Rubí
Mientras observaba como todos bailaban, reían y conversaban, como la enorme familia que Gael había dicho que eran, me di cuenta que elegir quedarme aquí, fue sin dudas la mejor decisión que pude tomar.
¿Qué había para mi en la ciudad? Un trabajo que se llevaba mi vida, dejándome solo un poco de dinero, ni siquiera lo suficiente para justificar los peligros a los que me exponía. Por otro lado tenía muchos enemigos escondidos en cada vuelta de esquina, esperando encontrarme distraída para acabar conmigo. Pero en cambio aquí tenía personas agradables, sí, eran un poco diferentes ya que les crecía demasiado pelo, caminaban en cuatro patas y creían que su Diosa era la luna. Pero ellos no tenían maldad, lo había comprobado en este tiempo en el que interactué con la mayoría.Sonreí mientras vi a Michael subirse a una de las mesas y comenzar a bailar. A decir verdad para un hombre de su edad tenía buenos movimientos. El meneó de caderas en alguna época le habrá conseguido bastantes chicas. ¿A quien engaño? Si no tuviera a Abby, el hombre sería el caramelo que muchas quisieran comer.
-¡Fosfooooorito, ven a bailar con tu hombre! -me sorprendió que su voz se escuchará tan fuerte, incluso cuando la música parecía que podría oírse hasta la ciudad.
No sabía cual había sido la respuesta de Abby, pero sea cual sea, no lo detuvo de continuar con alocado y desenfrenado ritmo.
-¿Te estas divirtiendo terremotito? -Voltee al escuchar su voz.
Gael me observaba recostado en la columna de cemento, detrás de mi. Tenía ambas manos metidas en los bolsillos delanteros de sus pantalones cargo negro, provocando que sus hombros se marcaran y quedaran expuestos a través de la casi transparente tela de su camiseta blanca.
Él sin dudas era hijo de su padre, un caramelo que no veía la hora de desenvolver y saborear.-La verdad es que sí, tu padre es demasiado divertido y los demás son muy amables. Te agradezco por insistir en que te acompañará, creó que venir aquí ha sido un antes y un después en mi vida.
-Entonces ¿Qué dirías a la idea de quedarnos aquí? ¿Te ves estableciéndote en un lugar como este?
-Lo hago. Puedo ver que ya te enteraste de las noticias. -no podía negármelo, él sabía que había renunciado a la revista, aunque no sabia si entendía la razón.
-¿Cuándo pensabas decírmelo?
-Luego de la fiesta. Planeaba quedarme aquí, contigo, pero no sabía si iba a agradarles y prefería esperar a ver como reaccionaban. Si les agradaba, te lo contaría y si me odiaban, te lo diría una vez que volviéramos a la ciudad.
-Pero creí que tu trabajo lo era todo para ti.
-Hay cosas mucho más importantes, de esas que encuentras solo una vez y a las que debes aferrarte. Puedo conseguir un trabajo aquí, soy buena en muchas cosas. En cuanto a mis padres, he hablado con ellos y papá consiguió que su seguro por fin se hiciera cargo de su tratamiento, por lo que ya no necesitan que les envié dinero constantemente. -habíamos esperado mucho para conseguir que eso suceda y enterarme de que finalmente había sucedido, era como respirar luego de casi ahogarme en el mar. -Sin embargo les he hablado de ti e insisten en conocerte, lamento decirte esto Robocop, pero no te salvaras de conocer a mis padres.
-¿Eso significa que estamos estableciéndonos aquí?
-Me encanta estar aquí, pero lo que en realidad quiero decirte es que estamos estableciéndonos en donde tú quieras, yo soy feliz siempre y cuando tú estés conmigo. -No me importaba en donde podíamos vivir, pero mientras siga haciéndome reír, dándome todo el cariño que parecía llevar dentro, yo era feliz y no necesitaba absolutamente nada más.
-Entonces estamos estableciéndonos aquí terremotito. -esta vez no lo preguntó, sino que lo afirmó.
-Lo estamos. -suspiré y me acerqué a él. Pase mis brazos alrededor de su cuello y apoye mi cabeza en su pecho. -Pero no te estas librando de conocer a mis padres.
-No lo intentaría, ellos me amaran, ya viste como me gané a tu vecina. -me ahogué con una carcajada de eso, la vieja Cristina Vélez no contaba en todo esto.
-Ahora dime como te enteraste lo de mi renuncia.
-Oh eso, fue Uriel. Al parecer tu jefa, mejor dicho tu ex jefa, esta hecha un basilisco y no deja de atormentar a mi buen amigo. Bueno eso sin contar que nunca me dijiste que el tal Lorenzo tenía un bebé...
-¡Espera! ¿Qué? Lorenzo no tiene hijos, ¿De qué diablos estas hablando? -sabía todo sobre él, ya que pasábamos dieciséis de las veinticuatro horas juntos. Y nunca, absolutamente nunca, mencionó a un hijo.
-Según Uriel esta allí con un bebé.
No entendía de donde pudo aparecer ese bebé. Pero lo que más me extrañaba era el por qué me lo escondía.
-Tengo que llamarlo y averiguarlo todo. -Empecé a buscar mi teléfono, pero Gael detuvo mi mano, sosteniéndola entre la suya.
-Eso puede esperar terremotito, ahora estamos festejando que por fin estamos juntos. Pasé años buscándote, esperándote y ahora estas junto a mi, lo demás puede esperar, el mundo no se acabará porque nos centremos solo en el otro por un rato.
-¿Sabes algo? Tienes mucha razón, solo por hoy podemos olvidarnos de todo y simplemente divertirnos con los demás. -Miré hacía donde se encontraban todos, antes de volver a mirarlo. -Tu padre en verdad tiene los movimientos.
-Los míos son mucho mejores, algunos los conoces, pero ven, te enseñaré otros.
-¿Celoso cachorrito? -pregunté apretando su mano.
-Por supuesto que no Rubí, me dijiste que me amas. Mi padre puede agradarte, pero tu corazón es mío, como tú. -Me deje llevar, caminando detrás de él hacía donde sus amigos, sus padres y todos aquellos seres que consideraba queridos se encontraban bailando.
-Y tu corazón es mío, como todo tú cachorrito. -Me detuve deteniéndolo a él en el proceso. -Y ahora quiero besarte.
No esperé a que respondiera, simplemente me paré de puntitas de pie y uní nuestros labios.
Él tenía razón pasamos tanto tiempo solos que era momento de festejar el que por fin pudimos encontrarnos. No importan las circunstancias, lo único que importa es el ahora y esté era demasiado bueno como para ignorarlo.
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Pocas pulgas
WerewolfLibertad... Laurie Adams había ansiado llegar a la ciudad desde pequeña. Las cortas escapadas que hacia junto a sus padres para visitar a sus abuelos, no eran suficientes para satisfacerla. Pero ahora con dieciocho años recién cumplidos y lista para...