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Aryeh



No lograba salir del shock del momento.
Cuando recobre el aliento, no pude dejar de sentir el olor a chocolate que venía de Samara. Había saltado sobre mi, sorprendiéndome, dejándome sin aire, me había golpeado y sin embargo ahora que podía olerla, me estaba golpeando en verdad.

La conozco desde pequeña, sé cada detalle, cada cosa de su vida y sin embargo, ahora mientras la observo, totalmente avergonzada, siento que la miro por primera vez.
Esta sentada, encorvada, con la mirada en sus pies, perdida seguramente, en algún pensamiento de auto regaño, que no servirá de nada.

Probablemente cree que estoy molesto y lo estaría. Pero es Samara, ella siempre fue algo torpe y ahora eso la vuelve adorable, porque ahora sé que es mía y debo protegerla. Y debo empezar ahora, sacándola del lugar oscuro en el que la vergüenza la dejo.
Me acerqué a ella, pero no levantó la mirada de sus pies, ni siquiera cuando hable.

—Hola. —me senté a su lado y la miré tan desprotegida, como un pollito sin su mamá.

—Lo siento, en serio no imaginas lo mal que la estoy pasando, solo quise ayudarte. ¿Te lastime mucho? —su mirada seguía baja y solo quería que me mirara.

—No, estoy muy bien. Samara, mírame—le pedí antes de tomar sus manos en las mías.

Poco a poco levantó su mirada y me miró con timidez, no quería que me miré así, quería ver quizás la dulzura habitual.

—Estoy bien, no tienes que sentirte mal, solo fue un accidente. —le di una pequeña sonrisa, junto a un apretón de manos.  Haría lo que fuera por animarla.

—Si mi papá no me alejaba hubiera seguido haciéndolo.

—Tratabas de ayudarme—ahora que lo pensaba, quitándole la preocupación, había sido un momento divertido. — Además animaste la fiesta, si que hiciste una excelente entrada.

—¡Oh por Dios! —se lamentó, volviendo a hundir su rostro entre sus manos. —Podría morir de pena ahora mismo.

—Eso no me gustaría. Olvídalo Samy, solo fue un accidente. ¿Quieres un pedazo de pastel? —ella amaba los dulces, quizás si se lo mencionaba, olvidaría lo sucedido.

—No, creo que ya me iré.

—Pero acabas de llegar, vamos ven, será divertido. —jalé de ella hacía mi, decidido a que olvidara lo que paso.

—No, de verdad prefiero terminar la noche y volver a casa. —miró a los lados y vi la razón. La mayoría la miraba con burla y de seguir así no me sorprendería que sufriera una crisis de ansiedad o algo parecido.

¿Cómo no me había dado cuenta antes? Si yo pensaba que ella estaba loca, los demás también lo harían. Con la diferencia de que mientras yo lo encontraba adorable, los demás lo verían como un defecto, algo por lo que burlarse.
Me patee mentalmente por ser tan lento en comprender, pero no me rendiría, haría que se sintiera mejor.

Tome sus mejillas y con cuidado jalé su rostro cerca del mío.

—Las fiestas son más de Gael, si quieres salir de aquí, iré contigo. —acaricié su mejilla con ternura y le sonreí—¿Estas de acuerdo?

—Pero no puedes irte.

—¿Por qué no? Ya no tengo nada que hacer aquí, pasé tiempo y ya me aburrí. Vayamos a avisarles a tus papás. —Me alejé, de mala gana, pero tomando su mano en la mía.

Ella me dejo guiarla hasta que llegamos con Logan y Sophie. Ninguno estaba muy feliz de que nos fuéramos e insistieron en llevar a Samara ellos mismos.

—No me molesta de verdad, ya estaba por irme, saben que no me gustan mucho las fiestas. —mentí, lo que no me gustaba era que mi compañera se sintiera mal.

—Pero es tu fiesta Aryeh, debes quedarte y disfrutar. —miré a Sophie y sonreí.

—Eso es más propio de Gael, sino mírenlo. — hice un gesto hacía un Gael bailando, completamente alocado junto a mi padre.

Esta imagen solo me confirmo que debía salir de aquí.

—Ellos sin dudas se están divirtiendo—negó Logan, con una sonrisa. —¿Cariño tú que dices? ¿No quieres quedarte un poco más?

—¡No! Papá quédense ustedes o me sentiría culpable, pero yo ya no tengo ánimos para una fiesta. Quiero ir a casa, preparar un chocolate caliente y sentarme a ver alguna serie. —respondió con una sonrisa forzada. Estaba orgulloso de ella por recuperar el control, por un momento creí que terminaría derrumbada.

—Esta bien, pero Aryeh ten cuidado. —no me perdí la advertencia en la voz de Logan y si no habláramos de mi compañera, podría hacerle caso, pero no había manera de que no comenzara hoy mismo con un plan para que Samara se enamorara de mi.

Ya no sería el primo, ni un amigo, ni nada parecido, desde ahora quería ser su compañero, su chico.

—Lo tendré, no te preocupes, la cuidaré. —prometí consciente de que le decía la verdad. No haría nada para lastimarla.

Luego de una rápida despedida, salimos del lugar. Ella se mantenía en silencio, seguramente seguía avergonzada. Mientras yo, trataba de encontrar algo que decirle.
¿Sería apresurado confesarle que era mi compañera? Una parte de mi creía que sí, pero otra que no.

Pero si se lo decía nunca sabría si en realidad me ama por quien soy, o porque así debe ser. Esa era la razón por la que prefería esperar.

—¿Estas seguro de esto? —preguntó de repente, haciéndome dudar sobre si no podía leer mi mente.

—También necesitaba salir, casi morí hace rato—reí al ver como se estremeció. — No vuelvas a disculparte, solo juego.

—Estaba tan preocupada, nunca quise lastimarte, solo quería ayudarte .

—Lo sé y me gusta la idea de importarte tanto como para que te preocupes por mi. —eso era un paso adelante.

—¿Cómo no me voy a preocupar si te quiero mucho?

—Yo también te quiero.

—Aryeh…—la miré, deteniendo nuestro paso. —Feliz cumpleaños.

Pasamos todo este tiempo juntos y hasta ahora lo decía, era imposible retener la risa, ella sería buena para mi.

—¿Y mi abrazo?

—La última vez que te abrace, provoque que te ahogaras.

—Ahora no estoy comiendo nada. —dije antes de jalarla y envolverla entre mis brazos. —No me gusta verte triste y menos por algo que no fue tu culpa. No estoy enojado, al contrario, estoy agradecido de que intentaras ayudarme.

—Pero ahora todos creen que estoy loca.

—Y lo estas, no trates de negarlo, nos conocemos de siempre. —ella siempre había sido igual de arrebatada. —Pero tu locura me encanta, así que lo que los demás piensen, no importa.

—Gracias Aryeh. —apretó sus brazos con fuerza a mi alrededor. —No se que haré cuando se vayan.

No debía pensar en eso, porque mi viaje iba a tener que esperar, ahora tenía algo más importante de lo que hacerme cargo.

—No pienses en eso, no te dejaré sola. —besé la cima de su cabeza y me aleje para mirar sus ojos. — Ahora vamos, le prometí a tu papá que te llevaría a casa.





Pocas pulgas    Donde viven las historias. Descúbrelo ahora