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Rubí





—Bueno ya con eso creo que es suficiente, ¿Verdad? —me había preguntado cosas básicas como mi horario de trabajo,  mi dirección, mi número de teléfono, mis posibles enemigos o como él lo pregunto, las personas a las cuales no les agradaba demasiado.

Creo que esa última pregunta fue la que se gano una buena lista de nombres, pero no era mi culpa, eran los gajes del oficio.
Las personas odiaban ser descubiertas, pero no se preocupaban en ocultarse mejor. Si lo hicieran, yo no sospecharía y no las investigaría, pero es más fácil acusarme a mi.

—No lo creo, aún tengo algunas pregunta para ti. —Crucé las manos sobre mi escritorio y lo observe con una ceja alzada.

—Pues pregunta, tengo mucho trabajo que hacer aún. —Y el tenerlo frente a mi solo me desconcentraba.

—¿Estas en pareja o viendo a alguien?

—¿Y eso es importante por qué?

—Porque debo saber si cuando este cuidándote, debo proteger también a alguien más. Si nos encontramos en una situación limite debo saber que acción tomar y no es lo mismo para uno , que para dos. —Bueno en eso tenía razón, pero no debía preocuparse.

—No, solo soy yo y no estoy viendo a nadie. —eso sonaba triste—Tengo muy poco tiempo como para tener una relación en este momento.

—Eso es bueno.

—¿Y tú? —esta vez fue él quien levantó una ceja hacía mi.

—¿Quieres saber si tengo pareja? —quería saberlo, claro que quiero, si cada vez que lo veo solo pienso en saltar sobre él.

—Serás mi guardaespaldas, debo saber si puedo contar contigo a tiempo completo o si eso te generara problemas con alguien más.

—Estoy soltero.

Asentí sin alejar mi mirada de la suya, si él esperaba que sea yo quien la aparte, estaba muy equivocado, no me dejaría intimidar.
Podía tener los ojos celestes tan claros como el hielo, pero yo tenía confianza en mi misma.

—¿Son todas las preguntas? Porque si es así, debo seguir trabajando.

—Por ahora lo son, pero mañana mismo comenzaremos a trabajar juntos. Nos vemos Rubí. —forzó la mirada más allá de mí y dijo. —Adiós Lorenzo.

—Adiós Gael, suerte.

Me quede mirando como se alejaba, en serio tenía un buen andar. No podía negarlo, era una mujer que miraba traseros, pero si ellos podían hacerlo ¿Por qué yo no?
No dañaba a nadie, los ojos eran para mirar.

—Estas en problemas—dijo Lorenzo sacándome de mi ensoñación.

—¿Por qué lo dices?

—Te gusta y no trates de negarlo, vi como lo miras. —no podía creer que fuera tan obvia.

—Es atractivo, pero siento que esconde algo y quiero saber que es.

—Solo quieres buscarle un defecto, lo haces todo el tiempo y con ese pensamiento te quedaras sola.

—Claro que no, para eso te tengo a ti.

—Sabes que te amo, pero no de esa manera. Mi amor es más familiar. —me reí ante eso, claro que lo sabía, no había manera de que fuera su tipo.

Pase el resto de la tarde trabajando, inútilmente, en mi investigación. A veces google podía ser muy útil, en cambio otras, como ahora, era una mierda total.
No podía creer que hasta ahora nadie hubiera investigado a estas criaturas. ¿Acaso nunca los habían visto? No podía ser así. ¿Pero y si los habían visto y no pudieron llegar a exponerlos? ¿Y si se habían encargado de callarlos? Había visto con mis propios ojos como se encargaron de ese chico, sin remordimientos y de no haber llegado Lorenzo por mi, podría haber sido la próxima .

Pocas pulgas    Donde viven las historias. Descúbrelo ahora