Gael
Trabajar con Rubí podía ser un reto, a veces, pero cuando quería escuchaba los consejos de seguridad que le daba e incluso aportaba ideas para implementar.
Si me hubieran dicho el día en que la conocí, que mi compañera se acostumbraría a la idea de que este viviendo con ella e inmiscuyéndome en sus planes, me hubiera reído en su rostro sin dudarlo. Pero ahora estábamos aquí, haciendo exactamente eso.Lo único malo de esto, es que me sentía en una especie de matrimonio, una relación demasiado seria y no podía disfrutar de las deliciosas ventajas que eso me daba.
Había perdido la cuenta del número de veces que había evitado saltar sobre ella y besarla, antes de demostrarle que era el dueño indiscutido de su cuerpo.Era provocadora, sutilmente, pero no me perdía las miradas que me daba o los pequeños roces ocasionales.
Sería mucho más que un reto seguir resistiendo, pero lo haría, lograría controlarme el mayor tiempo posible.Ahora, mientras la observaba trabajar, con su rostro iluminado por la luz de la pantalla, mientras su expresión cambiaba entre preocupada y frustrada, solo deseaba acercarme y arrebatar la lapicera que estaba mordiendo. Y sin dudar lo hubiera hecho, de no haber comenzado a sonar mi teléfono.
-Hola Laurie...-comencé a decirle, una vez que conteste la llamada.
-¡Gael no sabes que sucedió! No lo imaginas, ni yo lo creo aún. ¡Por la Diosa Gael, no puedo creerlo!
Tenía una ligera idea de lo que sucedía y si era eso, ella estaba reaccionando justamente como creí que lo haría.
Laurie era fácil de leer, ella amaba a Beau y enloquecería con la propuesta.-Laurie cálmate y respira-sabía que le pedía algo imposible, pero debía intentarlo. -Ahora dime que sucedió.
-¡Me voy a casar! -gritó, provocando dos cosas: la primera, que alejará un poco el teléfono de mi oreja, antes de quedarme sordo y la segunda, que mi rostro se dividiera en dos con una sonrisa de felicidad genuina.
-¿Es en serio? ¿Cómo paso eso?
-Estábamos en infierno, ya sabes a esta hora trabajamos. Yo servía una mesa como lo hago normalmente, cuando veo a Beau subirse sobre la barra. En ese momento me asuste, no sabía que sucedía, creí que había algún problema, pero no, lo que hizo fue señalarme y pedirme que me acercara. ¡Pero no podía! Me había quedado estática en mi lugar. -la escuché dar un fuerte suspiro y luego reírse de sí misma. -No se porque creí que sería algo malo, pero entonces él empezó a decirme que era la mujer que él amaba y que ya no se imaginaba con ninguna otra, lo que es bueno o lo golpearía. Entonces dijo que había estado pensando mucho en lo que iba a hacer y sabía que era lo mejor, pero yo no entendía nada y cada vez me ponía más y más nerviosa.
-¿Y en ese momento te pidió que se casaran?
-Sí, pero dijo tantas cosas lindas antes, mientras yo estaba lista para llorar y sabes que no me gusta hacerlo, pero igual lo iba a hacer. Pero cuando dijo frente a todos en el bar, Laurie, ¿Quieres casarte conmigo?, lo perdí. Lloré, grité y asentí. ¿Cómo demonios no iba a querer? Estoy enamorada de él, pero fue tan lindo. Y eso no es todo.
-¿Qué más sucedió?
-Me dijo que planea abrir un bar en la manada, ¿Sabes lo que eso significa? Estaré cerca de mis padres, podre tener por fin todo lo que deseo, al chico que amo y a mi familia. Beau no podría hacerme más feliz.
-Ese idiota te ama, eso esta más que claro.
-Estamos por festejar, ¿Por qué no vienes un rato? -voltee a observar a mi compañera y suspiré, no podía dejarla sola.
-Me gustaría, pero estoy trabajando. La chica a la que estoy cuidando me necesita aquí.
-¿Chica? Pues tráela. Mira, aquí estarás tú, Uriel y toda la seguridad de infierno para mantenerla a salvo.
-No lo sé, veré si puedo convencerla. -pero con solo una mirada hacia Rubí, imaginé que eso sería casi imposible.
-Por favor, te esperaré aquí. -y colgó, sin darme tiempo a volver a ponerle alguna excusa.
Sin embargo estaba en lo cierto, allí Rubí no estaría descuidada, me tendría junto a ella en todo momento, estaría Uriel para ayudarme y tendríamos a la seguridad de infierno ayudando. Por lo que no estaría en peligro en ese lugar.
Además a ella le vendría bien un poco de distracción, sea lo que sea que este investigando, la esta poniendo molesta. El hecho de no conseguir información suficiente, es obvio que la estresa.-Terremotito, ¿Quieres que salgamos un rato? -pregunté, logrando que levantará la cabeza y me mirara.
-¿Eso sería seguro?
-Estarías conmigo todo el tiempo, no me alejaría de ti. -Y era la verdad, no había manera de que la dejara alejarse y perderse de mi vista.
-¿A dónde iríamos? Porque hace mucho que no salgo. Con esto no estoy diciéndote que iré, simplemente lo estoy evaluando.
-Una amiga se comprometió hoy y esta festejando, acaba de llamarme y en cuanto le dije que estoy trabajando, me pidió invitarte también. Iríamos al club infierno, ¿Lo conoces?
-Lo conozco, fui hace un año con Lorenzo, celebrábamos nuestro primer caso importante. Hubiésemos vuelto, pero luego nuestro tiempo se extralimito.
-¿Entonces que dices? ¿Te arriesgaras conmigo o te asusta demasiado? - si empezaba a conocerla, estaba en lo correcto en desafiarla.
-¿Estas tratando de manipularme? -si no hubiera sonreído, lo hubiera negado, pero viendo lo divertida que se encontraba, solo me motivo a seguir.
-Quizás, ¿Esta funcionando?
-Puede ser, o tal vez son las ganas de distraerme un rato y olvidar todo lo que ha sucedido en los últimos días. Lo que sea, tú ganas, esta vez, pero no creas que siempre te funcionará.
-Empezaré a pensar otras maneras para convencerte. -Tenía varias en mi mente, pero no era el momento indicado para ponerlas en practica.
-Te creo, pero ahora me tengo que preparar. Hace tanto que no salgo, tendré que llamar a Lorenzo, él sabrá que debo ponerme.
-¿Y por qué lo llamaras a él?
-Primero porque es mi mejor amigo y segundo, porque la mayoría de mis compras las hago con él, así que sabe que me quedará mejor. -cerró la computadora y me observó. -No te preocupes, no tardaré tanto.
Al menos conseguí convencerla de salir, estaríamos en un ambiente distinto y relajado. Solo esperaba que esta salida nos trajera algo bueno.
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Pocas pulgas
WerewolfLibertad... Laurie Adams había ansiado llegar a la ciudad desde pequeña. Las cortas escapadas que hacia junto a sus padres para visitar a sus abuelos, no eran suficientes para satisfacerla. Pero ahora con dieciocho años recién cumplidos y lista para...