, vinimos a divertirnos, no a charlar. -Dijo comenzando a jalar mi brazo de manera delicada.

-Pero estoy bien conversando con Laurie.

-¿Te molesta que prefiera mi compañía Gaelito? -lo provocó esta, antes de tomar un trago de su bebida.

-No lo hace, solo esta siendo amable. -pero sonrió mientras Laurie volvió a llevar el vaso a su boca. -Después de todo, Rubí es mi compañera.

No sabía si eso fue algo malo, pero Laurie escupió toda la bebida fuera de su boca, comenzando a ahogarse. Él solo había dicho la verdad, por esta noche, yo era su compañera, habíamos venido juntos.

-¿Hablas en serio? -Dijo, entre tos y tos.

-Como nunca lo he sido. -Respondió y se volvió hacía mi. -Ahora bailemos antes de que haga algo muy loco.

Me deje llevar a la pista, comenzando a moverme al ritmo de la música, acoplándome a los movimientos de mi compañero de baile.

-¿Por qué ibas a hacer algo loco? -le pregunté, y mientras lo hacía pude ver a Lorenzo conversar con Uriel, al menos no se aburriría.

-Porque me esta volviendo loco verte en este vestido y no poder acercarme.

-Eso no es profesional-le recordé, deseando que le importara una mierda lo profesional en este momento.

-Tienes razón, pero es bueno que eso no me importe demasiado.

Me tomó de la cintura y ante la falta de tela pude sentir sus dedos sobre mi piel. Los escalofríos aumentaron, mientras más cerca se encontraba.
Fue así hasta que finalmente unió nuestras boca y lo perdí. Olvide el entorno, olvido que él era mi guardaespaldas, olvide mis problemas. Solo tenía en mente acercarlo a mi y aferrarme con fuerza a su cabello.

Pocas pulgas    Donde viven las historias. Descúbrelo ahora