17.

4.6K 626 39
                                    

Faith




Desperté y preferí continuar con los ojos cerrados, si esto era un sueño, esperaba no despertar.
Tenía los brazos de mi compañero a mi alrededor, envolviéndome no solo en ellos, sino en su calor y en su olor. ¿Por qué me resistía a esto? Era perfecto, estar así con Jonás.

No tenía idea de que hora era, solo de que el constante sonido a mi izquierda no tardaría en despertarlo también.
¿Quién llamaba con tanta insistencia? ¿Acaso se habían enterado de lo ocurrido? Sea lo que sea podrían esperar, tenía que empezar bien la mañana.

—Buen día. —murmuré rozando sus labios con los míos. Ahora que por fin había admitido mis sentimientos, nada me impedía demostrárselos. —Sé que estas despierto, no trates de engañarme.

Me dio una pequeña sonrisa, antes de voltearse, dejándome debajo de él. La acción casi provoco que gritará, pero logré controlarme. No quería que mis padres pensaran algo que no sucedía.

—¿No se supone que es el príncipe quien besa a la princesa para despertar? —a pesar de querer reírme, solo entrecerré los ojos divertida.

—Si quieres puedo fingir estar dormida. De hecho, eso es lo que haré. —cerré mis ojos y esperé el beso.

Pero no podía esperar que Jonás hiciera algo como un leve roce. No, él hundió su rostro en el hueco de mi cuello y beso esa zona.
Era mucho para resistir, pero tan bien recibido que no estaba quejándome y mucho menos alejándolo.

—Eres una pequeña provocadora cariño. ¿Cómo te sientes hoy? —preguntó antes de terminar de levantar su rostro.

—Cómoda, pero eso ya lo sabes. Con respecto a lo otro, bueno, aún no me siento muy bien. No se si estoy de acuerdo con mudarme, no quiero que quien este haciendo esto piense que puede asustarme, pero tampoco quiero exponer a mis padres.

—Necesitas ir a un lugar seguro. No sabemos que busca, pero es más que obvio que es algo relacionado contigo. —Suspiró y empezó a acariciar mi mejilla. —Quiero centrarme en atrapar a este malnacido, pero no puedo hacerlo porque no dejo de pensar en que algo puede pasarte. Puse oficiales, creyendo que ayudarían, pero no pudieron detenerlo y casi llega a ti.

—Dejaré mi casa, pero no estoy alejándome de ti. ¿Entiendes eso Jonás?

Había pasado mucho tiempo resistiéndome a lo que sentía por él, que ahora que por fin estábamos juntos, no iba a dejarlo ir tan fácilmente.

—No puedo creer que pienses que yo te dejaría ir. Quiero que estés segura cariño, pero quiero estar contigo y ahora que por fin admites que me quieres, no tiene oportunidad de salir de mi vista. —dijo con una sonrisa, bastante descarada.

—Eso sonó en verdad como lo que diría un acosador. Creo que hablaré con mi padre acerca de este comportamiento tuyo.

—¿En serio crees que él no sabe como me comporto? Cariño, él sabe perfectamente el tipo de hombre que soy, porque él es igual. Por lo que sabe que si estoy con una chica sexy como su hija, no voy a comportarme como un célibe, sino todo lo contrario. Aún no sé como logro comportarme y no hacer cada cosa que mi mente esta imaginando.

El hecho de que sus palabras me hicieran imaginar a mi padre a su edad, portándose de este modo, solo me dio un poco de asquito.

—No hablemos de ti pareciéndote a mi padre—dije frunciendo mi ceño, logrando que él soltara una fuerte carcajada varonil.

—¿Estas de acuerdo en que salgamos esta noche? —parpadee.

—¿Es eso una invitación?

—Lo es. Estaba pensando en que ahora que has aceptado estar conmigo tengo que convencerte de que tomaste la decisión correcta.

Pocas pulgas    Donde viven las historias. Descúbrelo ahora